SICOLOGÍA ESOTÉRICA II (Extracto)

Volumen 2 del Tratado sobre los Siete Rayos

Alice Ann Bailey -Maestro Tibetano

 

 


Capítulo I

EL RAYO DEL EGO

1. El Acrecentamiento de la Influencia del Alma

ANTES de entrar a considerar este tema tal como ha sido delineado al final del primer tomo, quisiera decir algunas palabras acerca del simbolismo que emplearemos al referirnos al control del ego y de la personalidad. Todo lo que se diga al respecto intenta definir y considerar lo que es realmente indefinible, fugaz y sutil, y aunque se lo denomine energía o fuerza, tales palabras no imparten la verdadera idea. Por consiguiente al leer y considerar este tratado de sicología, se debe recordar que hablamos en símbolos, lo cual es inevitable porque nos referimos a la expresión de la divinidad en tiempo y espacio, y hasta que el hombre no sea conscientemente consciente de su divinidad y la demuestre, sólo es posible hablar en parábolas y metáforas de significado simbólico -para que sean corroboradas por medio de la percepción mística y la sabiduría del hombre iluminado. Sin tener una verdadera comprensión del significado de las palabras empleadas, se dice comúnmente que nos ocupamos de fuerzas y energías, las cuales, a medida que siguen su curso cíclicamente y actúan sobre otras energías y potencias y se entremezclan con ellas, producen esas formas de materia y sustancia que constituyen la apariencia y expresan la cualidad de esas grandes y omniabarcantes Vidas y de la Vida en la cual todo vive, se mueve y tiene su ser

La conciencia de una vida tras otra se va desenvolviendo secuencialmente de una existencia a otra, reconociendo y comprendiendo que estas vidas son en sí la suma total de todos los poderes y energías cuya voluntad es crear y manifestarse. Sin embargo, al considerar dichas energías y fuerzas, no es posible expresar su apariencia, cualidad y propósito, excepto en forma simbólica. Por lo tanto, deberían recordarse los siguientes puntos:

1. La conciencia de la personalidad corresponde al tercer aspecto de la divinidad, el aspecto creador. Actúa en materia y sustancia a fin de crear formas para que pueda expresarse la cualidad, demostrando así la naturaleza de la divinidad en el plano de las apariencias.

2. La conciencia del ego corresponde al segundo aspecto de la divinidad, el del alma, expresándose como cualidad y determinante "color" subjetivo de la apariencia. Esto lógicamente varía de acuerdo a la capacidad del alma contenida en cualquier forma, para dominar su vehículo, la materia, y expresar su cualidad innata por intermedio de la forma externa.

3. La conciencia de la mónada corresponde al primer aspecto de la divinidad, aquello que personifica la intención y el propósito divinos de la vida y emplea al alma con el objeto de manifestar el propósito inherente de Dios por intermedio de esa alma, lo cual determina la cualidad. El alma encierra el propósito y la voluntad de Dios a medida que va expresándose en siete aspectos. La mónada manifiesta el mismo propósito tal como existe, unificado en la Mente de Dios Mismo. Este conjunto de palabras prácticamente nada imparte al pensador común.

A medida que en el plano físico el hombre va comprendiendo estas tres expresiones de la Única Gran Vida, se sintoniza conscientemente con el emergente Plan de la Deidad, y toda la historia del proceso creador se convierte en la historia del conocido propósito de Dios.

En primer lugar, y también a medida que el tercer aspecto se desarrolla conscientemente, el hombre llega a conocer la materia, la sustancia y la actividad externa creadora. Luego comprende las cualidades subyacentes que la forma está destinada a revelar, y se identifica con el ego, alma o ángel solar, llegando a conocerlo como su verdadero yo, el verdadero hombre espiritual. Después comprende el propósito que se va manifestando a través de las cualidades cuando se expresan por medio de la forma. Estos párrafos resumen lo expuesto anteriormente, pero es necesario que los conceptos vertidos sobre estos temas sean claros. A medida que se profundiza el estudio, se evidencia que todo este progresivo proceso de comprensión gira alrededor de la manifestación de la forma, y tiene relación con la cualidad y el propósito de la Mente Divina. Inevitablemente resultará claro para quien ha estudiado el tema en el Tratado sobre Fuego Cósmico, que se refiere específicamente al proceso creador y al de la manifestación. Por lo tanto, se ocupa de la expresión externa de la personalidad de esa gran Vida que todo lo incluye y denominamos Dios a falta de mejor término. Debe recordarse que nuestro universo (hasta donde puede concebirlo la más elevada conciencia humana) se halla en los siete subplanos del plano físico cósmico, y que el tipo más elevado de energía, que representa para nosotros la más pura expresión del espíritu, no es nada más que la manifestación de la fuerza del primer subplano del plano físico cósmico. Por lo tanto, en lo que a la conciencia concierne, tratamos lo que podría considerarse simbólicamente como la reacción y la respuesta cerebral al propósito cósmico -la reacción cerebral de Dios Mismo.

En el hombre, el microcosmo, el objetivo del propósito evolutivo en el cuarto reino de la naturaleza, es capacitarlo para que se manifieste como alma en tiempo y espacio y se sintonice con el propósito del alma y el plan del Creador, tal como lo conocen y expresan los Siete Espíritus ante el Trono, los siete Logos planetarios. Pero aquí sólo podemos hacer alusión a un gran misterio, y es que todo lo que pueden captar los más elevados Hijos de Dios en nuestro mundo planetario manifestado, es una parcial realización del propósito y del plan del Logos solar, así como lo capta, comprehende y expresa, uno de los Logos planetarios que está (en Su lugar y período de actuación) condicionado y limitado por su propia y peculiar etapa de evolución. Una séptima parte del Plan en desarrollo se está expresando en nuestra Vida planetaria particular, y como este gran Ser no es una de las siete Vidas sagradas y, por lo tanto, no se expresa a través de uno de los siete planetas sagrados, el Plan, tal como se desarrolla en la tierra, es parte de una expresión dual del propósito, y únicamente cuando otro planeta no sagrado alcance su culminación, podrá ser comprendido el entero Plan destinado al planeta Tierra. Quizás no sea fácilmente comprendido, pues sólo los iniciados, como ya se ha dicho, pueden captar parcialmente la significación de la afirmación que dice "los dos serán uno y conjuntamente expresarán la divinidad".

Todo lo que concierne ahora a la humanidad es la necesidad de una constante y consciente respuesta a la revelación evolutiva y a la gradual captación del Plan, que le permitirá al hombre:

a. trabajar consciente e inteligentemente,

b. comprender la relación que tiene la vida con la forma y la cualidad,

c. producir esa transmutación interna que traerá a la manifestación el quinto reino de la naturaleza, el Reino de las Almas.

Todo esto debe ser llevado a cabo en el reino de la percepción o de la respuesta consciente, por intermedio de los vehículos o mecanismos de respuesta, que se perfeccionarán constantemente, ayudados por la comprensión y la interpretación espirituales.

No trataremos las preguntas principales ni nos ocuparemos de la conciencia de la vida de Dios, tal como se expresa en los tres reinos subhumanos, sino totalmente de los tres puntos siguientes:

1. La conciencia estrictamente humana que comienza con el proceso de la individualización y culmina en la dominante personalidad.

2. La conciencia egoica, la del ángel solar cuando comienza la preparación para la iniciación en el Sendero del Discipulado y culmina en el perfecto Maestro.

3. La comprensión monádica. Esta frase nada significa para nosotros porque concierne a la conciencia del Logos planetario, la cual se va comprendiendo recién en la tercera iniciación, cuando el alma domina y actúa a través de la personalidad.

El hombre, el ser humano común, es una totalidad de tendencias separatistas, fuerzas incontroladas y energías desunidas que lenta y gradualmente se coordinan, fusionan y mezclan en la personalidad separatista.

El hombre, el Ángel solar, es la totalidad de esas energías y fuerzas unificadas, mezcladas y controladas por la "tendencia a la armonía", efecto del amor, y la sobresaliente cualidad divina.

El hombre, la Mónada viviente, es la realidad velada y lo que el Ángel de la Presencia oculta. El hombre es la expresión sintética del propósito de Dios, simbolizado por la cualidad divina revelada y manifestada por intermedio de la forma. Apariencia, cualidad, vida -nuevamente nos enfrenta esta antigua triplicidad. Hablando simbólicamente, puede ser estudiada como:

1. El hombre el Ángel la Presencia.

2. La raíz el loto la fragancia.

3. La zarza el fuego la llama.

El trabajo de la evolución, por ser parte de la determinación de la Deidad de expresar la divinidad por medio de la forma, es necesariamente la tarea de la revelación y, en lo que al hombre concierne, esta revelación se expresa como acrecentamiento de la evolución del alma y en tres etapas:

1. La individualización La personalidad.

2. La iniciación El ego.

3. La identificación La mónada.

1. LAS TRES ETAPAS DEL DESARROLLO DEL EGO

Debemos recordar constantemente las siguientes afirmaciones. La personalidad es una triple combinación de fuerzas que impresionan y controlan totalmente el cuarto aspecto de la personalidad, el cuerpo físico denso. Las tres clases de energía de la personalidad son el cuerpo etérico, vehículo de la energía vital, el cuerpo astral, vehículo de la energía de la sensación o fuerza sensoria, y el cuerpo mental, vehículo de la inteligente energía de la voluntad, destinado a ser el aspecto creador dominante. La ciencia cristiana ha puesto el énfasis en esta verdad. Dichas fuerzas constituyen el hombre inferior. El ángel solar es una combinación dual de energías -la energía del amor y la energía de la voluntad o propósito-, cualidades del hilo de la vida. Cuando ambas dominan a la tercera energía, la de la mente, producen al hombre perfecto. Ellas explican el problema humano; indican al hombre su objetivo; justifican y definen la energía de la ilusión, y señalan el camino del desarrollo sicológico que conduce al hombre (desde el triángulo de la triplicidad y de la diferenciación) a través de la dualidad a la unidad.

Éstas son verdaderas prácticas, de allí la razón por la que los esotéricos ponen hoy predominante énfasis sobre la comprensión del Plan; lo mismo sucede en forma similar en el trabajo de los sicólogos al tratar de interpretar al hombre, y de allí también las diferencias respecto al mecanismo humano, de manera que al hombre se lo ve como quien dice, disecado en sus partes componentes. Se está reconociendo que la cualidad del hombre determina externamente el lugar que ocupa en la escala de la evolución, pero la sicología moderna de la escuela extremadamente materialista supone erróneamente que la cualidad del hombre está determinada por su mecanismo, mientras que el factor determinante es lo contrario.

El problema de los discípulos consiste en expresar la dualidad del amor y de la voluntad, a través de la personalidad. Esta afirmación es la verdadera enunciación de la meta del discípulo. El objetivo del iniciado es expresar la Voluntad de Dios mediante el desarrollo del amor y el sabio empleo de la inteligencia. El precedente enunciado proporciona la base para definir las tres etapas del desarrollo del ego.

Por lo tanto, ¿ qué es la individualización desde el punto de vista del desarrollo sicológico del hombre? Es la centralización del aspecto inferior del alma, la inteligencia creadora, para que pueda expresarse a través de la forma. Oportunamente será el primer aspecto de la divinidad que así se exprese. Es el surgimiento a la manifestación de la cualidad específica del ángel solar al apropiarse de una o más envolturas que constituyen su apariencia. Es la imposición inicial de una energía aplicada y dirigida sobre ese triple conglomerado de fuerzas que llamamos la naturaleza forma del hombre. Entonces aparece en el escenario de la vida el individuo que va hacia la plena coordinación y expresión. Aparece el actor y aprende su parte; hace su debut y se prepara para el día de la plena expresión de la personalidad. El alma penetra en esa forma densa y en el plano más inferior. El yo empieza a desempeñar la parte que le corresponde, expresándose por medio del egoísmo, que finalmente conduce a un ultérrimo altruismo. El ente separatista comienza así a prepararse para la realización grupal. Es un Dios que camina sobre la tierra, velado por la forma carnal, la naturaleza de deseo y la mente fluídica. Momentáneamente es presa de la ilusión de los sentidos y está dotado de una mentalidad que primero obstaculiza y aprisiona y finalmente desata y libera.

Se ha escrito mucho en La Doctrina Secreta y en el Tratado sobre Fuego Cósmico sobre el tema de la individualización. Puede ser simplemente definido como el proceso por el cual las formas de vida en el cuarto reino de la naturaleza llegan a:

1. La individualización consciente por la experimentación de la vida de los sentidos.

2. La afirmación de la individualidad por el empleo de la mente discriminadora.

3. El sacrificio final de esa individualidad en favor del grupo.

Actualmente la tarea de las masas consiste en llegar a ser conscientes de sí mismas, y están desarrollando ese espíritu o sentido de integridad o plenitud personal, que traerá como resultado una acrecentada autoafirmación -primer rasgo de la divinidad. A pesar de las complicaciones y consecuencias inmediatas en la conciencia del mundo y del estado del ser, todo ello es correcto y bueno. De allí que sea necesario guiar inmediatamente a los discípulos en todas las naciones y entrenarlos para llevar una vida de correcta aspiración, con su consiguiente preparación para la iniciación. Los padres y los maestros inteligentes de la juventud deberían emprender hoy la tarea de llevar a la actividad mundial a esos individuos conscientes que emprenderán el trabajo de autoafirmación en los asuntos actuales. La sicología de las masas que aceptan informaciones sin discriminar, obedeciendo rápida y masivamente las limitaciones impuestas a la libertad personal, sin la debida comprensión de las razones subyacentes y siguiendo ciegamente a los líderes, sólo llegará a su fin cuando se fomente inteligentemente el reconocimiento individual del yoísmo y las aseveraciones del individuo que trata de expresar sus propias ideas. Una de las ideas fundamentales subyacentes en la conducta humana e individual, radica en la necesidad de paz y armonía a fin de que el hombre pueda específicamente desarrollar su propio destino. Tal la fundamental y profunda creencia de la humanidad. La primera evidencia de la emergente autoafirmación de la masa de individuos debe ser llevada en esta dirección, pues constituirá la línea de menor resistencia. Luego le seguirá la eliminación de la guerra y el establecimiento de esas condiciones de paz que ofrecerán la oportunidad para entrenarse y obtener un cuidadoso progreso cultural. El dictador es un individuo que, bajo este proceso, ha adquirido conocimiento y poder y es un ejemplo de la eficacia del carácter divino, cuando se le permite actuar como producto del proceso evolutivo. El dictador expresa muchas de las potencialidades divinas del hombre; sin embargo algún día será un anacronismo, porque cuando la mayoría llegue a la etapa de la autoconciencia y a la potencia individual y trate de expresar plenamente sus poderes, el dictador se perderá de vista por la autoafirmación de esa mayoría. En la actualidad él representa la meta para el yo inferior, la personalidad.

No obstante, antes de que muchos hombres puedan llegar a ser autoafirmativos sin peligro alguno, debe acrecentarse el número de los que han trascendido esa etapa y también de quienes lo saben, enseñan y demuestran, a fin de que los muchos que constituyen el grupo de los inteligentes formado por individuos autoconscientes, puedan identificarse díscriminadamente con el propósito del grupo y sumergir sus identidades separatistas en las organizadas actividades y la síntesis grupales. Ésta es la predominante tarea del Nuevo Grupo de Servidores del Mundo, la cual debería ser actualmente la aspiración de los discípulos mundiales. Este trabajo de entrenar a los individuos en el propósito grupal, debe ser efectuado de tres maneras:

1. Por la impuesta identificación personal con el grupo, a través de la experiencia de la comprensión, el servicio y el sacrificio. Esto puede muy bien constituir un experimento útil y autoimpuesto.

2. Por la educación de las masas en los principios que subyacen en el trabajo grupal y el entrenamiento de una opinión pública iluminada sobre estos conceptos.

3. Por la preparación de la mayoría de los componentes del Nuevo Grupo de Servidores del Mundo para alcanzar esa gran transición en la conciencia, que llamamos iniciación.

