EL KYBALION
(Extractos) Los Tres Iniciados Filosofía Hermética del antiguo Egipto y Grecia |
Introducción
Mucho placer nos causa el poder presentar este trabajo
a la atención de los El propósito de este no es la enunciación de una filosofía
o doctrina especial, Ningún conocimiento oculto ha sido tan celosamente guardado
como los fragmentos del Ocultismo, cuyos rayos han iluminado todos los conocimientos
que han sido Desde la tierra del Ganges muchos ocultistas avanzados
se dirigieron hacia el vinieron discípulos y neófitos que miraban a Hermes como
el Maestro de los La obra de Hermes parece haberse dirigido en el sentido
de sembrar la "O, let not
the flame die out! Cherished age after age in its dark cavern-- in "¡Oh, no dejes extinguirse la llama. Sustentada
por generación tras generación Estos hombres no buscaron nunca ni la aprobación popular
ni acaparar gran número Más estos hombres no han olvidado aún los preceptos de
Hermes respecto a la Y esos oídos incapaces de comprender son los que han
criticado esta actitud de El espíritu de persecución no ha muerto aún en la tierra.
Hay ciertas enseñanzas ¡Crucificadlo!... ¡Crucificadlo!... En esta obrita hemos tratado de daros una idea de las
enseñanzas fundamentales El esoterismo es rico en palabras-claves, símbolos y
"esencias" conceptuales. Su Los Tres iniciados
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CAPITULO I:LA
FILOSOFIA HERMETICA
"Los labios de la sabiduría
permanecen cerrados, excepto para él oído capaz de comprender". EL KYBALION. Desde el antiguo Egipto han venido las enseñanzas fundamentales
y secretas que Fue también en el antiguo Egipto donde vivieron los tan
grandes adeptos y las centurias que han transcurrido desde los tiempos
del Gran Hermes. El Egipto fue la residencia de la Gran Logia de las fraternidades
místicas. Por las puertas de su templo entraron todos los neófitos que,
convertidos más tarde en Adeptos, Hierofantes y Maestros, se repartieron por todas
partes, llevando consigo el precioso conocimiento que poseían y deseando
hacer partícipe de él a todo aquel que estuviera preparado para recibirlo. Ningún
estudiante de ocultismo puede dejar de reconocer la gran deuda que
tiene contraída con aquellos venerables Maestros de Egipto. Pero entre esos grandes adeptos existió uno al que los
demás proclamaron " el Maestro de los Maestros". Este hombre, si es que
puede llamarse "hombre" a un ser semejante, vivió en Egipto en la más remota antigüedad
y fue reconocido bajo el nombre de Hermes Trismegisto. Fue el padre de la sabiduría, el fundador de la astrología,
el descubridor de la Después de haber transcurrido muchos años desde su muerte
(la tradición afirma Aun en nuestros días usamos el término "hermético"
en el sentido de "secreto", Y esta política de diseminar cuidadosamente la verdad
ha caracterizado siempre a Pero siempre han existido unas cuantas almas que han
conservado viva la llama, En los primeros tiempos existió una compilación de ciertas
doctrinas herméticas que eran las bases fundamentales de toda la Doctrina
Secreta, y que habían sido, En esta obrita invitamos a nuestros estudiantes a examinar
las enseñanzas Las máximas originales, axiomas y preceptos de "El
Kybalión" están impresos con Dice "El Kybalión": "Donde quiera que estén las huellas del Maestro,
allí los oídos del que está "Cuando el oído es capaz de oír, entonces vienen
los labios que han de llenarlos De manera que, de acuerdo con lo indicado, este libro
solo atraerá la atención |
CAPITULO III:TRANSMUTACION
MENTAL
"La mente así
como todos los metales y demás elementos, pueden ser Como indicamos anteriormente,
los hermetistas fueron los verdaderos creadores de Lo cierto es que,
además de la química, astronomía y psicología (esto es, la "Transmutación"
es el término generalmente empleado para designar el antiguo Mas esto tiene un
significado muchísimo mayor de lo que parece a simple vista. Si el universo es
de naturaleza mental, entonces la transmutación mental debe místicas, pero acerca
de la cual daban tan pocas instrucciones prácticas. Si Es muy cierto que
nadie, excepto los alquimistas mentales más avanzados, han sendero de la realización.
