Fusión... Vivir sin sufrimiento
Meli Moscoso
ÍNDICE
- Condiciones básicas para practicar la técnica - Aclaraciones en cuanto a insalivación - Ejemplos
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INTRODUCCIÓN Después de muchos años de "imprescindible búsqueda", por fin hoy disfruto del estado de paz y equilibrio interior por el que tanto he luchado y por el que –para mantenerlo y a ser posible aumentarlo– sigo esforzándome continuamente. Y digo imprescindible búsqueda porque no he tenido otra opción: o seguía indagando o me sumergía en la apatía, en la desesperación o, lo que es peor, en el desequilibrio mental.
Varias veces estuve al borde de la demencia y otras muchas, inmersa en la confusión y la desesperanza. Y en los momentos más difíciles siempre llegó a mis manos el libro apropiado. Gracias a la “mano invisible” que me lo hacía encontrar, a las personas que lo escribieron y a mi empeño por librarme del sufrimiento, pude continuar y llegar al estado que me ha permitido elaborar la técnica que ahora presento y que es una mezcla de todo el bagaje que durante los últimos treinta años he adquirido.
Y aun comprendiendo que el desapego era imprescindible para mi evolución, un miedo irracional me mantenía “enganchada” a la seguridad que me producía el creerme protegida por causas ajenas a mi propia entidad como persona. Me había aprendido muy bien la teoría de que nuestra seguridad solamente depende de nuestro reforzamiento interno y de nuestra conexión con lo divino; pero ni el esfuerzo que hacía para integrar en mí dichos conceptos, ni las técnicas que conocía, me eran suficientes para acelerar mi proceso de desapego.
Y si de escribir no sé demasiado, mucho menos sé de cómo actúan y en qué consisten exactamente las energías sutiles; por lo tanto cuando, más adelante, diga que la Energía entra por la parte alta de nuestra cabeza, no puedo afirmar que eso sea exactamente cierto. Lo indico porque lo he aprendido y, sobre todo, porque lo experimento continuamente al hacerme consciente de ello; pero tampoco sé si es que al concebirlo de esa manera, estoy utilizando el poder de mi mente para hacer que se produzca. De cualquier modo, los hechos no necesitan demostración y las explicaciones que tratemos de encontrar sobre el cómo y el porqué de los mismos, no son más que el intento de incorporarlos a esa parte lineal de nuestra mente que se aleja mucho de esa otra mente ilimitada que el ser humano posee, aunque esto todavía, no se pueda demostrar científicamente. Las disquisiciones filosóficas que surjan en torno a los hechos, serán también un intento de comprender al hombre en su maravilloso mecanismo cuerpo/espíritu y de dar respuestas –aun incorrectas– a sus interrogantes. La ciencia importa, claro está, pero podemos y debemos aprovecharnos de los hechos, que siempre van por delante de ella. Y en cuanto a ellos, puedo asegurar que todo lo que digo ha sido experimentado personalmente con muy buenos resultados. Es por eso que me siento en la obligación de contarlo.
Vivir en el presente, momento a momento y en paz, es el propósito que me impulsa y conduce continuamente. Y aunque me encantaría que sanáramos –y confío en que así sea– este hermoso planeta con todo lo que contiene, hacer lo que hago por él –amarlo y perfeccionarme yo– me deja la tranquilidad suficiente como para que la crisis que atraviesa no me produzca sufrimiento, ni siquiera desconcierto.
Siento que si el grupo de personas que pensamos de esta manera, aumentara lo suficiente y consiguiéramos la expansión mental necesaria –que nos llevara a la sincronización de los dos hemisferios cerebrales– podríamos impulsar al conjunto de la humanidad más allá de la genialidad. Pues es sabido que de esa manera nos potenciaríamos solidariamente en una progresión geométrica que podría propiciar la transmutación de todo el conjunto.