Por consiguiente, ¿ qué es la Iniciación? La iniciación puede ser definida de dos maneras. Es ante todo entrar en un mundo dimensional nuevo y más amplio, mediante la expansión de la conciencia del hombre, para que pueda incluir y abarcar lo que ahora excluye, y de lo cual se separa normalmente cuando piensa y actúa y después introducir en el hombre esas energías características del alma y únicamente del alma -las fuerzas del amor inteligente y de la voluntad espiritual. Estas energías dinámicas actúan en toda alma que ha logrado la liberación. Este proceso de penetrar y ser penetrado debería ser simultáneo y sintético, acontecimiento de primordial importancia. Si esto sucede sucesiva o alternativamente, indica un desarrollo irregular y una condición desequilibrada. La común teoría sobre el desarrollo y la captación mental que concierne a las realidades del proceso iniciático, antes de ser experimentadas prácticamente en la vida diaria para integrarlas sicológicamente en la expresión práctica del proceso viviente en el plano físico, encierra muchos peligros, dificultades y pérdida de tiempo. La captación mental por parte del individuo es a menudo mayor que su poder de expresar el conocimiento y, en consecuencia, tenemos esos grandes fracasos y esas situaciones difíciles que han desacreditado el tema de la iniciación. Muchas personas se consideran iniciados. Quienes están tratando de serlo, lo cual no significa que lo sean, sólo son personas de buenas intenciones cuya comprensión mental sobrepasa la capacidad de sus personalidades para practicar lo que han captado. Están en contacto con fuerzas que no pueden aún manejar ni controlar; han efectuado gran parte del trabajo necesario para lograr el contacto interno, pero no han dominado la naturaleza inferior, por eso son incapaces de expresar lo que han comprendido y percibido internamente. Son esos discípulos que hablan en forma demasiado anticipada y autocentrada, presentando al mundo un ideal para el cual realmente trabajan, pero todavía son incapaces de materializarlo debido a lo inadecuado de su equipo; afirman sus creencias como si las hubieran realizado, causando gran confusión entre los ignorantes, aunque trabajan al mismo tiempo para lograr la meta. Mentalmente están en contacto con el ideal y el plan y son conscientes de las fuerzas y energías totalmente desconocidas por la mayoría. El único error que cometen es el del factor tiempo, pues afirman prematuramente lo que llegarán a ser algún día.

Cuando la iniciación llega a ser posible indica que dos grupos de energías (las de la triple personalidad integrada y las del alma o ángel solar) comienzan a fusionarse y mezclarse. La energía del alma empieza a dominar y a controlar los tipos inferiores de fuerza, y según el rayo del alma será el cuerpo en que ese control hará sentir su presencia. Esto se detallará más adelante cuando se consideren los rayos que rigen los diferentes cuerpos -mental, emocional y físico. Debe recordarse que para recibir la primera iniciación sólo es necesario evidenciar un mínimo de control egoico. Esta iniciación indica simplemente que el germen de la vida del alma ha vitalizado y ha puesto en existencia activa al cuerpo espiritual interno, la envoltura del hombre espiritual interno, lo que oportunamente permitirá al hombre en la tercera iniciación manifestarse como "un hombre en Cristo en toda su plenitud" y, en ese momento, dar la oportunidad a la mónada para que se exprese plenamente la vida, lo cual tendrá lugar cuando el iniciado se identifique conscientemente con la Vida Una. Como frecuentemente se ha dicho, puede transcurrir mucho tiempo entre la primera iniciación y la segunda, efectuándose innumerables cambios durante las numerosas etapas del discipulado. Volveremos sobre el particular más adelante cuando estudiemos las siete leyes del desarrollo del ego.

La total individualización llega a su culminación cuando se obtiene la personalidad integrada, expresándose como unidad a través de tres aspectos. Dicha expresión de la personalidad comprende:

1. La plena libertad para utilizar la mente y enfocar la atención sobre todo en lo que concierne al yo personal y sus objetivos. Esto determina el éxito y la prosperidad personales.

2. El poder de controlar las emociones y, sin embargo, utilizar plenamente el mecanismo sensorio para percibir estados y reacciones y establecer contacto con los aspectos emocionales de otras personalidades.

3. La capacidad de hacer contacto con el plano de las ideas y traerlas a la conciencia. Aunque sean después subordinadas a un propósito e interpretación egoístas, sin embargo le es posible al hombre ponerse en contacto con lo que puede ser espiritualmente conocido. La libertad de utilizar la mente supone una creciente sensibilidad a la impresión intuitiva.

4. La demostración de los muchos talentos, poderes y la expresión del genio, más la subyugación enfática de la entera personalidad para expresar algunos de esos poderes. A menudo existe ductilidad y capacidad extremas para realizar en forma eficiente muchas cosas importantes.

5. El hombre físico es con frecuencia un instrumento maravillosamente sensible a los yoes internos emocional y mental; está dotado de un gran poder magnético, posee a menudo una salud corporal elástica aunque no robusta, gran simpatía y dones personales.

Un estudio de los más destacados individuos, en todos los campos de la actual expresión mundial, cuando se los aparta de los conceptos grupales superiores y de la constante aspiración espiritual de servir a la humanidad, indicará la naturaleza de la individualidad que ha llegado a su culminación y el éxito de esta parte del plan divino. Debe observarse detenidamente que el éxito del individuo predominante es también un triunfo divino en su correspondiente tiempo y lugar, como en el caso de los grandes Hijos de Dios. Sin embargo, uno de los éxitos es la expresión del tercer aspecto de la divinidad cuando vela y oculta al alma; el otro es la expresión de dos aspectos de la divinidad (el segundo y el tercero) cuando velan y ocultan el aspecto vida de la Mónada. Cuando esto sea captado, nuestra evaluación de las realizaciones mundiales sufrirá un cambio, y veremos la vida en forma más real y sin espejismo, el cual desfigura nuestra visión y también la de las grandes personalidades. Debe tenerse en cuenta además que el éxito individual separatista evidencia, en sí mismo, la actividad del alma, pues cada individuo es un alma viviente que actúa en las envolturas inferiores de los cuerpos, y se dedica a:

1. Construir una envoltura tras otra, en sucesivas vidas, las que serán cada vez más adecuadas para su propia expresión.

2. Desarrollar una sensibilidad en las envolturas -primero en forma consecutiva y por último simultáneamente-, lo que le permitirá responder a esferas o influencias divinas cada vez más elevadas.

3. Integrar las tres envolturas en una unidad que durante tres y a veces siete vidas (ocasionalmente once), actuarán como personalidad dominante en un amplio campo de expresión, empleando la energía de la ambición para llevarlo a cabo.

4. Reorientar al yo inferior individual para que el reino de sus deseos y la satisfacción de los logros personales sean oportunamente relegados a su correcto lugar.

5. Impulsar al hombre autoafirmativo a que efectúe esas nuevas realizaciones que lo encaminarán hacia el Sendero del Discipulado y, oportunamente, al de la Iniciación.

6. Reemplazar las pasadas ambiciones personales y el autointerés por las necesidades del grupo y el objetivo de servir al mundo.

¿ No es lo antedicho suficientemente práctico?

Cuando la iniciación llega a su culminación en lo que a la humanidad concierne, surge un Maestro de Sabiduría liberado, exento de las limitaciones del individuo, recoge los frutos del proceso de la individualización y actúa en forma acrecentada como ángel solar, por estar primordialmente enfocado en el cuerpo espiritual interno; así se desarrolla constantemente la conciencia de la Presencia. Este hecho merece ser meditado y estudiado profundamente por todos los discípulos. A medida que los tres rayos que rigen la triplicidad inferior se mezclan y sintetizan y crean la personalidad vital y, a su vez, dominan el rayo del cuerpo físico denso, el hombre inferior penetra en un prolongado estado de conflicto. En forma gradual y acrecentada el rayo del alma, "el rayo de la captación persistente y magnética", como se lo denomina ocultamente, se hace más activo, entonces en el cerebro del hombre que ha desarrollado la personalidad se establece la creciente percepción de una vibración. Hay muchos grados y etapas en esta experiencia, que abarcan muchas vidas. Al principio el rayo de la personalidad y el rayo del ego parecen chocar, y se libra una constante guerra con el discípulo como espectador y dramático participante. Arjuna entra en el campo de batalla; se halla entre dos fuerzas, como un consciente e ínfimo punto de luz y de percepción sensoria. Alrededor, dentro y a través de él, las energías de dos rayos se precipitan y entablan conflicto. Gradualmente, a medida que continúa el fragor de la batalla, se convierte en un factor más activo y abandona la actitud del observador desapegado y desinteresado. Cuando se da cuenta definitivamente de lo que está en juego y vuelca decididamente el peso de su influencia, deseos y mente, a favor del alma, entonces puede recibir la primera iniciación. Cuando el rayo del alma se enfoca plenamente a través de él, y todos sus centros están controlados por ese enfocado rayo del alma, se convierte en el Iniciado transfigurado y recibe la tercera iniciación. El rayo de la personalidad ocultamente se extingue o es absorbido por el rayo del alma, y todos los poderes y atributos de los rayos inferiores son subsidiarios del rayo del alma y están coloreados por éste. El discípulo llega a ser un hombre de "Dios" -una persona cuyos poderes son controlados por la vibración dominante del rayo del alma y cuyo mecanismo sensible interno vibra dentro de la medida del rayo del alma que, a su vez, es reorientado hacia el rayo monádico y controlado por éste. El proceso se repite:

1. Los diversos rayos que constituyen el hombre inferior separatista se fusionan y mezclan para formar los tres rayos de la personalidad.

2. Éstos, a su vez, se fusionan y mezclan en una expresión sintética del autoafirmativo y dominante hombre, el yo personal.

3. Luego, los rayos de la personalidad se convierten en uno y, a su vez, se someten al rayo dual del alma. Nuevamente tres rayos se mezclan y fusionan.

4. Los rayos del alma dominan a la personalidad y los tres vuelven otra vez a ser uno, porque el rayo dual del alma y el rayo de la personalidad fusionada vibran de acuerdo a la medida de los rayos superiores del alma -siempre se considera al rayo grupal del alma como el verdadero yo del ego.

5. Después, a su debido tiempo, el rayo del alma comienza (en la tercera iniciación) a fusionarse con el rayo de la Mónada, el rayo de la Vida. El iniciado superior, por lo tanto, no es una expresión triple, sino dual.

6. Sin embargo, una vez realizada esta dualidad, tiene lugar el misterioso e indescriptible proceso llamado identificación, etapa final del desarrollo del alma. Resulta inútil agregar algo más porque todo lo que podría decirse sólo lo comprenderían quienes se preparan para recibir la cuarta iniciación y este tratado está escrito para discípulos e iniciados de primer grado.

En esta serie de etapas tenemos una vislumbre de lo que somos y podemos ser. En forma constante, el propósito en desarrollo de nuestras propias almas ("esos ángeles de persistente e imperecedero amor") tendría que controlamos más plena y profundamente y esto debería ser nuestro más firme propósito a cualquier costo y sacrificio personales, para lo cual deberíamos esforzarnos real y sinceramente.

Hemos considerado por lo tanto las tres grandes divisiones que marcan el progreso del alma hacia su objetivo. Por el proceso de la individualización, el alma llega a una verdadera autoconciencia y percepción en los tres mundos de la experiencia; el actor en el drama de la vida domina su parte. Por el proceso de la Iniciación, el alma llega a ser consciente de la naturaleza esencial de la divinidad. La participación plenamente consciente con el grupo, y la absorción de lo personal e individual en el Todo, caracterizan esta etapa en el sendero de evolución. Por último llega ese misterioso proceso en que el alma es absorbida de tal manera en la Realidad y la Síntesis supremas, mediante la Identificación, que hasta la misma conciencia del grupo se desvanece (excepto cuando se recupera premeditadamente al servir). Entonces no se conoce nada más que la Deidad -no existen separaciones entre las partes ni síntesis menores y tampoco divisiones o diferenciaciones. Podría decirse que durante estos procesos tres corrientes de energía actúan sobre la conciencia del hombre que va despertando:

a. La energía de la materia misma, al afectar la conciencia del hombre espiritual interno que emplea la forma como medio de expresión.

b. La energía del alma misma o ángel solar, a medida que se vierte sobre los vehículos y produce una energía recíproca en la forma solar.

c. La energía de la vida misma, frase sin sentido y que sólo los iniciados de la tercera iniciación pueden captar, pues aún los descubrimientos de la ciencia moderna no dan una idea real de la verdadera naturaleza de la vida.

La vida o energía esencial, es algo más que la actividad del átomo, o de ese principio viviente que produce la autoperpetuación, la reproducción, el movimiento, el crecimiento y ese no sé qué peculiar que llamamos vivencia. Quizás sea posible crear o producir el inferior o tercer aspecto de la vida en los llamados laboratorios científicos, pero es imposible reproducir o crear los otros aspectos más esenciales que actúan como respuesta consciente, el embrionario propósito inteligente que parece animar a toda sustancia. El hombre comprenderá por qué es imposible esto, sólo cuando llegue a la tercera iniciación. Nada más puedo decir, pues hasta que no se experimente dicha iniciación no lo comprenderán.

Para arrojar más luz sobre el tema de la triple expansión de la conciencia (todas estas crisis son aspectos de un gran propósito o proceso en desarrollo) denominado individualización, iniciación e identificación; se debería tener presente que estas palabras significan hoy algo para nosotros -desde el ángulo de nuestra actual etapa de evolución, cultura heredada y hábitos mentales y desde el punto de vista de las terminologías y conocimientos modernos. Más adelante, cuando sepamos más y la raza esté más iluminada, aparecerá una luz totalmente distinta. Pero considerándola por la luz que afluye de esa síntesis mayor y desde el ángulo de la visión de Aquellos cuya conciencia es superior y mayor y más incluyente que la humana, la significación de estas palabras puede ser totalmente diferente. Definir es sencillamente expresar la comprensión inmediata de la mente humana, por lo tanto, la definición puede ser considerada imperfecta y hasta errónea, desde el punto de vista de un conocimiento más amplio y una captación más incluyente de las totalidades (exactamente en el caso de un seudo hecho), de allí que toda definición y eventualmente todos los hechos son pasajeros, y también que toda exégesis va perdiendo su valor. Las verdades fundamentales de hoy aparecen más tarde como simples aspectos de verdades aún mayores, y cuando éstas se captan, la significación y la interpretación de lo considerado anteriormente importante resultará muy distinto de lo que se suponía. Esto nunca deben olvidarlo quienes lean este Tratado sobre los Siete Rayos. Cuando un iniciado lee las tres palabras consideradas aquí, se forja una idea muy distinta de la que podría tener un discípulo o persona que nunca ha estudiado ni pensado sobre estos temas y nuestro vocabulario le resulta nuevo y extraño, tiene poco significado y le es generalmente erróneo.

La vida de Dios, que ha sido sometida a los procesos de crecimiento, estímulo y desarrollo, en los tres reinos inferiores, durante la individualización, se enfoca en el cuarto reino de la naturaleza, el humano, por medio de un "ciclo de crisis", y se somete a la influencia de la energía del alma en uno de los aspectos de los siete rayos. La cualidad del aspecto forma, tal como está incorporada en la personalidad y expresada en la frase "el rayo de la personalidad", se somete a la cualidad del rayo del ego. Esas dos grandes influencias actúan y se afectan mutuamente, desarrollan do continuamente una interacción que produce modificaciones y cambios, hasta que en forma lenta y gradual, el rayo de la personalidad no es tan predominante y el rayo del alma asume firmemente el predominio. Con el tiempo se expresará el rayo del alma y no el rayo de la forma. Luego el rayo de la personalidad o de la forma, se convierte en un simple medio de expresión a través del cual la cualidad del alma puede hacer sentir poderosamente su presencia. Parte del contenido de esta idea se halla en la antigua frase oculta "la luz mayor debe extinguir el fuego menor'. Esto puede observarse simbólicamente en el poder del sol cuando aparentemente extingue el fuego al irradiar sobre él su calor.