Mencionamos aquí su existencia, meramente para llamar vuestra atención
acerca de que sus poderes son enteramente mentales y que operan en el sentido de
la más elevada transmutación mental, según el principio del mentalismo de "El
Kybalión ", que dice: "El universo es una creación mental". Mas los estudiantes
y hermetistas de los grados inferiores al de Maestro - los iniciados e instructores-
pueden también actuar y obrar libremente en el plano mental. Todo cuanto llamamos
"fenómenos psíquicos", "influencia mental", "mentalismo" etc., son transmutación
mental, pues existe un principio único, y nada importa el nombre que se
dé a los fenómenos que se produzcan. El que practica la
transmutación mental trabaja en ese plano, transformando condiciones y estados
mentales en otros, de acuerdo con fórmulas más o menos eficaces. Los varios
"tratamientos", "afirmaciones", "autosugestiones",
etc., de las escuelas mentalistas
no son más que esas mismas fórmulas (muy a menudo imperfectas y empíricas),
del arte hermético. La mayoría de los que las practican son unos
ignorantes comparados con los antiguos Maestros, porque no poseen el conocimiento
fundamental sobre la cual está basada esa operación. No solamente los
estados mentales de uno mismo pueden ser transmutados según los métodos herméticos,
sino que también puede hacerse esto con la mentalidad de los demás y, efectivamente,
todos sufrimos transformaciones mentales de cualquier índole, inconscientemente,
por lo general, pero a veces conscientemente, cuando comprendemos algo
acerca de las leyes y principios que los rigen, y sobre todo cuando los demás
ignoran los medios de protegerse a si mismos. Muchos estudiantes de mentalismo
saben que las condiciones materiales dependen de las mentes de los demás,
y pueden ser transmutadas y cambiadas de acuerdo con los deseos de la persona
que quiere modificar sus condiciones de vida. Se ha hecho esto tan público
hoy en día, que no creemos necesario mencionarlo en detalle, siendo nuestro propósito
únicamente el de mostrar la acción de este principio hermético que se
oculta tras todas esas varias formas de operar, buenas o malas, porque la fuerza
puede ser empleada en ambas direcciones, de acuerdo con el principio hermético
de polaridad. En esta obrita indicaremos
los principios básicos en los que se funda la transmutación mental,
de tal manera que todos los que la estudien puedan comprender las leyes
a que obedecen, y poseyendo así la clave-maestra, sean capaces de abrir
las muchas puertas del principio de polaridad. Ahora procederemos
a considerar el primero de los siete principios herméticos, el del mentalismo,
el que se explica y desarrolla el axioma de que el TODO es mental, de que el
universo es una creación mental, según las palabras de "El Kybalión". Este principio debe
estudiarse cuidadosamente, porque él es, en realidad, la base de toda la Filosofía
Hermética y del arte hermético de transmutación mental. |
CAPITULO
IV: EL TODO
"Más allá del
Kosmos, del Tiempo, del Espacio, de todo cuanto se mueve y cambia, se encuentra la realidad
Substancial, la Verdad Fundamental". EL KYBALION. "Substancia" significa lo que yace oculto bajo
toda manifestación externa, la realidad esencial, la cosa en sí misma. "Substancial"
significa actualmente existente, el elemento esencial, el ser real. "Realidad"
significa el estado del ser verdadero, real, eterno, permanente, fijo. Más allá de toda apariencia externa o manifestación debe
haber siempre una realidad substancial. Esta es la ley. El hombre al considerar
y examinar el universo, del cual es una unidad, no ve otra cosa que
un cambio continuo en la materia, en las fuerzas en los estados mentales. Ve que
nada es realmente, que todo se transforma y cambia. Nada permanece: todo nace,
crece, muere; tan pronto como una cosa ha adquirido su máximun desarrollo empieza
a declinar; la ley del ritmo está en constante operación; no hay realidades,
nada firme, nada duradero, fijo o substancial, nada permanente, todo es cambio.