El método que propongo es tan simple, –como se puede apreciar en el capítulo del método– que una página sería suficiente para contener la información necesaria para practicarlo a la perfección. Con lo cual, el resto del contenido de este texto es explicativo en cuanto a beneficios, actitudes y obstáculos que se pueden presentar. Y sobre todo pretende dar respuesta a las múltiples preguntas –o trampas– que nuestra mente finita nos plantea; ya que ésta, al estar dominada por las emociones, nos limita el acceso a esa otra mente nuestra que va más allá de los límites del cerebro y en la que se encuentran las respuestas a todas las incógnitas. El ser humano es una unidad psicosomática y espiritual. Es decir, constituido por cuerpo, mente y espíritu. Y esta técnica pretende fusionar esos tres elementos con la intención de liberarnos del sufrimiento y poder utilizar al máximo nuestros potenciales mentales y energéticos para convertirnos en seres felices, creativos y a ser posible geniales. Pero este manual debe leerse, además de con la mente, con el corazón; porque si ambos no están completamente abiertos, la información no llegará a los correspondientes centros donde ha de ser registrada y procesada. Si se crea la dicotomía entre ambos, estaremos continuamente extrapolándonos con el consiguiente peligro de perder la oportunidad de aprovechar los beneficios que la práctica de este sistema puede aportarnos. Dice María Pinar Merino que las ideas deben ser estructuradas por la mente pero sabiamente mezcladas con el bálsamo del corazón. Los procesos intelectuales son más lentos que los del corazón, pero no debe haber desarmonía entre ambos, pues los dos son necesarios para evolucionar. Para practicar este método no hay que dominar ninguna disciplina, ni es algo en lo que haya que creer. Todo el mundo, independientemente de sus creencias o enfermedad, puede ejercerlo. Pues se trata simplemente de ser consciente de lo que sentimos para poder darle a las emociones dañinas y a los malestares físicos un sencillo tratamiento, con la intención de que dejen de hacernos sufrir. Y cuando se practica, siempre aporta magníficos resultados; pero hay que ejercitarlo y, aunque es muy simple, hay que hacerlo; y si se hace funciona. La consecuencia será que el miedo y la irá se vayan extinguiendo, aumentando así nuestra confianza en “el apropiado proceso que es la vida” y en nuestro poder para elevarnos por encima de cualquier dificultad, ya que detrás de cualquier aparente desgracia siempre hay una lección que hemos de aprender, una oportunidad para evolucionar. Y comprender esto es muy importante porque dejaremos de sentirnos víctimas de las circunstancias. ¿Os imagináis lo que sería moveros con serenidad y aceptación en los ambientes más hostiles, donde normalmente lo que se quiere es huir porque la presión del sufrimiento se hace insoportable? Diariamente a la hora de las noticias, nos sorprenden en televisión escenas de esa índole y nos vemos obligados a cambiar de canal, porque no podemos soportar el malestar y preferimos apartarnos de ello a golpe de dedo en el mando a distancia. Que dejen de aparecer ante nuestros ojos no significa que dejen de existir, pero nos decimos: <¿para qué sufrir gratuitamente si no podemos hacer nada para remediarlo?>, pues yo os digo que sí podemos hacer algo, y con un ejercicio tan rápido como cambiar de emisora. Con ello conseguiremos, sin tener que cortar la noticia, –si queremos estar informados– disminuir nuestro malestar hasta eliminarlo, y eso por sí solo ya sería motivo suficiente; pero, además, al estar transformando una energía de sufrimiento en otra de amor, es seguro, aunque no podemos demostrarlo, que de alguna manera ese hecho repercute en el conjunto de las energías sutiles que nos afectan a todos constantemente. No somos más humanos por sufrir ante el sufrimiento ajeno. Podemos alejarnos de esa estéril actitud transformando esa energía negativa en un proceso creativo y productivo para nosotros y para el conjunto. Nos equivocamos cuando pensamos que sabemos lo que los demás sienten, creyendo que tenemos que actuar de una determinada manera para aliviar su sufrimiento. En esos momentos en los que sufrimos a causa de la contemplación de lo que interpretamos como sufrimiento ajeno, lo único que es absolutamente seguro es que nosotros estamos sufriendo y lo único que debemos hacer es actuar para que ese sufrimiento –nuestro– se extinga. En realidad nunca sabemos como se sienten realmente los otros, solamente podemos intuir cómo nos sentiríamos nosotros al estar en su lugar, pero eso también es imaginario, porque tampoco sabemos cómo encajaríamos nosotros esa situación en el caso de que nos tocara vivirla; luego entonces, es irreal, absurdo, y por lo tanto un padecimiento inútil. Todos estamos de acuerdo con la afirmación de que el amor es el sentimiento más pleno y noble que puede experimentarse. Forzosamente ésta debe ser la Energía que nueve el Universo. Pero aun sabiéndolo, no encontramos la manera de canalizar adecuadamente ese potencial que todos poseemos, para nuestro provecho, el de nuestros semejantes y el conjunto planetario. Pues bien, en este librito tenéis a vuestra disposición un mecanismo que sirve para transmutar toda inconveniencia que se os presente, en energía sanadora para la liberación de todo sufrimiento.