Anteriormente mencioné que podríamos emplear las palabras Vida, Cualidad y Apariencia, en lugar de Espíritu, Alma y Cuerpo, pues expresan la misma verdad. La cualidad de la materia con la que está construida la forma humana y habitada por el alma o ángel solar, es la que normalmente cobra a la apariencia. Posteriormente esta cualidad inherente en la apariencia cambia, y la naturaleza de la cualidad de la Deidad (tal como lo expresa el alma) elimina la cualidad de las formas. Durante la etapa en que la cualidad de la materia es de mayor influencia, esa radiación material se hace sentir de tres modos, los cuales, considerados en lo que respecta a todo el proceso evolutivo y hasta donde concierne a la personalidad humana, aparecen sucesivamente cualificando el aspecto materia con sus tres cualidades principales:

1. La cualidad de la sustancia física. En esta etapa de desarrollo las reacciones del hombre son casi totalmente físicas y está sometido totalmente al rayo del cuerpo físico, etapas que tienen sus analogías en la época lemuriana y en el período infantil.

2. La cualidad del cuerpo astral. Rige al individuo durante un largo período y también más o menos a las masas humanas. Corresponde al período atlante y a la etapa de la adolescencia. El rayo del cuerpo astral es de gran poder.

3. La cualidad del cuerpo mental. En lo que concierne a la raza humana, esta cualidad sólo empieza a adquirir poder en la raza ariana, a la cual pertenece nuestra era; corresponde a la etapa de la adultez en el individuo. El rayo de la mente tiene una relación muy estrecha con el ángel solar, y existe una afiliación peculiar entre el Ángel de la Presencia y el hombre mental. La interacción e interrelación cultivadas y profundamente arraigadas, aunque a menudo no reconocidas, producen la unificación del alma con su mecanismo, el hombre en los tres mundos.

Desde el ángulo de estas tres influencias de rayo, tenemos (en la vida del aspirante) una recapitulación del triple proceso que podríamos denominar "un proceso de desarrollo de las conciencias lemuriana, atlántida y ariana". En el Sendero de Probación, el rayo del cuerpo físico debe subordinarse a los poderes que emanan de esos rayos egoicos que afluyen desde la hilera externa de pétalos del loto egoico (Véase Tratado sobre Fuego Cósmico), los pétalos del conocimiento. En el Sendero del Discipulado el cuerpo astral es subyugado por el rayo del alma a medida que afluye desde la segunda hilera de pétalos, los del amor. En el Sendero de Iniciación, y hasta la tercera iniciación, el rayo del cuerpo mental es subyugado por la fuerza de los pétalos del sacrificio, que están en la tercera hilera de pétalos. Así los tres aspectos de la personalidad son subyugados por la energía que emana de los nueve pétalos del loto egoico. Después de la tercera iniciación, la entera personalidad, compuesta de los tres aspectos, se hace sensible a la energía del fuego eléctrico puro o vida, a medida que afluye a través del cerrado "capullo que se halla en el corazón del loto egoico".

El valor de esta información consiste en que proporciona, simbólicamente, un cuadro sintético del desarrollo y de las relaciones superiores del hombre. Su peligro radica en la facultad que tiene el intelecto humano de separar y dividir, de allí que se considere que el proceso se desarrolla en etapas sucesivas cuando, en realidad, se lleva a cabo una actividad paralela y también muchas superposiciones, fusiones e interrelación de aspectos, rayos y procesos, dentro de un determinado ciclo de tiempo.

Tal es el programa para la humanidad en lo que respecta al desarrollo de la conciencia humana. En último análisis, todo el énfasis del proceso evolutivo se pone en el desarrollo de la consciente e inteligente percepción de la vida que anima las diversas formas. El estado exacto de la percepción depende de la edad del alma. Sin embargo el alma no tiene edad desde el punto de vista del tiempo, tal como la humanidad lo entiende. Es inmortal y eterna. Ante el alma pasa el caleidoscopio de los sentidos y el drama de la existencia fenoménica externa; pero a través de todos estos acontecimientos que suceden en tiempo y espacio, el alma siempre mantiene la actitud del Espectador y del Observador que percibe, observa e interpreta. En las primeras etapas, cuando la "conciencia lemuriana" caracteriza al hombre fenoménico, el aspecto fragmentario del alma, que mora en la forma y la anima e implanta en el hombre cualquier conciencia verdaderamente humana que pueda poseer, se halla inerte, incipiente y desorganizada; no posee mentalidad, tal como la comprendemos, y sólo se caracteriza por la identificación total con la forma física y sus actividades. Éste es un período de lentas reacciones tamásicas al sufrimiento, a la alegría, al dolor, al anhelo, a la satisfacción del deseo y a la intensa ansiedad subconsciente de progresar. En el transcurso de las vidas se acrecienta en forma lenta la capacidad de identificarse conscientemente y aumenta el deseo de un mayor campo de satisfacciones; el alma que mora y anima, se oculta más profundamente, y es prisionera de la naturaleza forma. Todas las fuerzas de la vida se concentran en el cuerpo físico y, en consecuencia, los deseos que se expresan son de orden físico; hay también una acrecentada tendencia a tener deseos más sutiles como los que evoca el cuerpo astral. Gradualmente la identificación del alma con la forma se transfiere desde la forma física a la astral. Hasta allí no hay nada que pueda denominarse personalidad. Existe sólo un cuerpo físico viviente y activo, con sus deseos, necesidades y apetitos, conjuntamente con la trasferencia lenta, pero constante, de un cambio de la conciencia, del vehículo físico al astral.

Con el tiempo, cuando esta trasferencia ha sido llevada a cabo con éxito, la conciencia no se identifica totalmente con el vehículo físico, sino que se centraliza en el cuerpo astral-emocional. Entonces el foco de atención del alma, actuando a través del hombre que evoluciona lentamente, reside en el mundo de deseos y el alma se identifica con otro mecanismo ¿le respuesta, el cuerpo de deseo o astral. Su conciencia se convierte entonces en "conciencia atlante". Sus deseos no son ya tan vagos ni incipientes, pues hasta ahora sólo concernían a las necesidades y apetitos fundamentales -primero, el instinto de autoconservación; segundo la propia perpetuación por el anhelo de reproducirse y, en último lugar, la satisfacción de las necesidades económicas. En esta etapa tenemos el estado de percepción del niño y del salvaje. Sin embargo, en forma gradual, se va produciendo una creciente comprensión interna del deseo y se pone menos énfasis en las satisfacciones físicas. La conciencia empieza a responder con lentitud al impacto de la mente y al poder de discriminar y elegir entre varios deseos; entonces comienza a capacitarse para emplear el tiempo en forma algo más inteligente. Empieza a sentir placeres más sutiles; los deseos son menos burdos y físicos; aparece el deseo por lo bello y un tenue sentido de los valores estéticos. Su conciencia se hace más astral-mental o kama-manásica y la tendencia de sus actividades diarias o modos de vivir y su carácter, tienden a expandirse, desarrollarse y mejorarse. Aunque todavía sigue dominado, durante la mayor parte del tiempo, por deseos irracionales, el campo de sus satisfacciones y deseos sensorios es menos animal y más definidamente emocional. Comienza a darse cuenta de sus estados de ánimo y sentimientos; lo invade un vago deseo de hallar la paz y el ansia de encontrar ese algo nebuloso llamado felicidad, factores que empiezan a desempeñar su parte. Esto corresponde al período de la adolescencia y al estado de conciencia denominado atlante, lo cual constituye la condición de las masas en los tiempos actuales. La mayoría de los seres humanos continúa siendo atlante, puramente emocional en sus reacciones y en su acercamiento a la vida. Están aún regidos predominantemente por deseos egoístas y por los impulsos instintivos de la vida. Nuestra humanidad terrestre sigue estando en la etapa atlante, mientras que los intelectuales, los discípulos y los aspirantes del mundo, van superando rápidamente esta etapa, pues han logrado la individualización en la cadena lunar, y fueron los atlantes del pasado.

Quienes trabajan hoy en el mundo deberían tener muy en cuenta estos hechos y secuencia, si desean valorar correctamente el problema mundial y guiar y enseñar debidamente a los pueblos. Generalizando, deberían también comprender que en las masas sumergidas no hay verdadera mentalidad con la cual trabajar, y necesitan ser orientadas hacia lo realmente deseable más que hacia lo verdaderamente razonable; el esfuerzo de todos los que enseñan debería estar enfocado en dirigir correctamente la energía del deseo expresado por las masas incultas y fácilmente influenciables.

Las personas más evolucionadas del mundo poseen un cuerpo mental activo, y esto sucede en gran escala en nuestra civilización occidental. La energía del rayo al cual pertenece el cuerpo mental comienza a afluir y se va afirmando lentamente. Cuando esto sucede, la naturaleza de deseos es controlada y, en consecuencia, la naturaleza física puede llegar a ser un instrumento más definido de los impulsos mentales. La conciencia del cerebro comienza a organizarse y el foco de las energías a transferirse gradualmente desde los centros inferiores a los superiores. El género humano está actualmente desarrollando la "conciencia ariana" y alcanzando la madurez. En las personas más evolucionadas tenemos también la integración de la personalidad y el control definido del rayo de la personalidad, con el consiguiente aferramiento sintético y coherente de los tres cuerpos fusionados en una unidad activa. Luego la personalidad se convierte en instrumento del alma.

Lo que antecede es una exposición sencilla y directa de un largo y difícil desarrollo evolutivo. Su misma sencillez indicará que sólo ha sido tratado en amplios delineamientos, omitiendo los infinitos detalles del proceso. El trabajo se inicia con la Individualización y continúa a través de las dos etapas finales, la Iniciación y la Identificación. Estas tres etapas marcan el progreso de la conciencia del alma desde la identificación con la forma hasta la identificación con el Yo. Estas tres palabras -individualización, iniciación e identificación.-. abarcan todo el proceso de la carrera del hombre desde el momento en que entra en el reino humano hasta que sale de ese reino en la tercera iniciación y actúa libremente en el quinto, el reino de Dios. Para entonces habrá aprendido que la conciencia es libre e ilimitada y que puede actuar en la forma o fuera de ella, según el mandato del alma o de acuerdo a como puede servir mejor al Plan. Entonces el alma ya no está condicionada por la forma. Así como el hombre puede expresarse en lo que se denomina la vida tridimensional, al recibir la tercera iniciación puede análogamente actuar activa y conscientemente en cuatro dimensiones y, en las etapas finales del Sendero de Iniciación, llegar a estar activo en la quíntuple dimensión.

Al considerar los diversos grados de expansión de la conciencia debe recordarse el hecho significativo de que existe en todo un desarrollo constante y secuencial. La vida del alma, en este gran ciclo de vida que llamamos encarnación humana, pasa, en el plano del fenómeno, a través de todas las etapas con la misma orientación, poder y continuo crecimiento y por la adaptación de la forma a las circunstancias y al ambiente, así como lo hace la vida de Dios al afluir era tras era a través de los diversos reinos de la naturaleza. A través de todo esto puede trazarse con toda claridad el paso del hilo de la conciencia en desarrollo. Las formas se construyen, utilizan y descartan. Los ciclos de vida llevan a las formas a ciertas etapas de desarrollo, necesarias para la conciencia progresivamente incluyente. Otros posteriores ciclos demuestran los efectos definidos y específicos de esta conciencia desarrollada, pues algunas vidas son predominantemente fructíferas en producir causas (frase paradójica de profundo significado) y otras en eliminar los efectos de las causas anteriormente iniciadas. Esto, por lo general, pocas veces se pone de relieve. Luego, los posteriores ciclos de vida, hacen que estos dos aspectos -conciencia y forma- establezcan una mayor armonía, produciendo así un tipo de vida totalmente distinto. La analogía de estos ciclos puede observarse en la Vida y la conciencia del Logos planetario, a medida que esa gran Vida trata de expresarse por medio de los cuatro reinos de la naturaleza.

Sin embargo (y esto es de suprema importancia) toda esta actividad, desarrollo dirigido, vivencia y propósito evolutivo, todo cuanto acontece en los reinos de la naturaleza y en las etapas de la vida condicionadora de la familia humana, además del caleidoscopio de los acontecimientos, el surgimiento de las características y tendencias, la aparición de formas con sus matices, cualidades y actividades singulares, síntesis y fusiones, anhelos, instintos y aspiraciones, manifestaciones de amor y de odio (como expresiones de la gran ley de atracción y repulsión), la creación de civilizaciones, ciencias y artes con sus maravilla y belleza -todo esto no es más que la expresión de la voluntad de ser de ciertos Seres o Vidas. Su conciencia trasciende de tal modo a la humana que únicamente los iniciados de grado elevado pueden penetrar en Su verdadero Plan. Lo que en la actualidad vemos es sólo la expresión de Sus energías en el proceso de crear formas y en el de la evolución de la conciencia. El Plan, tal como lo presienten los discípulos mundiales, al tratar de trabajar y colaborar con él, es únicamente la percepción de la parte que concierne a la conciencia humana. Hasta ahora ni siquiera hemos podido obtener una vislumbre de la vastedad del Plan sintético de otras evoluciones que no son la humana, la superhumana y la subhumana; tampoco hemos podido captar la estructura del ideal de Dios que subyace en la totalidad de los procesos manifestados, ni siquiera el de nuestro pequeño planeta. Todo lo que verdaderamente sabemos es que el Plan existe, que es muy bueno y que estamos incluidos en, y sometidos a él.

He aquí la clave del difícil problema del libre albedrío. Podría decirse que dentro de los límites de la sabia orientación del hombre inteligente existe el libre albedrío, en lo que concierne a la actividad del reino humano. Allí donde no existe actividad mental ni facultad para discriminar, analizar y elegir, no hay libre albedrío. Sin embargo, dentro de los procesos más vastos del Plan, incluyendo toda la evolución planetaria, no hay libre albedrío para el pequeño ente, el hombre, el cual está sujeto a lo que llamamos "actos de Dios", ante los cuales no tiene defensa, escapatoria ni elección. Esto encierra un indicio de la actuación del karma en el reino humano; el karma y la responsabilidad inteligente están inextricablemente tejidos y entretejidos.

Al finalizar nuestra discusión sobre los tres pasos, la Individualización, la Iniciación y la Identificación, que marcan el progreso del alma desde la identificación con la forma, hasta que ella misma y su propia identidad se pierden en una identificación más elevada con el Uno Absoluto, dirijamos nuestro pensamiento a ese punto, en tiempo y espacio, en que la conciencia espiritual se libera de todo tipo de percepción y diferenciación y también de la última sensación del yo, y se sumerge en esa sublime condición donde ya no existe el egocentrismo, tal como lo entendemos. Más adelante consideraremos las etapas en que el alma -impelida por sus cualidades peculiares de rayo- se apropia (para propósitos de la experiencia) de esas formas que pueden expresar y responder a los múltiples tipos de percepción divina.

Por lo tanto, se observará que existen aquí dos puntos de identificación en la larga experiencia del alma. Uno marca la etapa donde la forma, la materia, la sustancia, el tiempo y el espacio, son factores dominantes que aprisionan al alma dentro de su tipo de conciencia. Esto significa la identificación con la vida de la forma. El otro significa la identificación con todo lo que está fuera de la expresión de la forma y liberado de ella. Lo que ello pueda implicar está más allá del alcance de nuestra actual humanidad avanzada y es conocido en su verdadero significado sólo por esas grandes Existencias como el Cristo, el Buddha y Aquellos de análogo rango en la Jerarquía de Vidas. Las cualidades generadas y desarrolladas a través de la primera de estas identificaciones persisten y coloran la comprensión consciente, y debe recordarse que la experiencia adquirida en ella da por resultado la identificación final. Estas cualidades variarán de acuerdo al predominio de una u otra de las energías de rayo, pero, en las últimas etapas, no habrá conciencia de la cualidad o del tipo de rayo, sino simplemente un estado de Ser o vivencia que comprende la identificación con el Todo y, al mismo tiempo, "mantiene en solución" (si se puede usar un término tan inadecuado) todos los resultados de las identificaciones menores, las diversas diferenciaciones y distinciones y los variados instintos, impulsos e intuiciones de rayo. Las cualidades contenidas y expresadas y las posibles acciones, reacciones y percepciones, están siempre presentes y son susceptibles de volver a adquirirse a voluntad, pero todas se hallan bajo el umbral de la conciencia. Vivencia, Ser, Plenitud y Unidad, son las características que distinguen esta etapa altamente evolucionada, que es a su vez la base de ese ciclo evolutiva superior del cual nada sabemos, insinuado en el Tratado sobre Fuego Cósmico y en las referencias sobre los siete Senderos que se abren al adepto que ha pasado la quinta iniciación. La absorción en la Vida Una es lo que caracteriza a ese estado elevado de conciencia. Su principal característica consiste en liberarse de todo lo que significan las palabras forma y ego; de allí que muchas escrituras antiguas, cuando procuran considerar y explicar esta condición supranormal y superlativa, se ven forzadas a emplear negaciones y la denominada "doctrina de la negación". Sólo indicando lo que no es ese estado de condición o percepción, puede darse una idea de lo que esencialmente es. Estas negaciones (frecuentemente mal interpretadas por el lector occidental) son, por lo tanto, el resultado de la futilidad y lo inadecuado del lenguaje para expresar la Realidad como se conocía entonces.