Todas las cosas surgen y evolucionan de otras cosas. Hay una acción continua que
es seguida siempre de su reacción correspondiente; todo fluye y refluye, todo
se construye y derrumba, todo es creación y destrucción, vida y muerte. Y si el
hombre que tal examen hace y tales cosas ve fuera un pensador, comprendería
que todas esas cosas en perpetuo cambio no pueden ser sino simples apariencias
externas o manifestaciones de algún poder que se oculta tras ellas,
de alguna realidad substancial encerrada en las mismas. Todos los pensadores, de cualquier país o época, se han
visto obligados a afirmar la existencia de esta realidad substancial. Todas
las filosofías, cualquiera que haya sido su nombre, se han basado en
esta idea. Los hombres han dado a esta realidad substancial muchos nombres: algunos
la han denominado "Dios", otros "Divinidad Infinita"
y "Eterna Energía", "Materia", etc., pero todos han reconocido su existencia. Es evidente por sí
misma. No necesita argumentos. En estas lecciones hemos seguido el ejemplo de algunos
de los más grandes pensadores del mundo, antiguos y modernos - los Maestros
herméticos - y hemos denominado a ese poder que se oculta tras todas las manifestaciones,
a esa realidad substancial, por su nombre hermético del TODO,
cuyo término nos parece es el más amplio de los que puede emplear el hombre. Aceptamos y enseñamos las teorías de los grandes pensadores
herméticos, como también las de esas almas iluminadas que han ascendido
a planos superiores de existencia. Unos y otros afirman que la naturaleza íntima
del TODO es incognoscible. Y esto debe ser así efectivamente, pues
nadie, excepto el TODO mismo, puede comprender su propia naturaleza y su propio
ser. Los hermetistas creen y enseñan que el TODO en sí mismo es y debe ser
incognoscible. Consideran las teorías y especulaciones de los teólogos y metafísicos
respecto a la naturaleza íntima del TODO como esfuerzos infantiles
de mentes mortales para sorprender el secreto del Infinito. Todos esos esfuerzos
han fracasado siempre, y seguirán fracasando, debido a la naturaleza misma de
la tarea. El que especula sobre ello se encuentra perdido en un laberinto de pensamientos
sin salida, y si persiste en su intento acaba por perder toda capacidad
para razonar sanamente, hasta llegar a serle imposible la vida. Se encontraría
en una situación parecida a la de la ardilla, que en la jaula se pone a girar en
su rueda, sin moverse del mismo sitio, continuando tan prisionera como antes de
haber comenzado. Y aun muchos más presuntuosos son esos que tratan de
atribuir al TODO la personalidad, cualidades, propiedades, características
y atributos de ellos mismos, como si el TODO tuviera las emociones, sentimientos
y características de los humanos. Y llega hasta atribuirle malas cualidades,
como los celos, la susceptibilidad a la alabanza y a la oración, el deseo
de que se le ofrende y se le adore y todas esas otras cosas que nos han legado
como herencia de los primeros días de la infancia de la humanidad. Tales ideas
no le sirven para nada al hombre desarrollado y acaba por dejarlas a un lado. Creemos debe indicar que hacemos una distinción entre
la filosofía y la metafísica. Religión significa para nosotros la realización
intuitiva de la existencia del TODO y de la relación entre uno mismo
y ÉL, mientras que la teología significa para nosotros el esfuerzo o los esfuerzos
que hace el hombre para atribuirle las propias cualidades, personalidad,