Lo que se pretende con este método es el adiestramiento en un nuevo lenguaje energético de comunicación que nos fusione con todo lo creado; de manera que podamos esculpir nuestras vidas en completa consonancia con la verdadera evolución. Pero cada uno debe aprender hacia dónde dirigir sus esfuerzos y cuales serán sus objetivos y los medios para obtenerlos, escuchado en su interior, para no permanecer en esa confusión a la que nos ha llevado el habernos proyectado tan lejos y hacia fuera de nosotros mismos.
Quien quiera que seas, no estás leyendo esto por casualidad. Yo lo he escrito porque de alguna manera estoy siendo impulsada a hacerlo desde una parte de mí que no atiende a razones. Y por experiencia sé que cuando eso me sucede, “es preciso que lo haga”, aunque yo desconozca el motivo. Quizá alguien –quizá tú– necesitaba leerlo. Pues somos muchos los que ahora, en este planeta, estamos “percibiendo” más allá de nuestras limitaciones de los cinco sentidos y del mundo inmediato que nos rodea. El milagro lo hace siempre el hombre, cuando en unas condiciones determinadas sintoniza con el potencial divino puesto a su disposición. Hay un puente ininterrumpido entre tu “yo individual” y el “Dios infinito” que está diciéndonos: “ÚSAME”, pero no nos han enseñado a utilizarlo. Si crees que es así y quieres, aquí puedes aprender una forma de hacerlo, pero si después de conocer este método no te sientes atraído, no importa, existen otras muchas maneras de usar ese puente, sigue buscando la que creas más apropiada para ti.
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II EL AMOR Los indios hopi, que han llamado a la lluvia desde hace 4000 años, tienen una expresión que dice: “cuando el corazón es puro, llueve”. Ya he mencionado que no estaremos amando más por sufrir con el que sufre y llorar con el que llora. Amaremos más cuando sintamos que estamos haciendo algo por los que sufren. Estaremos amando también cuando aceptemos que las situaciones conflictivas que nos causan sufrimiento tienen una razón de ser aunque no podamos comprenderlo, y que se nos presentan, precisamente, para que las transcendamos, nos equilibremos y podamos salir de esa rueda de energía desequilibradora e introducirnos en la de la plenitud y el amor, contribuyendo, con nuestra aportación, a que esa Energía sanadora y creadora de todo bien, que es el Amor, fluya adecuadamente a través nuestro pudiendo ser expandida hacia fuera.
Frecuentemente confundimos Amor con pasión, siendo éstas, sin embargo, dos palabras antagónicas. Amor significa dar sin esperar recompensa de ninguna clase; ser generoso y tolerante, incluyéndose en estos dos adjetivos, todos los demás sinónimos que se nos puedan ocurrir. Por el contrario, la pasión, que es consecuencia del miedo y la inseguridad solapados en nuestro interior, conlleva una doble intencionalidad como resultado de una necesidad íntima de ser amados.
A lo que me refiero cuando hablo de Energía de Amor,
es a la Fuente de Energía Divina, creadora de vida, que mueve el mundo.
Aprender a reconocer esta Energía en nosotros es fundamental para poder
tratarnos y sanarnos a través de ella. Y aunque conceptuarla
es imposible, yo lo definiría como una indescriptible sensación de placentera
plenitud. Nos situamos en un estado mental y físico de tranquilidad, hacemos unas respiraciones conscientes, pedimos varias veces que nuestra boca se llene de saliva y esperamos a notar nuestra boca ensalivada.