Después de pasar las iniciaciones mayores, el estado de conciencia del adepto iluminado y liberado es tal, que el lenguaje sólo sirve para oscurecer e impedir la verdadera comprensión. La conciencia del iniciado es de naturaleza tan sublime que puede ser únicamente descrita en términos de liberación y negación, acentuando lo que no es. Es un estado donde no existe ni la cosa ni el ego, pues todo conocimiento egoico está reemplazado por un estado del Ser y de la conciencia, solamente susceptible de comprensión y expresión cuando la vida de la forma ya no es de utilidad para la perfecta vida espiritual. Es un estado en el que no existe individualidad, sin embargo, posee el conocimiento subconsciente y las adquisiciones de la experiencia individual. El centro de conciencia está tan lejos de cualquier identificación separada e individual, que desaparece totalmente ese factor particular y sólo la vida macrocósmica es comprendida sensible mente. Desde nuestro punto de vista actual, es un estado de inactividad, porque han desaparecido todas las reacciones individuales hacia la actividad de la materia, estado de ser que llamamos egoico, donde la Vida y la Mente ya no pueden ser impulsadas a la actividad por ninguno de los factores que hasta ahora han producido lo que hemos llamado actividad del alma y existencia de la forma.

Sin embargo, aunque la conciencia es distinta de todo lo conocido hasta ahora y sólo puede ser expresada en términos de negación, debe recordarse constantemente la verdad de que la percepción mayor debe incluir siempre a la menor. En consecuencia, todas las posibles acciones y reacciones, identificaciones y enfoques, percepciones y contactos, impulsos de rayo, acercamientos y alejamientos, y todas las posibles expresiones de la actividad y de las cualidades divinas. fenoménicas y no-fenoménicas, están incluidas en el estado del Ser, que es ahora el estado natural de la Existencia espiritual liberada e iluminada. Todas pueden recuperarse mediante la voluntad, respondiendo a una necesidad, pero el Ser espiritual no está ya sujeto o identificado con ellas. Cada una de las etapas del gran Sendero de Liberación o Iluminación que hemos considerado -Individualización, Iniciación e Identificación-, han llevado a la Vida o al hombre interno espiritual, de un punto a otro, de una cualidad a otra, de una realización a otra, de la apariencia fenoménica a la vida espiritual, de la percepción física a la percepción emocional sensoria y de allí a la separatividad y diferenciación mentales. Ha sido conducido del infierno al cielo, del cielo al Nirvana, de la vida condicionada del Ego personal a la del alma del grupo, y de allí al estado de liberación de la vida intuitiva pura. Ha pasado de la experiencia de la forma a esa completa liberación de todas las impresiones vibratorias que le corresponde demostrar a la naturaleza del Ser puro (separado de la existencia fenoménica). Pero, al mismo tiempo, nada se ha perdido de la capacidad o de la cualidad, o de la percepción sensoria. Esto está bellamente expresado en palabras en El Antiguo Comentario que se halla en los archivos de los Maestros.

"La cualidad de la vida se desvanece. Parpadea y se apaga. Sin embargo, los Benditos Seres revelan a voluntad esa cualidad. El color puro permanece.
"La naturaleza de la vida en la forma no aparece. Brilla por un momento, luego desaparece. Los Benditos Seres pueden tomar a voluntad una forma, pero todavía no son la forma.
"Los siete grandes rayos penetran en la vida manifestada. Son y sin embargo no son. Todo es y todo no es. Pero los Benditos Seres en cualquier momento pueden penetrar en la luz manifestada. Entonces llevan el poder del espíritu para satisfacer la necesidad expresada. La Luz no Los detiene; Su propósito no está aprisionado; Su voluntad no está subyugada. Aparecen y desaparecen a voluntad."

(Una expresión de esta verdad puede observarse en cada Luna llena del mes de mayo, en Tauro, cuando el Buddha se manifiesta para dar cumplimiento al Plan, bajo el imperioso mandato de su propia voluntad espiritual).

"Nada detiene a los Benditos Seres. Ni las deidades ni la forma; ni el deseo ni la mente; ni ninguna cualidad de la vida. Son la vida pura; el ser puro; la voluntad pura; el amor puro; la intención pura; esto y sólo parcialmente, es todo lo que el hombre no iluminado puede captar.
Los Benditos Seres no son, sin embargo son.
Los Benditos Seres no saben nada, sin embargo saben todo.
Los Benditos Seres no aman, sin embargo ofrecen amor divino.
Los Benditos Seres no recuerdan, sin embargo recapitulan todo.
Los Benditos Seres permanecen en estricto aislamiento, sin embargo pueden tomar una forma a voluntad.
Los Benditos Seres moran en el lugar elevado y sublime, sin embargo caminan frecuentemente sobre la tierra en la luz fenoménica.
Los Benditos Seres no se manifiestan por intermedio de la forma; sin embargo son todas las formas y todas las intenciones.

El Antiguo Comentario continúa luego en lo que podrían considerarse páginas, demostrando que los Benditos Seres no son nada y, sin embargo, son todo lo que existe; nada poseen, no obstante son en Sí Mismos la expresión de toda realidad; no habitan en parte alguna y sin embargo están en todas partes; han desaparecido, pero brillan en todo Su esplendor y pueden ser vistos. Se acumula una negación tras otra, sólo para ser rápidamente contradecida en un esfuerzo por demostrar cuán lejos de la forma, aunque la incluya, está la vida de los Benditos Seres. Esto termina con la maravillosa exhortación:

"Por lo tanto, regocíjate, oh peregrino, que vas en pos del Ser iluminado, porque ganancia y pérdida son lo mismo; la oscuridad y la luz revelan perpetuamente la Verdad; el amor y el deseo invocan eternamente a la Vida.
"Sólo desaparece el dolor. Sólo permanece la bienaventuranza -la bienaventuranza del verdadero conocimiento, del contacto real, de la divina luz, el Camino hacia Dios."

Tal el verdadero objetivo, irrealizable hasta ahora para nosotros. ¿ Qué es lo que tratamos de hacer? Recorremos el Sendero de la Liberación, y en él todo se desliza de nuestras manos; se nos despoja de todo y nos vemos, inevitablemente, forzados a desprendernos de la vida fenoménica y de la individualidad. Hollamos el Sendero de la Soledad y debemos en su oportunidad aprender que, esencialmente, no somos ni ego ni no ego. El completo desapego y la discriminación nos llevarán finalmente a una soledad tan completa que nos invadirá el horror de la gran oscuridad. Pero cuando se descorre este negro manto y la luz penetra nuevamente, el discípulo ve que todo lo que había obtenido y atesorado y luego perdido y alejado, ha sido restituido; pero con la diferencia que ya la vida no está aprisionada por el deseo. Recorremos el Sendero que lleva a la Cima de la Montaña del Aislamiento y descubrimos que es horrendo. En esa cima debemos llevar a cabo la batalla final contra el Morador en el Umbral, para descubrir también que eso es una ilusión. La alta cima del aislamiento y la batalla misma sólo son ilusiones y ficciones propias de la irrealidad, y el última bastión del antiguo espejismo y de la gran herejía de la separatividad. Entonces nosotros, los Seres Beatíficos, nos fusionaremos eventualmente en amor y comprensión con todo lo que existe. El aislamiento, etapa necesaria, es en sí una ilusión. Hollamos el Camino de Purificación y, poco a poco, se nos despoja de todo lo que apreciamos -la codicia por la forma, el deseo de ser amado y el gran espejismo del odio. Cuando desaparecen quedamos purificados y vacíos. La angustia de la vacuidad es el resultado inmediato, lo cual nos aferra y sentimos que el precio de la santidad es demasiado elevado. Sin embargo, permaneciendo en el Camino, todo el ser es repentinamente inundado de luz y amor, y se observa que dicha vacuidad constituye aquello a través de lo cual puede afluir la luz y el amor a un mundo necesitado. El ser purificado puede, entonces, habitar ese lugar donde moran los Benditos Seres y desde allí "iluminar el mundo de los hombres y de las deidades".

Existen cuatro senderos que se abren ante los discípulos del Señor del Mundo, y deben ser hollados antes de que se libere el Ser interno y el Hijo de Dios liberado pueda atravesar a voluntad lo que se denomina simbólicamente "los cuatro portales de la Ciudad de Shamballa" -esa ciudad del Altísimo Dios que está siempre impelida por la Vida de Quienes han logrado la liberación mediante la soledad, el desapego, la unidad aislada y la purificación. Comprender la nieta y el camino hacia ella es de valor en estos momentos, y los instructores de la humanidad tratan de estimular a los Hijos de Dios para que lo comprendan.

De acuerdo al tipo o cualidad de rayo, así será la reacción de la vida a las grandes etapas de Individualización, Iniciación e Identificación. Ésta es una conocida e importante verdad oculta, pero necesita ser considerada y meditada. Recordemos que estamos considerando las cualidades que rigen las apariencias y expresan la vida. Lo que en la literatura oriental se denomina "el Bendito Ser" se refiere a Aquel que expresa perfectamente cierta cualidad de rayo por medio de una apariencia fenoménica elegida y asumida a voluntad para el propósito de servir, pero no constituye una limitación ni mantiene prisionero al Bendito Ser, porque Su conciencia no está identificada con la apariencia fenoménica ni con la cualidad que expresa.

 

...

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Los problemas de los guías, de los sueños y de la depresión.

Me ocuparé de estos problemas porque tienen una excesiva preponderancia en la actualidad, debido a la actividad de los diversos grupos religiosos y sicológicamente motivados; a la tendencia de ciertas escuelas que se dedican a enseñar religión y sicología, y a la actual situación mundial, que ha sumergido a muchas personas sensibles en un estado de exigua vitalidad espiritual, acompañada por lo general por un descenso similar de la vitalidad física. Estas condiciones prevalecen en todas partes y se debe a la mala situación económica. Me ocuparé también de estos problemas antes de entrar a analizar el cuarto punto, las Enfermedades y los Problemas de los Místicos, pues éstos constituyen un grupo intermedio que incluye a muchas personas inteligentes y bien intencionadas.

El Problema de los Guías es peculiarmente difícil de resolver, porque está basado en el innato e instintivo reconocimiento de la realidad de la existencia de Dios y de Su Plan. La mayoría de los reformistas bien intencionados, explotan hoy esta inherente reacción espiritual e instintiva, pero no le han dedicado verdadera atención al sujeto o al fenómeno que responde externamente al impulso subjetivo. La mayoría de las veces es el caso del ciego que guía a otro ciego. Podríamos definir el problema que crean los guías, como el método por el cual el hombre, por autosugestión, provoca en sí mismo un estado de negatividad y (mientras se halla en ese estado) es consciente de sus inclinaciones, de los impulsos, anhelos, voces, órdenes captadas con nitidez, revelaciones sobre las normas de conducta que debe seguir y la carrera que debe profesar, además de las indicaciones generales que “Dios” le propone al atento, negativo y receptivo sujeto, respecto a sus actividades. En este estado de casi sublimada percepción de la insistente demanda, proveniente de los reinos subjetivos del ser o del pensamiento, el hombre es impelido a seguir una corriente de actividad que puede llevarlo a una permanente orientación de su vida (a veces inofensiva y otras muy deseable), o ser sólo de efecto temporario, una vez que ese anhelo de responder se haya agotado. Pero en cualquier caso, la fuente de donde surge la dirección y el origen de la guía es denominada vagamente “Dios”, se la considera divina y calificada como la voz del “Cristo interno” o dirección espiritual. Por lo general se le aplican infinidad de términos análogos, según la escuela de pensamiento a la que pertenece el individuo o la que ha logrado atraer su atención.

Con el tiempo veremos que aumentará la tendencia a ser guiados subjetivamente en una forma u otra, a medida que la humanidad se va orientando hacia lo subjetivo, percibiendo en forma más definida los reinos del ser interno y acrecentando su tendencia hacia el mundo de significados. Por esta razón deseo hacer un análisis relativamente cuidadoso de las posibles fuentes en donde se origina la orientación, para que los entes se den cuenta, por lo menos, que el tema es mucho más vasto y complicado de lo que creen, y que sería inteligente asegurarse el origen de la guía otorgada a fin de saber con más exactitud hacia donde van. No deben olvidar que la ciega e irrazonable sujeción a un guía (como sucede hoy) convierte al hombre, oportunamente, en un autómata negativo e impresionable. Si esto prevaleciera universalmente y los métodos actuales se convirtieran en hábitos arraigados, la raza perdería todo derecho a su posesión más divina, el libre albedrío. No hay temor inmediato de que esto suceda si los hombres y mujeres inteligentes reflexionan sobre el problema. Infinidad de egos avanzados vienen a la encarnación a conjurar el peligro, y también innumerables discípulos, cuyas voces se elevan claras y fuertes, abogan por el libre albedrío y la comprensión inteligente del Plan de Dios.

Podría serles de valor si enumerara nuevamente las escuelas de pensamiento cuya principal atracción consiste en ofrecer “guías”, o cuyos métodos y doctrinas tienden a desarrollar el oído interno, pero no enseñan a discernir el origen de dichos guías ni a diferenciar entre los distintos sonidos, voces y seudo instrucciones inspiradas, que el oído interno puede registrar una vez entrenado.

Las personas emotivas que pertenecen a las iglesias de cualquier denominación o creencia, tienden a buscar la forma de evadir las dificultades y vicisitudes de la vida, viviendo siempre con la sensación de la Presencia guiadora de Dios, conjuntamente con la ciega obediencia a lo que genéricamente denominan “la voluntad de Dios”. La práctica de la Presencia de Dios es en verdad un paso necesario y deseable, pero la gente debería comprender lo que ello significa y cambiar constantemente el sentido de la dualidad por el de la identificación. La voluntad de Dios podrá aparecer como la imposición de las circunstancias y condiciones de la vida, de las cuales no hay escapatoria posible; el individuo que sufre esta imposición la acepta y no trata de aminorar, ni siquiera mejorar, y a veces tampoco evitar las circunstancias. Interpreta de tal manera su situación y destino, que determina, plácida y sumisamente, vivir dentro del círculo infranqueable y de las limitaciones que le han sido impuestas. Desarrolla inevitablemente un espíritu de sumisión y obediencia, soporta, convencido, de que su situación expresa la voluntad de Dios. En los más sublimes estados de obediencia, las personas sensitivas hacen alarde de su sumisión, pero no se dan cuenta de que la voz que han escuchado es la propia. Creen que es la Dios. La comprensión, el reconocimiento de la Ley de Causa y Efecto (que actúa una vida tras otra) y la interpretación de que el problema es una lección que debe aprender, significará la liberación de la negatividad y la aceptación ciega e irreflexiva. La vida no pide obediencia ni aceptación, exige actividad. Pide que se separen los valores buenos y elevados de los indeseables; que se cultive ese espíritu de lucha que traerá organización y comprensión y permitirá entrar oportunamente en una etapa donde desempeñará una actividad espiritual útil.