características, etc., así como sus teorías proyectos, deseos y designios, asumiendo
el papel del intermediario entre el TODO y el pueblo. La filosofía
significa para nosotros la especulación que tiende a comprender las cosas cognoscibles
y pensables (permítasenos la palabra), en tanto que la metafísica
indica la tentativa de inquirir entre las nebulosidades de las regiones de lo
incognoscible y de lo impensable, la que, al fin y al cabo, tiene la misma
tendencia que la teología. Consecuentemente, la religión y la filosofía significan
para nosotros cosas que tienen realidad por sí mismas, en tanto que la teología
y la metafísica son algo así como senderos tortuosos y laberínticos, por los que
circula la ignorancia, y forman la base más insegura e inestable sobre la que
puede apoyarse la mente o el alma del hombre. No insistiremos para que aceptéis
estas definiciones; las mencionamos con el único objeto de deslindar nuestra
posición. De todas maneras, muy poco hablaremos en estas lecciones de teología y
metafísica. Si bien es cierto que la naturaleza esencial del TODO
es incognoscible, hay, sin embargo, ciertas verdades relacionadas con su existencia,
que la mente humana se ve obligada a aceptar. El examen de éstas constituye
un asunto apropiado para la investigación, particularmente por lo que se refiere
a lo que el iluminado nos transmite de sus impresiones en los más elevados planos
de existencia. Y a esta investigación os invitamos ahora. "Lo que constituye
la Verdad fundamental, la Realidad substancial, está más allá de toda denominación
pero el sabio lo llama el TODO". EL KYBALION. "En su esencia,
el TODO es incognoscible". EL KYBALION. "Mas el dictamen
de la razón debe ser recibido hospitalariamente, y tratado con respeto". EL KYBALION. conveniente, nos dice respeto al TODO, sin pretender
desgarrar el velo de lo incognoscible: I. - TODO debe ser todo lo que realmente es. Nada puede
existir fuera del TODO, o, de lo contrario, el TODO no sería tal. II. - EL TODO debe ser infinito, porque nada puede existir
que defina, limite o ponga restricciones al TODO. Debe ser infinito en tiempo, o Eterno, debe haber existido
siempre, continuamente, pues nada puede haberlo creado jamás,
y algo no puede nunca surgir de nada, y si alguna vez no hubiera sido, aunque
solo fuera un instante, no podría ser. Debe existir por siempre, porque nada
hay que pueda destruirlo, y jamás puede dejar de ser ni aun por un solo momento,
porque algo nunca puede convertirse en nada. Debe ser infinito en el Espacio,
debe encontrarse en todas partes, porque nada existe, ni hay sitio alguno que esté
más allá del TODO. No puede ser de otra manera, sino continuo y omnipresente
en el espacio, sin cesación, separación o interrupción, porque no hay nada
en ÉL que pueda interrumpirse, separarse o cesar en su absoluta continuidad,
y nada existe tampoco que pueda "llenar las grietas". Debe
ser infinito en Poder, o Absoluto, porque nada hay que pueda limitarlo, restringirlo, confinarlo
u obstaculizarlo. No está sujeto a ningún poder, porque no hay otro que
el Suyo. III. - EL TODO debe ser inmutable, esto es, no sujeto
a cambio en su naturaleza real, porque nada existe que pueda obligarlo a cambiar,
ni nada de lo que pueda haberse transformado. No puede ser aumentado ni disminuido,
ni ser mayor o menor, bajo ningún aspecto. Debe haber "sido"
siempre, y debe seguir "siendo" siempre también, idéntico a lo que es ahora: el TODO.