Cuando se desconoce el verdadero significado de la palabra Amor, nos es imposible, lógicamente, utilizar su beneficioso poder. Porque ¿cómo podría amarme a mí mismo o a otra persona adecuadamente si interpreto que amarse es protegerse contra la infinidad de causas externas que percibo como agresiones? ¿Cómo podré enviarme a mí mismo ese poderoso flujo energético si no he aprendido a reconocer esa Energía? Y ¿cómo sabré amar al prójimo si creo que amar es esperar que los demás actúen como yo quiero, espero o necesito? Por eso para conocer, comprender y poder compartir esa clase de Amor, primero hemos de saber identificar la impresión que esa energía produce. Sólo cuando uno sabe que lo que está sintiendo, en un momento determinado, es lo mejor que puede sentir, desea que “eso” sea lo que quiere contribuir a crear para sí mismo, para los demás y para el conjunto.
El verdadero Amor produce una sensación indescriptible de serena libertad y bienestar, en la que no hay espacio para la culpa y sí para merecer vivir en la excelencia, fusionados con todo lo creado. Pero a consecuencia de un erróneo proceso educacional, caemos en la equivocación de confundir el concepto e interpretar que amar es “necesitar” a alguien, <”le amo tanto que si me faltara me moriría”> se oye frecuentemente. Pero eso no es Amor, sino un síntoma de que la presión de nuestras emociones nos mantiene atrapados y enganchados a situaciones y a personas como si éstas fueran nuestra tabla de salvación.
Cuando nos instalamos en la firme consciencia de la Energía del Amor, ésta inunda nuestra existencia de tal manera que se convertirá en cotidiano el sentimiento placentero de estar constantemente amando a todo y a todos. Se acabo la soledad, la tristeza, la culpabilidad, el miedo, la segregación... porque si estamos conscientemente inmersos en el torrente de Energía creadora del “Todo”, estaremos co-creando con la propia creación; y cuando se está colaborando en la facilitación de ese flujo en lugar de estar bloqueándolo, no se puede, lógicamente, recibir otra cosa que no sea más de lo mismo: Amor. Todos albergamos en nuestro interior, sin saberlo, a un victimario; motivo por el cual rechazamos tanto al “malo de la película” que es tan digno de ser amado como la victima. Cuando a base de efectuar tratamientos con la Energía del Amor, conseguimos amar por igual a cualquier ser humano, entramos en un espacio donde el sentimiento hacia cualquiera que sufre será de compasión y no de partidismo. No existen los buenos y los malos. En cada uno de nosotros hay un campo muy potente de energía emocional que domina a la mente lineal y que nos arrastra sin que seamos capaces de impedirlo. Toda conducta destructiva es producto del miedo incontrolable. Y de esto todos sabemos lo suficiente, porque a todos, en alguna medida, nos es imposible dominar el miedo. La gente merece saber que no importa cualquier cosa que haya o no haya hecho; en cualquier caso siempre es digna del Amor. El miedo se encuentra siempre detrás de nuestros peores instintos y no solamente en situaciones puntuales, sino mantenidas, incluso a nuestro pesar. Un claro ejemplo podría ser el racismo, que es un sentimiento de miedo ante la posibilidad de ser invadido o perjudicado socialmente. Miedo que se transforma en ira para poder dar salida a la angustia que esa idea puede producirnos. Y es un sentimiento muy lógico, una autodefensa primaria, un mecanismo natural de protección; pues ante el miedo, la respuesta lógica sería la huída, pero cuando no podemos huir, entonces tendremos que atacar y nuestra valiosa mente nos prepara para ello aunque conscientemente digamos: no.
Al trabajar con la Energía del Amor estas dualidades dejan de producirse y nos moveremos en un plano en el que formaremos parte de un Todo donde compadeceremos tanto a la victima como a su agresor porque ambos son seres humanos que están sufriendo. Las adversidades que se nos presentan en la vida tienen la intención de servirnos de guía para descubrir nuestra capacidad de amar. Las fatalidades no son un castigo, sino una oportunidad para hacernos descubrir la Verdad. Experimentamos todas esas cosas para que tenga lugar nuestro crecimiento.