Las personas que participan en la actividad de esas escuelas de pensamiento, con infinidad de nombres tales como: la Escuela de la Ciencia Mental (Mental Science), grupos del Nuevo Pensamiento (New Thought), Ciencia Cristiana (Christian Science) y muchos grupos similares, propenden a caer en un estado de negatividad basado en la autosugestión. La constante repetición del hecho (aún incomprendido) de la realidad de la divinidad, evocará oportunamente la respuesta del aspecto forma de la vida, lo cual -aunque no sea una guía verbal- constituye sin embargo el reconocimiento de una especie de guía, que impide el libre albedrío, y es una reacción en amplia escala de lo mencionado anteriormente. Así como en el primer caso tenemos la ciega aceptación de un destino indeseable, porque creen que tal es la voluntad de Dios y dicha Voluntad debe ser buena y correcta, en el otro caso existe el propósito de conmover al hombre subjetivo para que acepte una condición totalmente opuesta. Se le enseña que no existen malas condiciones, excepto las que él mismo puede crear; que no existe dolor ni nada que pueda considerarse indeseable; se le incita a reconocer que él es divino y el heredero de las edades, y que las malas condiciones, las limitadas circunstancias y los acontecimientos adversos, son producto de su propia imaginación creadora, y se le explica que en realidad no existen.

En ambas escuelas de pensamiento se enseña y recalca la verdad sobre el destino, a medida que se cumple bajo la ley de Causa y Efecto, y sobre la divinidad innata en el hombre, pero en ambos casos el hombre es un sujeto negativo y vio tima de un destino cruel, o de su propia divinidad. Premeditadamente empleo esta fraseología porque ansío que los lectores comprendan que el destino nunca ha tenido por finalidad convertir al hombre en víctima inerme de las circunstancias ni en instrumento autohipnotizado de una aseverada y no desarrollada divinidad. El hombre está destinado a ser árbitro inteligente de su propio destino y consciente exponente de su innata divinidad, el Dios interno.

Nuevamente repito, las escuelas esotéricas, teosóficas y rosacruces, tienen también (especialmente en sus aulas internas) sus propios métodos ilusorios para servir de guías. Son distintos de los dos anteriores, pero los resultados en gran parte similares, reducen al estudiante a la condición de ser guiados, a menudo dirigidos por voces ilusorias. Con frecuencia los dirigentes de dichas organizaciones pretenden estar en comunicación directa con un Maestro, o con toda la Jerarquía de Maestros, de Quienes reciben órdenes. Estos dirigentes a su vez imparten dichas órdenes a los miembros menores de la organización y esperan una rápida e indiscutida obediencia. En el sistema de entrenamiento que se imparte con la denominación de desarrollo esotérico, se ofrece como aliciente para el trabajo y la práctica de la meditación, una relación similar con el Maestro o la Jerarquía, haciéndole creer al aspirante que algún día escuchará la voz de su Maestro, que lo guiará, le dirá lo que debe hacer y le explicará la participación que tendrá en los diversos trabajos. Gran parte de las dificultades sicológicas que prevalecen en los grupos esotéricos puede atribuirse a esa actitud y a esa esperanza ilusoria que se le ofrece al neófito. En vista de esto no puedo dejar de repetir enfáticamente que:

1. El objetivo de la enseñanza impartida en las verdaderas escuelas esotéricas consiste en poner al hombre en contacto consciente con su alma y no con el Maestro.

2. El Maestro y la Jerarquía de Maestros trabajan únicamente en el plano del alma, como alma y con almas.

3. La respuesta consciente a la impresión y al Plan jerárquicos depende de la reacción sensible que pueda desarrollarse en forma permanente entre el alma del hombre y su cerebro, por conducto de su mente.

4. Deben recordarse los puntos siguientes, que cuando:

a. El hombre llega conscientemente a darse cuenta de que es un alma, entonces puede establecer contacto con otras almas.

b. Es un discípulo consciente, está en contacto con otros discípulos y colabora inteligentemente con ellos.

c. Es un iniciado, otros iniciados son realidades en su vida y en su conciencia.

d. Es un Maestro, la libertad que le otorga el Reino de los Cielos es suya, y trabaja conscientemente como miembro avanzado de la Jerarquía.

Pero -y esto es de primordial importancia- todas estas diferenciaciones se refieren a las categorías del trabajo y no a las de las personas; a las expansiones del alma y no a graduados contactos con personalidades. De acuerdo al desarrollo del alma, logrado en el plano físico, así será la respuesta al mundo de las almas, del cual la Jerarquía oculta constituye el corazón y la mente.

La guía a la cual frecuentemente responden la mayoría de los miembros que pertenecen a las escuelas esotéricas, no es la guía de la Jerarquía sino la de Su reflejo astral, por lo tanto, responden a una ilusoria y desfigurada presentación, creada por el hombre, de una gran realidad espiritual. Ellos podrían, si quisieran, responder a esa realidad.

Aparte de las escuelas comunes de ocultismo y de esoterismo que existen actualmente en el mundo hay grupos y también individuos aislados que practican diversas formas de meditación y de yoga. Esto es verdad respecto a los aspirantes occidentales y orientales. Algunas de estas personas trabajan con un verdadero conocimiento y, por lo tanto, lo hacen sin peligro; otras no sólo ignoran totalmente las técnicas y los métodos sino que desconocen los resultados que deben esperar de sus esfuerzos. Inevitablemente, el principal resultado obtenido consistirá en retrotraer internamente la conciencia, desarrollar el espíritu de introspección y orientar al hombre o mujer, hacia los mundos subjetivos internos y los planos sutiles del ser -generalmente hacia el mundo astral y raras veces hacia el mundo verdaderamente espiritual de las almas. Excepcionalmente se evoca la naturaleza mental, y los procedimientos aplicados producen la negatividad y pasividad de las células cerebrales, mientras la mente permanece inactiva y a menudo aletargada. Por lo tanto, la única zona visible de la conciencia es la astral. Así quedan excluidos los mundos de los valores físicos y tangibles y análogamente el mundo mental. Quisiera que reflexionen sobre este enunciado.

El Movimiento del Grupo Oxford también ha dado demasiada importancia a la necesidad de ser guiado, sin embargo, parece ser que no ha comprendido verdaderamente el tema, ni le ha dedicado mayor atención a la investigación incluyente de las posibles alternativas de la voz de Dios. Místicos de toda índole, que tienen una predisposición natural hacia la vida negativa e introspectiva, oyen en la actualidad voces, reciben orientación y obedecen a impulsos que ellos afirman provenir de Dios. En todas partes hay grupos que están abocados a la tarea de orientar a la gente hacia la vida espiritual, o (le comprobar el Plan de Dios, o colaborar con él en una u otra forma. Algunos de estos grupos trabajan con inteligencia y a veces sus suposiciones y esfuerzos son correctos, pero la mayoría son incorrectos y de naturaleza mayormente astral.

Esto trae dos resultados. Uno, fomenta una gran esperanza entre los trabajadores espirituales del mundo, a medida que observan la rapidez con que la humanidad se dirige hacia el mundo del correcto significado, de los verdaderos valores espirituales y de los fenómenos esotéricos. Se dan cuenta que a pesar de los errores y equívocos, la tendencia de la conciencia racial va dirigida “internamente hacia el centro de vida y paz espirituales”. El otro, es el resultado o reconocimiento de los períodos de verdadero peligro que transcurren durante este proceso de reajuste de los valores más sutiles y a no ser que haya una comprensión inmediata de las condiciones y posibilidades sicológicas y que la mentalidad de la raza llegue a comprender y a tener el sentido común, tendremos que atravesar un ciclo de profundos disturbios sicológicos y raciales antes de finalizar este siglo. En la actualidad, por ejemplo, dos factores producen un profundo efecto sicológico sobre la humanidad:

1. La incertidumbre, el temor y el recelo que prevalece, en todos los países, afecta en forma adversa a las masas, estimulándolas astralmente y, al mismo tiempo, disminuyendo su vitalidad física.

2. El impacto producido por las fuerzas espirituales superiores, sobre las personas orientadas inteligentemente y motivadas místicamente, está produciendo serias y grandes dificultades, pues derriba las barreras etéricas protectoras y abre de par en par las puertas del plano astral. Éstos son algunos de los peligros que implica el estímulo espiritual.

Por lo tanto, resultará de real valor estudiar las fuentes de donde provienen la mayoría de las seudo “guías”. Para mayor claridad y eficacia me propongo enumerarlas muy brevemente, sin hacer extensos comentarios. Ello permitirá hacer comprender al investigador inteligente y ansioso, que el tema es mucho más vasto e importante de lo que supone, y puede llevarlo a hacer un análisis cuidadoso de los “tipos de guía” y a comprender cuáles son los posibles agentes rectores de que puede ser víctima el pobre e ignorante neófito:

1. La guía o instrucción proveniente de una persona en el plano físico hacia la cual se dirige la persona guiada, la mayoría de las veces inconscientemente en busca de ayuda. Esto constituye en gran parte una relación cerebral, de naturaleza eléctrica, establecida mediante contactos conscientes en el plano físico, y facilitada grandemente por el hecho de que el neófito sabe perfectamente lo que su instructor diría en cualquier circunstancia dada.

2. La actitud introvertida del neófito o del místico, hace surgir a la superficie toda su subconsciente “vida de deseos”, lo cual, debido a su inclinación mística, y probablemente a que aspira a lograr la beatitud y la vida del espíritu, adopta ciertas tendencias de adolescente hacia la actividad religiosa y sus prácticas. Sin embargo, las interpreta como una guía definitivamente externa, y se las explica a sí mismo en tal forma que se convierten para él en la Voz de Dios.

3. La recuperación de antiguas aspiraciones y tendencias espirituales que llegan de una vida o vidas anteriores, lo cual está profundamente oculto en su propia naturaleza, pero se las puede hacer surgir a la superficie mediante el estímulo grupal. Recuerda así, en esta vida, deseos y aptitudes espirituales que hasta entonces no habían aparecido. Cree que son totalmente nuevos y fenoménicos, y los considera como mandatos divinos provenientes de Dios. Sin embargo, siempre han existido (aunque latentes) en la propia naturaleza, y son resultado de una antigua tendencia u orientación hacia la divinidad, inherente en todos los miembros de la familia humana. Es el hijo pródigo que, dialogando consigo mismo, exclama: “me levantaré e iré” -pasaje que Cristo aclara plena y bellamente en dicha parábola.

4. La guía registrada puede ser simplemente, sensibilidad a las voces, mandatos y buenas intenciones de gente benévola que está en camino de reencarnar. El actual dilema espiritual de la raza es causa del rápido retorno a la vida del plano físico de muchas almas evolucionadas. Mientras se ciernen sobre la zona limítrofe de la vida externa, esperando el momento de renacer, los seres humanos en encarnación frecuentemente establecen inconsciente y subjetivamente contacto con ellas, especialmente durante la noche cuando la conciencia está fuera del cuerpo físico. Lo que dicen y enseñan (con frecuencia bueno, por lo general mediocre, y a veces bastante ignorante) es recordado en los momentos que despierta la conciencia, y el neófito lo interpreta como la voz de Dios que lo va guiando.

5. Las guías pueden ser también de naturaleza emocional o astral, resultado de los contactos logrados en el plano astral por el aspirante -firme en su aspiración, pero débil en su polarización mental. Abarcan tantas expresiones que no puedo extenderme sobre ellas. Están coloreadas por el espejismo; un sin número de líderes, conductores y organizaciones bien intencionados extraen su inspiración de estas fuentes. No contienen verdadera ni duradera guía divina. Podrán ser inofensivas, afables, bondadosas y bien intencionadas; podrán nutrir la naturaleza emocional, desarrollar la histeria o la aspiración; podrán despertar la ambición de la víctima y conducirla por los desvíos de la ilusión, pero no constituyen la voz de Dios ni la de miembro alguno de la Jerarquía, y son tan divinas como pudiera serlo la voz de cualquier instructor común en el plano físico.

6. La guía que se ha captado puede ser también el resultado de la sintonización telepática del sujeto, con la mente o mentes de otras personas. Esto sucede frecuentemente cuando se trata de personas inteligentes y de quienes están mentalmente enfocadas. Constituye una especie de telepatía directa, pero inconsciente. Por lo tanto; la guía proviene de otras mentes, o de las mentes enfocadas de un grupo de trabajadores con los cuales el hombre puede tener afinidad a sabiendas o no. Las guías que así se imparten podrán tenerse en forma consciente o inconsciente, y ser de calidad buena, mala o neutra.

7. Los mundos mental y astral están llenos de formas mentales con las cuales es posible hacer contacto e interpretarlas como guías. Los Guías de la raza pueden emplear dichas formas mentales para ayudar y guiar a la humanidad. También pueden ser utilizadas por fuerzas y entidades indeseables. Por lo tanto dichas formas mentales tienen su utilidad, pero cuando un hombre las interpreta cono guías divinas, que constituyen una orientación infalible (la cual evoca y exige una ciega e indiscutible aceptación), se convierten en una amenaza para el libre albedrío del alma y no tienen valor alguno.

8. En consecuencia, la guía es de muchos tipos y puede provenir de personas encarnadas o no, y clasificarse desde lo excelente a lo pésimo. Éstas incluyen la ayuda ofrecida por los verdaderos iniciados y adeptos, a través de sus activos discípulos y aspirantes, y esas actividades mentales y astrales que desarrollan las personas inteligentes comunes, incluso las egoístas y emocionalmente orientadas. Debe recordarse que el verdadero iniciado o discípulo, nunca trata de controlar a una persona ni le indicará, como si impartiera órdenes, la acción que debería emprender. Innumerables personas sintonizan la enseñanza que las mentes entrenadas trasmiten a los discípulos, o captan telepáticamente las poderosas formas mentales creadas por los pensadores del mundo, o los miembros de la Jerarquía. De allí que haya tantas erróneas interpretaciones y tantos seudo-guías. A veces los hombres se apropian de lo que está destinado a un grupo, o de la sugerencia dada por un Maestro a Su discípulo.

9. También dichas guías provienen de la propia y poderosa personalidad integrada del hombre, que a menudo no la reconoce por lo que es. La ambición, el deseo o los propósitos vanidosos de la personalidad, podrán descender del cuerpo mental y plasmarse en el cerebro y, sin embargo, el hombre, en su conciencia cerebral, creerá que le llega desde una fuente externa y foránea. Sin embargo, él ha respondido todo el tiempo a los mandatos e impulsos de su propia personalidad. Esto frecuentemente ocurre a tres tipos de personas:

a. Aquellos cuyo ego o personalidad pertenecen al sexto rayo.

b. Los que están abiertos a los espejismos del plano astral, debido a la sobreestimulación del plexo solar.

c. Los que son susceptibles, por una u otra razón, a la menguante energía pisciana.

10. Como es sabido, la guía puede provenir de la propia alma del individuo, cuando por la práctica de la meditación, la disciplina y el servicio, ha establecido contacto con ella y existe, por consiguiente, un canal directo de comunicación entre el alma y el cerebro, a través de la mente. Cuando dicha comunicación es clara y directa, constituye la verdadera guía divina proveniente de la divinidad interna. Sin embargo, si la mente no se ha desarrollado, ni existe pureza de carácter y el hombre no está totalmente libre del control de la personalidad, la comunicación podrá ser distorsionada y mal interpretada. La mente debe aplicar debidamente la verdad o la guía impartida. Cuando se capta correcta y verdaderamente la divina voz interna, sólo entonces la guía es infalible y la voz del Dios interno habla con claridad a Su instrumento, el hombre, en el plano físico.