Nunca ha habido, ni hay, ni habrá algo en lo que pueda transformarse o cambiar. Siendo el TODO Infinito, Absoluto, Eterno, Inmutable,
debe deducirse que todo lo Vemos en torno a nosotros eso que se llama "materia",
la que constituye las bases físicas de todas las formas. ¿Es el TODO materia simplemente? Absolutamente no. La materia no puede manifestar Vida o Mentalidad, y como
la mente está manifestada en el universo, el TODO no puede ser materia,
pues nada asciende más allá de su propia fuente, nada puede manifestarse en
un efecto si no lo está también en la causa, nada puede evolucionar o emerger
como consecuente si no está involucrado o involucionado como antecedente. Y
además la ciencia moderna nos dice que la materia no existe realmente, sino que
es "energía o fuerza interrumpida", esto es, energía o fuerza en un grado
menor de intensidad vibratoria. Como ha dicho recientemente un escritor, "la materia
se sumerge en el Misterio". Aun la ciencia materialista ha abandonado la teoría de
la materia y ahora descansa sobre la base de la "energía". ¿Es pues, el TODO mera fuerza o energía? No. La fuerza,
tal como la entiendan los materialistas, es una cosa ciega, mecánica, carente
de vida o mentalidad. La vida y la mente no pueden nacer de ciega energía, por
las razones dadas un momento ha: "Nada puede subir más alto que su propia
fuente, nada evoluciona si no ha involucionado, nada se manifiesta en un efecto
si no está en la causa". Así que el TODO no puede ser mera fuerza o energía, porque
si lo fuera no existiría eso que se llama mente y vida, y ambas sabemos
que existen, porque nosotros estamos vivos y estamos empleando nuestra mente
en considerar esta cuestión; y en iguales condiciones se encuentran los
que afirman que la energía es todo. ¿Que es lo que hay superior a la materia y a la energía,
y que sepamos que existe en el Universo? ¡Vida y mente en todos sus diversos
grados de desenvolvimiento! Entonces preguntaréis: ¿Queréis significar
que el TODO es vida y mente? Si y no, es nuestra respuesta. Si entendéis
por vida y mente lo que nosotros, pobres mortales, conocemos de ellas: ¡No él
todo no es eso! Más ¿qué clase de vida y mentalidad significáis?, preguntaréis. La contestación es mente viviente, tan amplia como nosotros
podamos concebirla, puesto que la vida y la mente son muy superiores a la
fuerza puramente mecánica o a la materia. Mente infinita y viviente, si se compara
con la vida y la mentalidad finitas. Queremos indicar eso que quieren
significar las almas iluminadas, cuando reverentemente pronuncian la palabra:
¡ESPÍRITU!. El TODO es mente viviente e infinita, los iluminados
lo llaman Espíritu. |
CAPITULO V: EL UNIVERSO MENTAL"El universo
es una creación mental sostenida en la mente del TODO". EL KYBALION. El TODO es espíritu.
Más ¿qué es el espíritu? Esa pregunta no puede ser contestada, puesto
que definirla sería prácticamente definir al TODO, el cual no puede explicarse.
El espíritu es simplemente el nombre que los hombres dan a la más elevada concepción
de la infinita Mente Viviente, significa la esencia real, tan superior a
todo cuanto entendemos por mente y vida, como estas últimas a la energía y la materia.
El espíritu está más allá de nuestra comprensión, y usamos dicho término
en el mismo sentido y queriendo significar lo mismo que cuando hablamos del TODO.
Para nuestro entendimiento podemos pensar del espíritu como de una Infinita
Mente Viviente, teniendo en cuenta, al mismo tiempo, que no podemos comprenderlo
del todo. O hacemos esto, o nos vemos obligados a dejar de pensar. Procederemos ahora
a estudiar la Naturaleza del Universo, como un todo, y también en sus
partes. ¿Qué es el Universo? Hemos visto ya que nada puede existir fuera
del TODO; entonces ¿El Universo es el TODO? No, no puede serlo, porque el Universo
parece estar hecho de muchas, de múltiples unidades, y está en continuo cambio;
Y de todas maneras, no está de acuerdo con las ideas que nos hemos visto obligados
a aceptar respecto al TODO, según ya indicamos en nuestra lección anterior.