Vemos reflejada la palabra amor por todas partes, pero nadie nos ha enseñado su autentico significado y qué podemos hacer para vivir inmersos en Él. Se nos invita a ser generosos, compasivos, entregados etc. y es cierto que todo eso es imprescindible pero, ¿cómo puedo amar a algo o a alguien que por unos condicionantes internos, que no puedo controlar, rechazo enérgicamente? Con este método encontramos la respuesta. Y será la verdadera respuesta, porque será la nuestra. Lo que obtenemos con este método es personal e intransferible, ni siquiera podemos explicarlo porque responde solamente a nuestras propias interrogantes y cada uno tiene las suyas.
Nos queda mucho progreso por delante hasta poder demostrar la Verdad. Todavía no podemos explicar ni comprender muchas de las cosas que debemos aceptar como verdades y este es el caso de las energías sutiles. Debemos admitirlas porque están ahí y cada uno de nosotros puede comprobarlo, y aunque aun no se pueda demostrar cómo funcionan exactamente, podemos utilizarlas –y eso sí debemos demostrárnoslo, cada uno, a nosotros mismos, para poder creer en ello– para seguir evolucionando ya que ése es, precisamente, el motivo de nuestra existencia, tanto individual como colectiva. Si leyendo este libro intuís que el método que presento contiene alguna verdad que pueda contribuir a vuestra evolución personal, por favor agarradla y no permitáis que se os escape; practicadla una y otra vez y comprobaréis cómo se alivian hasta desaparecer todos vuestros sufrimientos. Así podréis entrar en una nueva manera de concebir la vida, donde el miedo deja paso a la libertad; la ira a la calma; la tristeza al simple dolor, (nunca al sufrimiento) y la serenidad se convierte en el estado habitual. En esta situación, la enfermedad se disipa, el periodo de vida se prolonga y las posibilidades de creatividad y realización se hacen infinitas. Pues cualquier dolencia es consecuencia de un desequilibrio energético que está ejerciendo su influencia en la bioquímica del cuerpo.
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Boca ensalivada,
Fusión es un método de tratamiento personal que consiste en la acción de la no-reacción e invita, a las personas que lo practiquen, a vivir en una expresión de entrega a la vida, de fusión con los acontecimientos, sumergiéndose en la pulsación de la existencia para formar parte de ella, actuando pero sin tomar partido. Siendo, a la vez, espectadores y actores, observadores pasivos en cuanto a juicio, y activos en cuanto a transmutación de energías negativas, haciéndose, al mismo tiempo, participes del proceso de la creación.
NOTA DE LA AUTORA
En casi todos los libros que he leído que contienen métodos de autoayuda, se suele mencionar el porcentaje de éxito conseguido por los mismos y una relación de casuística que ilustra la eficacia del método. Sin embargo la presente técnica no tiene ninguna base científica ni está experimentada más allá de mi experiencia personal, por eso no puedo mostrar ninguna estadística ni casuística que sirva para aumentar el deseo de otros a ponerlo en práctica. Si alguna persona se siente “llamada” a practicarlo habrá de dejarse llevar por su impulso interno y no por apoyarse en ningún elevado número de éxitos ajenos. Ojalá dentro de unos años, cuando este método se haya propagado y practicado (si es que eso se produce) puedan ser publicados datos fehacientes de su efectividad. Por eso me gustaría recibir información de las personas que al practicarlo hayan obtenido destacables resultados.
DEDICATORIA Se lo dedico a mi madre, a mis hijos y a los dos hombres con los que me he emparejado. Porque gracias a la superación de los conflictos internos que, el cariño mal entendido hacia ellos, me ha provocado, he podido emerger de la oscuridad hacia la Luz.
BIBLIOGRAFIAÉxtasis,
la nueva frecuencia (Chris Griscom, Ediciones Luciérnaga 1.993)
Meli Moscoso Tarancón (Cuenca) España |
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