11. Cuando esta última forma de guía se haya establecido, estabilizado, fomentado, desarrollado y comprendido, será posible lograr otros tipos de guías espirituales. Para ello se debe pasar a través de, o someterse a la norma de valores que constituyen el alma misma. La percepción del alma es parte de la percepción total. El reconocimiento de la percepción del alma acontece en forma gradual y progresiva en lo que respecta al hombre en el plano físico. Las células cerebrales deben ser despertadas paulatinamente y desarrollada la correcta respuesta interpretativa. Por ejemplo, cuando el hombre es consciente del Plan de Dios, creerá que un Maestro o un miembro de la Jerarquía le imparte informaciones sobre dicho Plan, y podrá también pensar que el conocimiento le llega por medio del contacto inmediato establecido con una forma mental del Plan. El obtener e interpretar correctamente este conocimiento, forzosa y sencillamente reconoce aquello que su alma inevitablemente sabe, porque su alma es un aspecto del alma universal y parte integrante de la Jerarquía planetaria.

Existen otras fuentes de donde provienen las guías, las inspiraciones y las revelaciones, pero para los propósitos sicológicos de nuestro estudio bastará lo antedicho.

Ahora entraremos en el tema de los sueños que está adquiriendo tanta importancia en las mentes de ciertos sicólogos eminentes y en determinadas escuelas de sicología. De ninguna manera abrigo la intención de criticar o atacar sus teorías. Han llegado a establecer un hecho muy importante y significativo -la realidad de la interna vida subjetiva de la humanidad, fundada en antiguos recuerdos, en las enseñanzas actuales y en contactos de distintos tipos. La verdadera comprensión de la vida de sueños de la humanidad establecerá:

1. La realidad de la reencarnación.

2. La realidad de que durante el sueño o inconsciencia se realiza alguna actividad.

3. La realidad del alma, aquello que persiste y tiene continuidad.

Estos tres hechos proporcionan una línea definida de acercamiento a los problemas que estamos considerando y, si los analizáramos, corroborarían la posición adoptada por los esotéricos.

El origen de la palabra soñar es en sí discutible y no se conoce nada verdaderamente positivo ni comprobado al respecto. Pero tiene mucha importancia lo que de ella se infiere y lo que sugiere. El Diccionario Webster, autoridad reconocida, le da dos orígenes a la palabra. Uno deriva de la raíz sánscrita que significa “dañar o herir”, el otro, de la raíz anglosajona que significa “goce o alegría”. ¿ No contendrán ambas derivaciones cierta medida de veracidad, y al buscar su antiguo origen y raíz, no se podrá descubrir el verdadero significado? En cualquier caso dos conceptos emanan del estudio comprensivo de estas derivaciones.

Primero, que los sueños originalmente fueron considerados indeseables, probablemente porque revelaban o indicaban, en la mayoría de los casos, la vida astral del que soñaba. En la época atlante, cuando el hombre poseía una conciencia básicamente astral, los sueños controlaban casi totalmente su conciencia física externa. En esos días, la orientación de la vida diaria, la vida religiosa y sicológica (tal como existía) se fundaba en la perdida ciencia de los sueños, y es esta perdida ciencia la que el sicólogo moderno (aunque no le agrade la idea) está recobrando rápidamente y tratando de interpretar. La mayoría de las personas (aunque no todas) que necesitan atención e instrucción sicológica poseen conciencia atlante, y este hecho ha inducido al sicólogo a poner inconscientemente el actual énfasis sobre los sueños y su interpretación.

Desearía volver a repetir que la verdadera sicología aparecerá y se aplicarán las correctas técnicas cuando el sicólogo esté bien seguro (como primera y necesaria medida) a qué rayo pertenece el paciente, las implicaciones astrológicas y el tipo de conciencia que posee (Ariana o Atlante).

En el transcurso del tiempo, los sueños de las mentes más inteligentes eran cada vez más de naturaleza futurista e idealista, y a medida que surgían a la superficie, eran recordados y registrados, y comenzaron a controlar en tal forma el cerebro del hombre que el énfasis puesto por el anglosajón en la alegría y el goce, oportunamente llegó a convertirse en la descripción de la generalidad de los sueños. Aquí tenemos el origen de las utopías, las fantasías y las presentaciones idealistas de la belleza y la alegría futuras que caracterizan la vida mental del ser humano evolucionado, las cuales han sido expresión de las esperanzas (aún no cumplidas) expuestas en La República de Platón, en El Paraíso Recuperado de Milton y en las mejores producciones utópicas, idealistas y creadoras, de nuestros poetas y escritores occidentales. Así Oriente y Occidente presentan una teoría sobre los sueños -de naturaleza astral e intuitiva superior- que constituye un cuadro completo de la vida de deseos de la raza. Esta vida de deseos abarca toda la gama, desde las ideas indecentes y la bestialidad inmunda que a veces extraen los sicólogos de sus pacientes (revelando una vida de deseos y una conciencia astral de orden muy inferior), hasta los proyectos idealistas y los bien concebidos paraísos y órdenes cósmicas que corresponden a las clases superiores de aspirantes. Sin embargo, todos ellos tienen cabida dentro del reino de los Sueños. Esto también atañe a los sueños relacionados con la frustración sexual y los ideales no realizados; todos indican la existencia de un anhelo muy poderoso para satisfacer el egoísmo, o para mejorar y lograr el bienestar del grupo.

Dichos sueños podrán contener en sí mismos antiguas ilusiones y espejismos astrales muy fuertes y poderosos, debido a su antiguo origen y al deseo racial, o de lo contrario personificar la respuesta sensible de la humanidad evolucionada a los sistemas y regímenes de vida que aguardan en la zona periférica de la manifestación, esperando la futura precipitación y expresión.

Esto les indicará cuán vasto es este tema, porque no sólo incluye los hábitos astrales del pasado de la raza, que tienden no sólo -cuando existen ciertas condiciones patológicas o están fomentadas por las inquietantes frustraciones- a dominar, sino también a incluir la capacidad de los aspirantes del mundo orientados espiritualmente para hacer contacto con los planes designados para la raza, considerándolos como posibilidades deseables.

Habiendo explicado así el alcance de este tema, me agradaría hacerles notar que sólo procuro, en el limitado tiempo que dispongo, realizar dos cosas:

1. Tratar brevemente las condiciones que fomentan los sueños.

2. Indicar las fuentes donde pueden originarse los sueños y qué los produce.

No espero que el sicólogo común acepte estas teorías, pero en alguna parte habrá quienes poseen mentes suficientemente amplias como para aceptar algunas de las sugerencias y así beneficiarse y, por cierto, beneficiar también a sus pacientes.

Las principales causas que producen una angustiosa vida de sueños, consiste, en todos los casos, en la frustración o en la incapacidad que tiene el alma para imponer sus deseos o designios sobre su instrumento, el hombre. Estas frustraciones se agrupan en tres categorías:

1. Frustración sexual. Este tipo de frustración conduce en muchos casos, especialmente en la persona común, a darle excesiva importancia al sexo y a una incontrolada imaginación sexual, a celos sexuales, pocas veces reconocidos, o a un escaso desarrollo físico.

2. Ambición frustrada. Esto produce la retención de los recursos de la vida, una constante angustia interna, despierta la envidia, el odio, la amargura y la intensa antipatía por los que triunfan, y es causa de múltiples anomalías.

3. Amor frustrado. El sicólogo común quizás incluiría esto bajo la denominación de frustración sexual, pero el esotérico no lo considera así. Podrá haber una plena satisfacción sexual o una completa liberación de su aferramiento y, sin embargo, el amor magnético externo del sujeto sólo hallará frustración y falta de respuesta.

Donde haya estos tres tipos de frustración existirá, frecuentemente, una vida de sueños vívida y malsana, impedimentos físicos de diversa índole e infelicidad cada vez más profunda.

Observarán que estas frustraciones constituyen, como es de esperar, simples expresiones del deseo frustrado, y es en este sector particular (ligado con la conciencia atlante) donde necesaria y principalmente el sicólogo moderno lleva a cabo su trabajo. En el esfuerzo por conducir al paciente a una comprensión de su dificultad y de acuerdo a lo que constituye la línea de menor resistencia, el sicólogo se esfuerza por aliviar la situación, enseñándole a evocar y a hacer que surjan a la superficie de su conciencia los episodios olvidados y su vida de sueños. A menudo olvidan dos factores importantes, que es la fuente fructífera de los frecuentes fracasos en traer alivio. Primero, cuando el paciente desciende a las profundidades de su vida de sueños traerá a la superficie no sólo esas cosas indeseables de su “vida de deseos” no reconocida, sino también lo que estuvo presente en vidas anteriores. Penetra en un pasado astral muy remoto. No hace tan sólo eso sino que -a través de la puerta abierta de su propia vida astral- puede extraer de, o sintonizarse con la vida astral de la raza. Entonces logra hacer surgir el mal racial que quizás no tenga relación personal con él. Esto es muy peligroso, pues podría ser mucho más poderoso que la capacidad actual del hombre para manejarlo.

Segundo, en el deseo de verse libre de lo que contiene dentro de sí mismo y le produce dificultades, en el deseo de agradar al sicólogo (fomentado por algunos de ellos bajo el método de trasferencia) y en el deseo de producir lo que cree que el sicólogo quiere que él produzca, frecuentemente extraerá de su imaginación personal y de la imaginación colectiva, o se sintonizará telepáticamente con la imaginación de quien trata de aliviarlo y ayudarlo. Por lo tanto, produce algo que fundamentalmente es falso y engañoso. Éstos dos puntos exigen cuidadosa atención, pues hay que proteger al paciente de sí mismo, de la vida mental racial circundante y también del sicólogo que trata de ayudarlo. Esto es algo difícil de realizar ¿no es verdad?

Ahora quisiera intercalar algo que creo necesario y sugestivo. Se pueden aplicar tres principales métodos para ayudar a la persona que busca asistencia sicológica, cualquiera sea al caso y el sujeto. Tenemos ante todo el método que ya hemos tratado, el cual hurga el pasado del paciente, trata de desentrañar esas condiciones básicas determinantes y ocultas en los acontecimientos ocurridos en su niñez o infancia. Se dice que los acontecimientos descubiertos proporcionan una dirección o giro equívoco a la naturaleza de deseos, o a la vida mental; inician la predisposición a tener complejos-gérmenes y constituyen en consecuencia la fuente de toda dificultad. Este método (aunque el sicólogo no se dé cuenta) puede conducir a vidas pasadas, abriendo así una puerta que muy bien pudo dejar cerrada hasta poder abrirla sin peligro alguno.

El segundo método, que a veces va combinado con el anterior, consiste en llenar el momento actual con una ocupación constructiva y creadora, expulsando así los elementos indeseables de la vida mediante el poder dinámico expulsor que ejerce el nuevo interés absorbente y supremo. Quisiera indicarles que este método podría aplicarse con menos peligros si la vida subjetiva de los sueños y las dificultades ocultas no fueran tratadas por lo menos temporariamente. Este método constituye (para la persona término medio, de conciencia estrictamente atlante, pero que ahora ha comenzado a desarrollar la actividad mental), por lo general, una forma sólida y segura de trabajar, siempre y cuando el sicólogo obtenga la colaboración comprensiva de la persona implicada,

El tercer método que ha sido aprobado por la Jerarquía, y sus miembros emplean en su trabajo, consiste en hacer surgir conscientemente el poder del alma. Este poder entonces afluye a través de la vida, de los vehículos y de la conciencia de la personalidad limpiando y purificando así todos los aspectos de la naturaleza inferior. Será evidente, sin embargo, que dicho método sólo es útil para quienes (y existen muchos en la actualidad) han alcanzado ese grado de desenvolvimiento al que se puede llegar y entrenar la mente y, por lo tanto, el alma puede impresionar al cerebro, vía la mente.

Si se estudian estos tres métodos se llegarán a comprender los tres sistemas que los sicólogos podrían elaborar y desarrollar a fin de manejar los tres tipos de conciencia moderna -la Iemuriana, la inferior que existe hoy en nuestro planeta; la atlante, la que más prevalece hoy, y la ariana que se está desarrollando y desenvolviendo con gran rapidez. Actualmente los sicólogos aplican el método inferior para ayudar a todos los grupos y estados de conciencia. Esto realmente no parece ser muy inteligente, ¿verdad?

Ahora surge el interrogante sobre el origen de los sueños. También aquí, como en los casos que consideramos en conexión con el origen de los llamados guías, enumeraré simplemente los orígenes y dejaré que el estudiante de sicología aplique adecuadamente la información cuando enfrente algún problema vinculado con los sueños. Estas fuentes son aproximadamente diez, y podrían definirse de la manera siguiente:

1. Los sueños producidos por la actividad cerebral. En estos casos el sueño del sujeto es muy liviano. Realmente nunca abandona su cuerpo y el hilo de la conciencia no se retira totalmente como sucede cuando se duerme profundamente o se está inconsciente. Por lo tanto, se identifica íntimamente con su cuerpo; debido al retiro parcial del hilo de la conciencia, está en un estado de aturdimiento y de confusa autoidentificación, más bien que dormido. Este estado podrá persistir durante toda la noche o en las horas que duerme. Pero por lo general sólo persiste durante las dos primeras horas y más o menos una hora antes de volver a la total conciencia vigílica. Los problemas, preocupaciones, placeres, aflicciones, etc., de las horas vigílicas, agitan todavía las células cerebrales, pero el reconocimiento y la interpretación de estas impresiones vagas y agitadas es insegura y de naturaleza confusa. No se le debe dar ninguna importancia a este tipo de sueños. Indica nerviosidad física y poca disposición para dormir, pero no tiene una profunda significación sicológica ni significado espiritual. Son los más comunes en la actualidad, debido al predominio de la conciencia atlante y a la tensión bajo la cual viven hoy los pueblos. Es muy fácil darle indebida importancia a las divagaciones desatadas, estúpidas y confusas de un cerebro inquieto, sin embargo, la dificultad reside en que el hombre no duerme profundamente.

No es bueno inducir a soñar, ni entrenar a las personas para que recuerden su vida de sueños, cuando por naturaleza duermen profundamente y poseen la capacidad de dormirse fácilmente y no sueñan. La evocación de los sueños tal como se lleva acabo mediante los métodos empleados por ciertas escuelas de sicología, sólo debería aplicarse forzosamente (si se puede emplear esta palabra) por la determinación de la voluntad durante las etapas posteriores en el Sendero. Hacerlo previamente produce a menudo una especie de continuidad de conciencia que agrega más complejos del plano astral a los de la vida diaria del plano físico; pocas personas son lo bastante competentes para manejar ambos y, cuando se persiste en el esfuerzo de evocar los sueños, las células cerebrales no descansan y puede sobrevenir insomnio. La ley de la naturaleza ordena que todas las formas que tienen vida deben a veces dormir.

Ahora analizaremos dos tipos de sueños, en relación con la naturaleza astral o emocional, que se tienen con mucha frecuencia.