Entonces, si el Universo no es el TODO debe ser nada; tal es la inevitable
consecuencia que se presenta en la mente aparentemente. Pero esto no satisface la
pregunta, porque nosotros somos sensibles y sentimos la existencia del
Universo. Y si el universo es algo y no es el TODO, ¿Qué puede ser? Examinemos
la cuestión. Si el Universo
existe absolutamente, o por lo menos parece que existe, debe proceder en alguna
forma del TODO, ser su creación. Pero como algo no puede venir de nada,
¿de qué pudo crearlo el TODO? Algunos filósofos han contestado a esta pregunta
diciendo que el TODO creó el Universo del sí mismo, esto es, sacándolo de su
propia substancia. mas esta respuesta no sirve, puesto que el TODO no puede
ser aumentado, ni disminuido, ni dividido, según hemos ya visto, y aunque así fuera
no podría cada partícula del Universo estar segura de ser el TODO, puesto que
éste no puede perder el conocimiento de sí mismo, ni convertirse en
un átomo o fuerza ciega o un ser viviente inferior. Algunos, habiendo realizado
que el TODO es todo, y reconociendo que ellos existían, han llegado a la extraordinaria
conclusión de que ellos y el TODO eran idénticos, y han llenado el
aire con sus gritos de " yo soy Dios", sirviendo de solaz
a las multitudes y de
motivo de pena para los sabios. Si el átomo gritara
"yo soy hombre", todavía sería modesto en comparación. Pero ¿qué es,
en realidad, el Universo, si no es el TODO ni ha sido creado por Él separándolo
de su propia substancia? ¿Que otra cosa debe ser? O, mejor preguntado. ¿De
qué otra cosa puede haberlo hecho? Esta es la gran cuestión. Nos encontramos con
que el principio de correspondencia (véase el capítulo I) viene en nuestra ayuda.
El antiguo axioma hermético "como arriba es abajo" puede ser empleado ahora
para iluminar este punto. Tratemos, pues, de comprender algo de lo que pasa en
los planos superiores, examinando lo que pasa en el nuestro propio. El principio
de correspondencia puede aplicarse a esto lo mismo que a cualquier otro
problema. Veamos. En su propio plano de existencia, ¿cómo crea el hombre? Primero,
puede crear haciendo o construyendo algo con los materiales que el mundo externo
le brinda. Mas esto no nos sirve, porque fuera del TODO no existen materiales
de ninguna clase con los que Él pueda crear. En segundo lugar, el hombre
puede crear por medio de la fecundación, que no es más que su multiplicación,
acompañada por la transferencia de una parte de su propia substancia a la
matriz de la madre. Mas esto tampoco nos sirve, porque el TODO no puede transferir
o substraerse a sí mismo una porción, ni puede reproducirse o multiplicarse
a sí mismo. En el primer caso habrá una substracción de su substancia o adición
al TODO, lo que es un absurdo. ¿No existe otro
medio por el cual crea el hombre? Sí, hay otro: la creación mental. Al crear
en esta forma, él no emplea materiales que le aporte el mundo externo, ni se
reproduce a sí mismo, y, sin embargo, su espíritu compenetra su creación mental. Siguiendo el principio
de correspondencia, se puede pensar justificadamente que el TODO crea el
Universo mentalmente, de una manera parecida al proceso mediante el cual el hombre
crea sus imágenes mentales. Y he aquí que en esta descripción coinciden tanto
el dictamen dado por la razón como el de las almas iluminadas, según se puede
encontrar en sus escritos o en sus enseñanzas. Tales son las doctrinas de los
sabios. Tales las que enseñó Hermes. El TODO no puede
crear de ninguna manera, excepto mentalmente, sin emplear ni materiales (pues
no hay ninguno), ni reproduciéndose (lo que también es imposible). No
hay escapatoria para esta conclusión de la razón, la que, como hemos ya visto,
concuerda perfectamente con lo que dicen los iluminados. De igual manera que
podéis vosotros crear un universo en vuestra propia mente, así el TODO crea los
kosmos en la suya propia. Mas vuestro universo
sería la creación de una mente finita, en tanto que la del TODO sería la
creación de un infinito. Las dos son iguales en clase, pero difieren infinitamente
en grado. Examinaremos mas estrictamente el proceso de la creación y manifestación
conforme vayamos avanzando en nuestro estudio. Mas este es el punto que
debéis fijar por ahora en vuestras mentes: El Universo y todo lo que él contiene
es una creación mental del TODO; todo es mente. "El TODO
crea en su mente infinita, innumerables universos, los que existen durante eones de tiempo,
y así y todo, para Él, la creación, desarrollo, decadencia y muerte
de un millón de universos
no significa más que el tiempo que se emplea en un abrir y
cerrar de ojos. EL KYBALION. "La mente
infinita del TODO es la matriz del Kosmos". EL KYBALION. El principio de
género o generación (véase el capítulo I y otros que seguirán) se manifiesta
en todos los planos de la vida: material, mental y espiritual. Pero, según ya
hemos indicado anteriormente, el "género" no significa "sexo", pues este último
no es más que a manifestación material del género. "Género" significa "lo
relativo" a la generación o creación. Y dondequiera que algo se genera o se crea,
sea en el plano que sea, es principio de género se está allí manifestando.