2. Los sueños en que se recuerdan cosas. Dichos sueños constituyen el recuerdo de cosas vistas y sonidos oídos, mientras se duerme, en el plano astral. En este plano se halla generalmente el hombre cuando el hilo de la conciencia se separa del cuerpo. En dicho caso participa de ciertas actividades, o adopta la posición del espectador que ve cosas reales, actuaciones, personas, etc., etc., así como una persona las ve cuando camina en la calle de una gran ciudad, u observa desde una ventana. Estas cosas y sonidos generalmente dependerán de la vida de deseos y de las predilecciones del sujeto, lo que le agrada o no, lo que desea y le atrae. Buscará y frecuentemente hallará a aquellos que ama; a veces buscará y hallará a aquellos a quienes quiere hacerles daño y tendrá la ocasión de herir a los que odia; se favorecerá a sí mismo, participando en el cumplimiento de lo que desea, lo cual siempre es posible imaginativamente en el plano astral. Dichos deseos abarcarán toda la gama, desde el deseo de la satisfacción sexual hasta el anhelo del aspirante, espiritualmente orientado, por ver al Maestro, al Cristo o al Buddha. Las formas mentales creadas por los similares deseos de la multitud satisfarán sus deseos y, al despertar, traerá consigo les recuerdos de esa satisfacción en forma de un sueño. Los sueños relacionados con las satisfacciones astrales son ilusorios y evocados y relacionados por uno mismo, sin embargo, indican una experiencia real, aunque sólo se haya realizado astralmente, lo cual será de valor para el sicólogo interesado, dentro de lo que puedan indicarle las tendencias caracterológicas del paciente. No obstante, puede surgir una dificultad Dichas formas mentales (a las cuales el hombre ha respondido y ha encontrado en ellas una satisfacción imaginaria) personifican la expresión de la vida de deseos de la raza y existen, en consecuencia, en el plano astral para que todos las vean. Muchas personas las ven, hacen contacto con ellas y pueden identificarse con las mismas al regresar a la conciencia vigílica. En realidad, no han hecho más que registrar estas formas mentales del mismo modo que se puede registrar el contenido de un escaparate al pasar delante. Por ejemplo, algo horrible puede inducir a una persona a relacionar inocentemente un sueño, que en realidad es sólo el registro de algo que ha visto o experimentado, de lo cual ha sido testigo durante el tiempo que dormía, pero con el cual no tiene ninguna conexión. Esta experiencia la asocia con desagrado y disgusto y, con mucho sentimiento, relata su experiencia al sicólogo y frecuentemente le da una interpretación que le revela las profundidades del mal que testimonian, aparentemente, sus deseos no realizados. El sicólogo saca a la superficie los anhelos inexpresados, le advierte al sujeto que éstos desaparecerán cuando se los enfrentan, y que el fantasma de su desorden mental y sicológico será conjurado. A no ser que el sicólogo posea verdadera iluminación, culpará al sujeto que está bajo su cuidado, de haber tenido una experiencia que nunca ha pasado, pues sólo fue testigo. Expongo esto como un ejemplo de lo que ocurre muy a menudo y produce mucho daño. Hasta que los sicólogos no acepten que la vida de la humanidad continúa durante el sueño, al separarse del cuerpo físico por la noche, con frecuencia cometerán tales errores. Las implicaciones son evidentes.

3. Los sueños que constituyen recuerdos de actividades reales. Dichos sueños registran actividades verdaderas. No han sido simplemente observadas, registradas y relatadas por el sujeto. Cuando una persona ha alcanzado:

a. Un estado de verdadera integración del cuerpo astral y del cuerpo vital o etérico, además del cuerpo físico, entonces estos tres aspectos funcionan armónicamente.

b. La capacidad de emprender una actividad ordenada mientras duerme. Entonces el hombre puede plasmar en el cerebro físico el conocimiento de estas actividades y al volver a la conciencia vigílica las lleva a la práctica mediante el cuerpo físico.

Por lo tanto los sueños del hombre en realidad serán ni más ni menos que la relación de la continuidad de las actividades desplegadas durante el día, tal como se llevaron a cabo en el plano astral. Constituirán simplemente el registro, impresionado en el cerebro físico, de sus actividades y emociones, sus propósitos e intenciones y sus conocidas experiencias. Éstas son tan reales y verídicas como cualesquiera de las que registra el cerebro durante las horas vigílicas. No obstante, en la mayoría de los casos, son registros parciales y de naturaleza mixta, porque los espejismos, las ilusiones y las percepciones de lo que hacen los demás (según se registran en la segunda categoría de sueños explicada anteriormente) podrán producir todavía algún efecto. Los registros mixtos y las erróneas identificaciones, etc., conducen a muchas dificultades. El sicólogo debe tener en cuenta:

a. La edad o experiencia del alma del paciente; determinar si el paciente ha participado en forma ilusoria en el sueño relatado, o ha sido una actividad percibida o registrada, o un real y verdadero acontecimiento experimentado por el hombre mientras dormía.

b. La capacidad del sujeto para recordar perfectamente la experiencia relatada, capacidad que depende de haber establecido previamente la continuidad de conciencia, de manera que en el momento de regresar, el cerebro del hombre implicado es fácilmente impresionado por la experiencia del verdadero hombre, cuando se halla fuera del cuerpo.

c. Que el paciente no desea impresionar al sicólogo su innata honestidad, el control que ejerce sobre su imaginación y la capacidad para expresarse verbalmente.

Respecto a los discípulos y aspirantes avanzados la situación es algo distinta. La integración realizada ha involucrado a la mente y también al alma. La actividad registrada, plasmada y relacionada, es la del servidor en el plano astral. Las actividades que interesan al servidor del mundo son, por lo tanto, muy distintas de las que ha experimentado y relacionado anteriormente. Concernirán a los actos asociados con otras personas, al cumplimiento del deber que incluye a otras personas, la enseñanza impartida a los grupos, más que a los individuos, etc. Cuando se estudien cuidadosamente estas diferencias, el sicólogo del futuro (que deberá ser un esotérico) las reconocerá como muy reveladoras, porque indicarán en forma muy interesante el estado espiritual y la relación jerárquica del paciente.

4. Los sueños de naturaleza mental. Éstos se originan en el plano mental y presuponen una conciencia que está llegando a ser por lo menos más sensible mentalmente. De todas maneras no se registran en la conciencia cerebral vigílica hasta que no haya cierta medida de control mental. Aquí podría agregar que una de las principales dificultades que enfrenta el sicólogo, al tratar de interpretar los sueños de su paciente, se basa no sólo en su incapacidad de ubicarlo esotéricamente en el tipo de rayo a que pertenece, estado evolutivo, aspectos astrológicos y características que le son inherentes, sino que también está enfrentando la incapacidad del paciente para explicar sus sueños correctamente. Lo que se le presenta al sicólogo es una descripción confusa e imaginativa de las reacciones cerebrales, fenómenos astrales y (donde hay cierto equilibrio intelectual) también algún fenómeno mental. Pero no posee capacidad para hacer diferenciaciones. Esta confusión se debe a la falta de alineamiento y de una verdadera relación mental entre la mente y el cerebro. Por lo tanto, se repite el caso del “ciego que guía a otro ciego”.

Los sueños de origen mental son fundamentalmente de tres tipos:

a. Los sueños basados en el contacto establecido con el mundo de las formas mentales. Esto abarca un vasto reino de antiguas y modernas formas mentales como también a esas formas nebulosas e incipientes. Su origen es estrictamente humano y forman parte definida de la gran Ilusión. Constituyen en la mayoría de los casos, el esfuerzo que realiza el hombre para interpretar la vida y su significado en el transcurso de las épocas. Se mezclan con el alma del espejismo que es de naturaleza astral. Es evidente que estas formas mentales abarcan todos los temas posibles. No personifican la vida de deseo de la raza, pero conciernen a los conceptos de los hombres sobre las ideas e ideales que -en el transcurso de las épocas- han controlado la vida humana y, por lo tanto, son la base de la historia.

b. Los sueños de naturaleza geométrica en los cuales el sujeto se da cuenta de esos diseños, formas y símbolos básicos que constituyen los anteproyectos de los arquetipos que determinan el proceso evolutivo, produciendo oportunamente la materialización del Plan de Dios. También constituyen los grandes símbolos de la conciencia del hombre en desarrollo. Por ejemplo, el reconocimiento del punto, la línea, el triángulo, el cuadrado, la cruz, el pentágono y símbolos similares, significa simplemente el reconocimiento de un vínculo con y basado en ciertas líneas de fuerza que han determinado el proceso evolutivo hasta la fecha. En todas las razas hay siete formas análogas que evolucionaron y fueron reconocidas; para nuestro actual propósito tenemos veintiún símbolos básicos que en forma geométrica encierran los conceptos determinantes de las civilizaciones lemuriana, atlante y ariana. Será interesante saber que aparecerán catorce más. Los símbolos que ya han evolucionado están profundamente arraigados en la conciencia humana y conducen, por ejemplo, al constante empleo de la cruz con sus numerosas y diversas formas. En la actualidad dos símbolos están adquiriendo forma, como base de la civilización venidera, el loto y la antorcha flamígera, por eso su frecuente aparición en las meditaciones y los sueños de los aspirantes del mundo.

c. Los sueños que constituyen presentaciones simbólicas de las enseñanzas recibidas en el Aula del Aprendizaje, mientras duermen los aspirantes y discípulos en el nivel más elevado del plano astral y en el Aula de la Sabiduría, en el plano mental. En la primer aula la raza ya aprendió lo mejor, mediante la experiencia atlántica y en el mundo del espejismo, a través de los cuales puede hacerse una inteligente elección. El Aula de la Sabiduría personifica la enseñanza que las dos razas venideras desarrollarán y desenvolverán; con ese fin son entrenados el discípulo y el iniciado.

Lo único que puedo hacer es indicar de esta manera la naturaleza de estas tres experiencias mentales básicas que hallan su camino en la vida de sueños del hombre en el plano físico. Éstas las expresa como sueños relacionados, trabajo creador e ideales expresados, que están forjando la conciencia humana.

5. Los sueños que registran el trabajo realizado. Esta actividad la lleva a cabo el aspirante mientras duerme y cuando se halla ausente del cuerpo, y la realiza:

a. En la zona limítrofe entre el cuerpo astral y el cuerpo físico.

b. En la denominada “tierra estival” donde se centra toda la vida de deseo de la raza y adquieren forma todos los deseos raciales.

c. En el mundo del espejismo, que es parte del plano astral y contiene el pasado, fertiliza la vida de deseos del futuro inmediato.

Estos aspectos y esferas de actividad son reales. Los aspirantes que logran actuar con cierta conciencia en el plano astral están abocados, en un nivel u otro, a desarrollar alguna actividad o trabajo constructivo. Dicha actividad, realizada en forma egoísta (pues muchos aspirantes son egoístas) o en forma altruista, constituye en su mayor parte el material de los denominados seudo sueños, como los describe el ciudadano común inteligente. No se les debe poner mayor atención de la que se les concede a las actividades comunes y a los acontecimientos de la vida diaria, que tienen lugar en el plano físico durante la conciencia vigílica, ni interpretarlas misteriosamente o dilucidarlas en forma simbólica. Estas actividades son de tres tipos:

a. La actividad que desarrolla el paciente mientras duerme, cuando está libre del cuerpo físico.

b. La observación de las actividades que despliegan otros, de las cuales tiende a apropiarse involuntaria y erróneamente, debido a la tendencia egocéntrica de la mente humana común.

c. La instrucción impartida por quienes son responsables de su desarrollo y entrenamiento.

Este tipo de sueños prevalece cada vez más a medida que se perfecciona el alineamiento de los cuerpos astral y físico y se desarrolla lentamente la continuidad de conciencia. Dicha actividad implica actividad religiosa, las distintas facetas de la vida sexual (pues no todas son físicas, aunque se relacionen con el problema de los pares de opuestos y la esencial dualidad de la manifestación), la actividad política, artística y creadora, y muchas otras formas de expresión humana, las cuales son tan variadas y diversas como las que despliega la humanidad en el plano físico, y éstas son la fuente de mucha confusión en la mente del sicólogo y deben ser analizadas y consideradas cuidadosamente.

6. Los sueños telepáticos. Son simplemente el registro, en la conciencia del cerebro físico, de acontecimientos reales que se comunican telepáticamente de una persona a otra. Un amigo o pariente que ha tenido una experiencia, trata de comunicarla a su amigo o -en un momento de crisis- piensa intensamente en él. Esto lo registra en la mente el amigo y con frecuencia lo recupera mientras duerme, recordándolo al despertar como si hubiera sido una experiencia personal. La mayoría de los sueños que describen las personas son registros de experiencias pasadas por otras personas, y que el hombre percibe apropiándoselas honestamente para sí.

Ahora llegamos a esos sueños que constituyen parte de la experiencia de esas personas que han establecido un contacto definido con el alma, y están en proceso de establecer un estrecho vínculo con el mundo de las almas. Las “cosas del reino de Dios” se despliegan ante ellos, y los fenómenos, los acontecimientos, las ideas, la vida y el conocimiento del reino del alma, se registran con acrecentada exactitud en la mente. De la mente son transferidos o plasmados en las células cerebrales. Por lo tanto, tenemos:

7. Sueños que son dramatizaciones del alma. Este tipo de sueño corresponde a la actuación simbólica del alma cuando tiene el propósito de instruir, advertir u ordenar a su instrumento, el hombre, en el plano físico. Estos sueños simbólicos y dramatizados son cada vez más numerosos en el caso del aspirante y del discípulo, especialmente durante las primeras etapas del contacto con el alma. Pueden manifestarse mientras duerme y también durante el período o proceso de la meditación. Únicamente el hombre que tiene conocimiento de sí mismo puede interpretar en forma correcta este tipo de sueños. Es evidente además que los tipos de rayo al cual pertenecen el alma y la personalidad, determinarán en gran parte, el tipo de simbolismo y la naturaleza de la dramatización empleados. Esto por lo tanto debe determinarlo el sicólogo antes de dar una interpretación inteligente y útil.

8. Los sueños relacionados con el trabajo grupal. En este tipo de sueño el alma entrena o capacita a su vehículo, el hombre inferior, para desarrollar una actividad grupal. Estos sueños constituyen la analogía superior de los tratados ya en el punto cinco. El trabajo grupal involucrado no se lleva a cabo en los tres mundos de la expresión humana, sino en el mundo de la vida y la experiencia del alma. El conocimiento y el propósito del alma están implicados; podrá registrarse el trabajo que se realiza en el grupo de un Maestro y considerarlo como un sueño a pesar de su realismo y ocurrencia básicamente fenoménica. Las realidades del reino de Dios se infiltrarán durante un tiempo en la conciencia cerebral en forma de sueños. La mayoría de las experiencias registradas en los escritos místicos de occidente, durante los últimos siglos, corresponde a esta categoría, lo cual merece una cuidadosa reflexión.

9. Los sueños donde se reciben instrucciones. Encierran las enseñanzas dadas por su Maestro a su discípulo aceptado. De estos no me ocuparé. Cuando el hombre está en condición de recibir conscientemente estas instrucciones, mientras duerme y está ausente del cuerpo, o durante la meditación, debe aprender a dirigirlas en forma correcta, de la mente al cerebro, e interpretarlas con exactitud. El Maestro las comunica al alma del hombre. Luego el alma las plasma en la mente que se ha mantenido firme en la luz. y después la mente, a su vez, las formula en formas mentales, que luego son precipitadas al cerebro expectante y pasivo. De acuerdo al desarrollo mental y a la cultura del discípulo, así será su respuesta y el correcto empleo de la enseñanza que le ha sido comunicada.

10. Sueños conectados con el plan Mundial, el plan solar y el esquema cósmico. Éstos podrán abarcar desde el cerebro mismo y las experiencias registradas por los mentalmente desequilibrados, hasta las enseñanzas inteligentes y mesuradas de los conocedores mundiales. La enseñanza le es comunicada al discípulo mundial y éste puede considerarla como una inspiración o un sueño de profunda significación. Debe recordarse que en ambos casos (en los mentalmente desequilibrados y en el discípulo entrenado) existe una condición similar, una línea directa que se extiende desde el alma al cerebro, la cual es así en ambos casos. Dichos sueños o instrucciones registradas indican un grado muy elevado de desarrollo evolutivo.

Un análisis de lo antedicho demostrará la complejidad del tema. El estudiante superficial, o la persona con inclinaciones místicas, tiende a creer que todos estos tecnicismos son de poca importancia. Con frecuencia alegan que la jerga ocultista y su información académica, no tiene valor alguno en lo que respecta al conocimiento divino. Afirman que es innecesario conocer los planos y las distintos niveles de conciencia, la Ley de Renacimiento y la Ley de Atracción; que es un esfuerzo innecesario impuesto a la mente humana estudiar el fundamento técnico de la creencia en la hermandad, o considerar nuestro remoto origen y posible futuro. Sin embargo, puede existir la posibilidad de que si los místicos, durante el transcurso de las épocas, hubieran reconocido estas verdades, tendríamos hoy un mundo mejor dirigido. Solo ahora están entrando estas fuerzas en actividad, las cuales conducirán a comprender mejor a la familia humana, a comprender más inteligentemente el equipo humano y, por lo tanto, a realizar un esfuerzo para poner el vivir humano en concordancia con las verdades espirituales fundamentales. La actual lamentable situación mundial no se debe al desarrollo intelectual del hombre, como a menudo se afirma, sino al desarrollo de los inalterables efectos de causas originadas en el pasado de la raza ariana.

El mal engendra el bien; los malos efectos de la pereza mental del hombre pueden ser trasmutados. En el futuro servirá de tema de estudio; la humanidad es hoy suficientemente inteligente como para adquirir sabiduría, resultado de la amplia difusión de las verdades académicas, de las enseñanzas esotéricas y de su correcta interpretación por las mentes entrenadas de Occidente. El Oriente ha recibido dichas enseñanzas desde épocas remotas y ha hecho numerosos comentarios sobre ella -el trabajo de las mejores mentes analíticas que el mundo ha conocido pero no ha empleado en forma masiva el conocimiento, y los pueblos de Oriente no se han beneficiado con ello. En Occidente será distinto, y ya se modifica e influencia el pensamiento humano en gran escala; está compenetrando la estructura de nuestra civilización y oportunamente la salvará. Por lo tanto, no se deben temer los tecnicismos de la sabiduría, sino que debe buscarse la razón de la indeseable reacción contra ellos, en la inercia latente de las mentes místicas y en la baja vitalidad de toda la raza.

Esto me lleva al punto que deseo tratar: la extensa depresión que tan seriamente afecta a toda la humanidad. La vitalidad física de las razas humanas es muy baja o está siendo vapuleada para que esté en mejores condiciones, mediante la imposición de pensamientos e ideas. En lugar de extraer de las fuentes vitales almacenadas en el suelo, en el alimento, en el aire fresco y en las condiciones ambientales externas, los hombres comienzan a extraerla del cuerpo etérico mediante el efecto energetizante de dos cosas: de las ideas, tal como se las presentan, y así alinean la mente y el cerebro, estimulando incidentalmente el cuerpo etérico; del ímpetu de la masa o del contacto que impele al ente a ponerse en línea con la intención de las masas, abriendo en consecuencia los enormes recursos de la intención masiva. Esto le permite nutrir el cuerpo etérico, extrayendo del común centro etérico de poder, y está llevándose a cabo en las etapas iniciales, prácticamente en todos los países. Sin embargo, en el intervalo transcurrido entre el establecimiento de los medios para extraer a voluntad los recursos internos del estímulo vital y el cambio de antiguas condiciones, la masa humana no dispone de ninguna de las dos fuentes de sustento, disponibles para su ayuda, en consecuencia están desvitalizadas, temerosas y lo único que pueden hacer es estar alertas y esperar un futuro mejor para la próxima generación.

Durante este intervalo, se siente la enorme dificultad de la depresión, y constituye en la actualidad uno de los problemas más grandes que enfrenta la Jerarquía. ¿ Cómo aumentar la vitalidad de la familia humana?, ¿ cómo recuperar la antigua alegría de vivir, Ja agudeza de espíritu y la actividad eficiente que caracterizaba a las antiguas razas en los albores de la civilización, a fin de que desaparezca la depresión e infelicidad de la humanidad?

Esta posición muestra el reverso de los problemas que presenta el estímulo, y constituye la mayor dificultad en la vida mística. De esto nos ocuparemos más adelante.

Hasta ahora no ha aparecido una solución que lo abarque todo, pero aparecerá inevitablemente; cuando ocurra vendrá como resultado directo de la actividad del Nuevo Grupo de Servidores del Mundo. El proceso será lento, pues la humanidad está entrando en lo que podría denominarse una larga convalecencia, que se llevará a cabo de tres maneras:

1. Mediante el descubrimiento de recursos aún no utilizados y reservas vitales de fuerza, latentes en el mismo ser humano.

2. La difusión de verdades como el poder de Ja buena voluntad, por los miembros del Nuevo Grupo de Servidores del Mundo. El poder curativo de dichas realizaciones es inmenso.

3. Por ciertas potencias y fuerzas externas que los miembros de la Jerarquía están ahora en proceso de invocar, a fin de ayudar a la humanidad.

Ahora hemos llegado a la parte más valiosa y práctica del estudio sobre los efectos que producen los siete rayos de energía, a medida que hacen sentir su presencia en el ente humano y, especialmente, cuando afectan al aspirante, al discípulo y al místico. Durante las últimas tres décadas se ha escrito abundantemente sobre la patología del místico y los trastornos fisiológicos que acompañan a la experiencia mística, e igualmente se ha investigado en relación con las características neuróticas que a menudo se encuentran en la persona espiritualmente polarizada y con las condiciones inexplicables que parecen existir -mentales, emocionales y físicas- conjuntamente con el profundo conocimiento espiritual, los definidos fenómenos místicos y la elevada aspiración de hacer contacto con lo divino, condiciones que aumentan con gran rapidez. Por ejemplo, un mayor número de personas están llegando a ser clarividentes y clariaudientes y dichas reacciones al estímulo y manifestaciones de poderes innatos se consideran como evidencias de enajenación mental, fantasías, alucinaciones y, a veces, locura. Ciertos estados nerviosos que afectan a menudo los músculos y otras partes del cuerpo humano, oportunamente se sabrá que tienen su origen en el sobrestímulo; en lugar de aliviarlos (como se hace ahora) por medio del descanso, el empleo de soporíferos y otros tratamientos, se le deben enseñar al paciente métodos para disociarse temporariamente de la fuente de su potencia mística o espiritual; o se le puede enseñar cómo desviar estas fuerzas que afluyen en y a través de los distintos centros, a esos centros que puede manejar sin peligro, a fin de producir una distribución más equilibrada de la energía. También se le enseñará cómo aplicar la energía con eficacia, prestando servicio externo. Los distintos tipos de irritabilidad nerviosa y de neuritis se considerarán como síntomas del mal empleo dado a la energía disponible en el equipo humano, o a su indebido énfasis. Se descubrirá el origen de ciertos desórdenes, y se hallará que la dificultad radica en los centros más cercanos al particular órgano del cuerpo que parecería externamente responsable de la dificultad. Esto es notablemente verídico respecto a ciertos tipos de dificultadas cardíacas y tensiones cerebrales y, lógicamente, en todos los casos de hipertensión. Es verdad análogamente en lo que respecta al metabolismo del cuerpo que puede ser seriamente desequilibrado por el sobrestímulo del centro laríngeo, con sus consiguientes malos efectos sobre la glándula tiroides -esa glándula maestra que se relaciona con la trasferencia de las distintas fuerzas (del cuerpo) a la cabeza. Existen dos centros principales relacionados definitivamente con la trasferencia:

1. El centro plexo solar, transfiere todas las fuerzas que se hallan abajo del diafragma a los centros que están arriba del mismo.

2. El centro laríngeo, transfiere todas las fuerzas que están arriba del diafragma a los dos centros de la cabeza.

Tres aspectos están relacionados con el tema de las enfermedades y dificultades de la vida mística, y sería bueno tenerlos presentes. Las personas que se ocupan de la educación y el entrenamiento de los niños, o del entrenamiento esotérico de discípulos y aspirantes del mundo, deberían estudiar el tema muy cuidadosamente, y también tratar de comprender las causa de la mayoría de los males nerviosos y de las condiciones patológicas que padecen las personas evolucionadas del mundo, más los problemas que surgen por el desarrollo prematuro de las fuerzas síquicas inferiores, como también de las facultades superiores. Por lo tanto, el problema involucra a personas que se hallan en todas las etapas de desarrollo y deben ser consideradas desde el punto de vista de la actividad de la energía -sobre esto muy poco se ha hecho hasta ahora.

El primero de los tres aspectos citados podría explicarse de la manera siguiente: En la actualidad estamos pasando por un período de transición en que se retiran las antiguas energías y entran nuevas influencias de rayo. Estamos en tránsito hacia un nuevo signo zodiacal. Por lo tanto, el impacto de las nuevas fuerzas, además del retiro de las antiguas, es capaz de producir efectos claramente percibidos en la entera humanidad, en los místicos y, particularmente, en los aspirantes, y traerán reacciones muy definidas, de las cuales nos ocuparemos al considerar la influencia que ejercen hoy los rayos en la Era acuariana. (Tratado sobre Siete Rayos, Tomo III y El Destino de las Naciones).

Segundo, el actual problema mundial, el temor y la profunda ansiedad, el dolor y el sufrimiento, tan prevalecientes, producen un resultado doble y mixto. Ambos resultados (y sus etapas intermedias) son:

1. La extroversión de la conciencia de la masa.

2. La pronunciada introversión del individuo.

Por lo tanto tenemos un efecto masivo y otro individual y ambos deben ser tenidos muy en cuenta. Puede observarse el desarrollo de dicho proceso de exteriorización en el clamor y en la vehemencia y, a menudo, en la ruidosa sicología de los grandes movimientos y experimentos nacionales que actualmente se llevan a cabo en todo el mundo. Los individuos que pertenecen a estos países y prácticamente a todas las naciones, sufren, en forma simultánea, represiones necesarias (a veces por la fuerza), censura de la palabra y otras actividades restrictivas; la fuerza de las circunstancias los obliga a encerrarse en sí mismos y lo hacen tan intensamente que -si pudieran ver la actuación de las fuerzas como lo observamos los que pertenecemos al mundo interno- se darían cuenta de los dos grandes movimientos que se llevan a cabo en los tres mundos del esfuerzo humano, como si fueran corrientes opuestas de fuerza:

1. El movimiento dirigido hacia la extroversión o exteriorización de las grandes energías a las cuales responde la conciencia de las masas. Ella está siendo dirigida y forzada por la actividad desplegada de la energía de primer rayo, por eso actúa mayormente en el campo político y en el sector de la voluntad de la masa. En estas etapas iniciales observamos la evocación de la voluntad de las masas; es aún inculta, incipiente, versátil y fácil de persuadir, por la voluntad dirigida de un grupo que pueda demostrar en cualquier país poder suficiente para acaparar la atención de la masa. Lo antedicho también puede lograrlo una personalidad dominante y poderosa. El resultado neto que se obtiene (desde un amplio punto de vista) es hacer surgir a la superficie la conciencia profundamente oculta y sumergida de las masas, una fuerza hasta ahora silenciosa, inexpresada y desorientada, que, sin embargo, constituye una potencia en la vida planetaria.

2. El movimiento hacia la introversión o “a encerrarse en sí mismo”, desarrollado por las conciencias inteligentes (no por la conciencia de la masa) de todos esos hombres y mujeres cuyas mentes van despertando y pueden actuar en forma creadora y activa en los tres niveles de la percepción humana.

Estos dos movimientos -hacia lo externo y lo interno- constituyen el origen de gran parte de la actual crisis mundial. El efecto de esta “atracción” en dos direcciones, afecta seriamente a las personas sensibles. Son atraídas externamente por la atracción o tirón que ejerce la conciencia de la masa y por la fuerza de la vida política, económica y social de la raza; internamente, por el tirón del mundo de valores superiores, el reino de las almas y el trabajo organizado que realiza la Jerarquía espiritual ayudada por la milenaria conciencia religiosa.

Los sicólogos harían bien en analizar a sus pacientes desde el ángulo de estas dos energías antagónicas. Así contrarrestarían la tendencia a la separatividad, lo que constituye una de las mayores preocupaciones de los Trabajadores espirituales en la actualidad. Debido a la tirantez y tensión de la vida moderna, los hombres propenden a creer que la tarea principal y el deber más importante es hacer la vida más llevadera y más fácil para la humanidad. Para la Jerarquía espiritual del planeta la tarea principal consiste en proteger al género humano, de manera que al terminar este período de transición, cuando las fuerzas que están retirando su influencia cesen totalmente de afectar a la humanidad, habrá fusión y no separatividad en el mundo. De esta manera se fusionarán rápidamente en una doble expresión, el Reino de Dios y el reino de los hombres. Entonces se estabilizarán las fuerzas entrantes y harán oír claramente su nota.

El tercer factor que debe considerar el hombre que se esfuerza por lograr el bienestar de sus semejantes, es el estudio de los efectos que producen las fuerzas sobre el actual mecanismo del hombre. Esto todavía no se practica, pero es un factor determinante para el buen desarrollo del ente humano, por lo tanto, es de vital importancia para los educadores, sicólogos, progenitores y esotéricos. Sin embargo, todavía no existe un verdadero reconocimiento de la realidad y la urgencia de estas fuerzas entrantes, y tampoco se aprecia la potencia de las energías que emanan de:

1. El signo del zodíaco en el cual estamos entrando.

2. El efecto que produce la relación que existe entre las fuerzas que emanan del signo de Acuario y el signo de Leo, su polo opuesto, estando por lo tanto íntimamente relacionado con él. La interacción de estos dos signos es hoy responsable de la aparición de los grandes y modernos movimientos humanos que involucran a un vasto número de hombres, por lo general dirigidos por alguna personalidad dominante. También es responsable del intenso individualismo que se manifiesta en todos los sectores de la vida humana en la actualidad.

3. El efecto que producen las nuevas influencias zodiacales sobre los otros once signos. Este tema es muy interesante y casi no ha sido considerado. ¿ Qué efecto producirá la potencia del signo de Acuario (cuyo predominio aumenta en cada década) en la persona o nación regida, por ejemplo, por Tauro, Sagitario o Piscis? En los siglos futuros adquirirá mucha importancia este aspecto de la ciencia de la astrología y será tenida en cuenta por quienes son responsables de criar y educar a los niños durante los siglos venideros. Será uno de los temas más importantes que se tratarán en todos los sistemas de sicología y del servicio esotérico prestado a la humanidad, lo que oportunamente traerá la reorganización de los métodos empleados hasta ahora a fin de ayudar y liberar al hombre. Esto lo elucidaré en el Tomo III de este Tratado y contribuirá a lograr un acercamiento totalmente nuevo.

4. El efecto que produce la relación existente entre los siete rayos y las fuerzas zodiacales. Debe recordarse que se establece una estrecha interacción entre los siete rayos y los doce signos del zodíaco.

Otra tarea que les corresponde desempeñar a los sicólogos es investigar el efecto o la relación entre los siete centros de fuerza que existen en el cuerpo humano, en la contraparte etérica del cuerpo físico. Muchas de las dolencias físicas modernas y la mayoría de las condiciones sicológicas indeseables serán ahondadas hasta su verdadero origen, que es el sobrestímulo más el subdesarrollo de los centros de energía que se hallan en el mecanismo humano y están estrechamente vinculados con el sistema endocrino. Esto forma parte de la nueva Ciencia de la Humanidad.

Por lo antedicho observarán cuán vasto e intrincado es nuestro tema. Sólo puedo generalizar e indicar el camino que conduce hacia senderos o líneas más amplias de investigación, que el estudiante y el científico modernos harían bien en seguir. Quisiera recordarles además que el problema del ser humano es fundamental y esencialmente el problema de la conciencia o de la percepción. Los cinco aspectos del hombre:

1. el cuerpo físico,
2. el cuerpo vital o etérico,
3. el cuerpo astral,
4. el cuerpo mental y
5. el cuerpo del alma, o el loto egoico,

son fundamental y únicamente puertas abiertas que conducen al todo mayor, del cual el ente individual es una parte. Ponen al hombre en relación con la manifestación y expresión divinas, análogamente a como los cinco sentidos lo ponen en contacto con el mundo tangible y le permiten así participar de la vida general.

Muchos de los problemas actuales (que surgen de la vida espiritual y mística) y gran parte de las dificultades sicológicas tienen relación con este hecho. Muchas personas están super desarrolladas en cualesquiera de estas direcciones y, por lo tanto (debido a la sensibilidad desarrollada en algún aspecto del quíntuple mecanismo de contacto), son conscientes del reino de la conciencia y de los estados de percepción que no están capacitados para manejar debido al poco desarrollo de su mente y a la falta de contacto con el alma.

4. ENFERMEDADES Y PROBLEMAS DE LOS DISCÍPULOS Y DE LOS MÍSTICOS

Clasificaré lo que tengo que decir sobre este tema, en cuatro títulos:

1. Problemas que surgen por el despertar de los centros. Éstos constituyen la mayor dificultad y, por lo tanto, se tratarán primero.

2. Problemas que surgen por el desarrollo de los poderes síquicos.

3. Problemas vinculados con las condiciones y los problemas del grupo.

 

 

 

 

 

 

 

     

 

 

 

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