Y esto es verdad, aun en lo que se refiere a la creación de los universos. Ahora no vayáis
a suponer que estamos enseñando que hay un dios creador macho y otro hembra. Esto
no sería más que una mistificación de las antiguas enseñanzas al respecto. La
verdad es que el TODO, en sí mismo, está más allá del género, así como también
está más allá de toda otra ley, incluyendo las del tiempo y del espacio. Él es
la ley de la cual todas las leyes proceden, y, por lo tanto no puede estar sujeto
a estas últimas. Mas cuando el TODO se manifiesta en el plano de la generación
o creación, entonces actúa de acuerdo con la ley y con el Principio, pues
se está moviendo en un plano inferior de existencia. y consecuentemente,
Él manifiesta el principio de género, en sus aspectos masculino y femenino,
en el plano mental, por supuesto. Esta idea podría
parecer un tanto chocante, si la oís por primera vez, más otras veces la habéis
aceptado pasivamente en vuestras concepciones diarias. Habláis de la paternidad
de Dios y de la maternidad de la Naturaleza, de Dios como padre divino y de la
Naturaleza como madre Universal, y así habréis conocido instintivamente
el principio del Género en el Universo. ¿No es así? Más las enseñanzas
herméticas no implican una dualidad real - el TODO es UNO - siendo los dos
aspectos simples fases de manifestación. La doctrina es que el principio masculino
manifestado por el TODO permanece, en cierta manera, aparte de la creación
mental del Universo. Proyecta su voluntad sobre el principio femenino (que
puede ser llamado naturaleza), siendo en ésta que comienza la obra evolutiva de un
Universo, desde simples "centros de actividad" hasta el hombre, y aun a más elevados
planos de existencia que el humano, todo ello de acuerdo con bien establecidas
leyes de la Naturaleza. Si preferís las antiguas imágenes mentales, podéis
concebir el principio masculino como Dios, el padre, y el principio femenino
como Naturaleza, la madre universal, de cuya matriz todas las cosas nacen. Esto
es algo más que una simple figura poética de lenguaje, es una idea del proceso
de la creación de un Universo. Pero recordad siempre que el TODO es UNO, y
que en su mente infinita es donde crean y generan y existen los Kosmos. Podría ayudaros
a concebir esto propiamente el aplicarle la ley de correspondencia
en vuestra propia mente. Sabéis que esa parte de vosotros que llamáis "yo",
en cierto sentido, permanece aparte de la creación y de vuestras imágenes mentales
en el intelecto. La parte de la mente en la que se efectúa la generación de
imágenes puede ser llamada el "mí", en distinción con el "yo",
que permanece aparte
y que examina los pensamientos, ideas e imágenes del "mí".
Como "arriba es
abajo", acordaos, y los fenómenos de un plano pueden emplearse
para resolver los enigmas
de los planos superiores e inferiores. ¿Es acaso maravilloso
que vosotros, los hijos, sintáis una reverencia instintiva hacia Padre-Madre?
Es maravilloso que cuando consideráis las obras y maravillas de la Naturaleza
os sintáis conmovidos hasta lo más profundo de vuestro ser? Es a vuestra madre-mente
a quien os estáis estrechando, como un niño se estrecha al seno de su madre. No vayáis a suponer
que el pequeñísimo mundo que os circunda - la Tierra - que no es más que
un grano de arena en el Universo, es el universo mismo. Hay millones y millones
de tales mundos, y aun muchos mayores que él. Y aun hay millones de millones
de tales universos que existen en la Mente del Unico. Y aun en nuestro sistema
solar hay regiones y planos de vida muy superiores a los nuestros, y seres
comparados con los que nosotros somos lo que las amebas respecto al hombre.
Hay seres cuyos poderes y atributos son mucho más elevados que los del hombre,
y éste jamás ha soñado que pudieran existir. Más, a pesar de esto, esos seres
fueron en poco tiempo lo que nosotros ahora, y seremos un tiempo como ellos
son y aun superiores, porque tal es el destino del hombre, a juzgar por lo
que nos dicen los iluminados. La muerte no es
real, ni aun en sentido relativo: no es sino nacer en una vida nueva, y ascendemos
y seguiremos ascendiendo a planos de vida cada vez más elevados, durante
eones y eones de tiempo. El universo es nuestra casa, nuestro hogar y podemos
explorarlo hasta sus más lejanos confines, antes de la consumación de
los tiempos. Estamos en la mente del TODO y nuestras posibilidades
y oportunidades son infinitas, lo mismo en el tiempo que en el espacio. Y al
fin del gran ciclo de eones, cuando el TODO reabsorba sus creaciones en
sí mismo, marcharemos alegremente porque entonces serremos capaces de comprender
la verdad toda de ser UNO con el TODO. Esto es lo que nos afirman los iluminados,
esos que han avanzado tanto en el sendero de la realización. Y, en el entretanto,
estemos tranquilos y serenos; estamos seguros y protegidos por el Poder Infinito
del Padre - Madre - Mente. "En la Mente
del Padre - Madre, los hijos están en su hogar". El KYBALION. "No hay nadie
que no tenga padre y madre en el Universo". EL KYBALION. |
CAPITULO VII:
EL TODO EN TODO
"Si
bien es cierto que todo está en el TODO, no lo es menos que el TODO
está en todas las cosas.
El que comprende esto debidamente, ha adquirido gran conocimiento". EL KYBALION. ¡Cuan a menudo se ha oído a la mayoría repetir la afirmación
de que su Deidad Ya hemos dado la enseñanza hermética concerniente a la naturaleza
mental del Universo - la verdad de que "el Universo es Mental, sostenido
en la mente del TODO". Como dice el "Kybalión en el pasaje citado:
"todas las cosas están en el TODO". Pero nótese también la siguiente afirmación correlacionada:
"Es igualmente cierto que el TODO está en todas las cosas".
Esta contradicción aparente es conciliable según la ley de la Paradoja. Es, además,
una afirmación hermética exacta sobre las relaciones que existen en el TODO
y su Universo mental. Ya hemos visto como es que todo está en el TODO; examinemos
ahora el segundo aspecto del asunto. La doctrina hermética indica que el TODO es inminente e inherente
al Universo, así como en toda parte, partícula, unidad o combinación, dentro
del universo. Los maestros suelen ilustrar este postulado, refiriéndose al
Principio de Correspondencia. El instructor pide al estudiante que forme
una imagen mental de algo, de una persona, una idea o alguna cosa que tenga forma
mental, siendo el ejemplo preferido el de un autor que se esté formando una idea
de los personajes, el de un pintor o escultor que esté creando la
imagen mental de lo que trata de expresar con su arte. En cada caso el estudiante
verá que, aunque la imagen tiene existencia y ser únicamente dentro de su propia
mente, sin embargo, el estudiante mismo, autor, pintor, o escultor es,
en cierto sentido, inmanente en dicha imagen. En otras palabras, toda la virtud,
vida, espíritu o realidad de la imagen mental se deriva de la "inmanente
mente" del pensador. Medítese esto un instante hasta que se comprenda bien la idea. Empleando otro ejemplo, podríamos decir que Otelo, Yago, Hamlet,
Lear, Ricardo III, etc., existieron en la mente de Sheakespeare en el momento
de su concepción o creación. Y, sin embargo, Shakespeare existió también dentro
de cada uno de esos personajes, dándoles su vitalidad, su espíritu y su acción. ¿Cuál es el espíritu de los personajes que conocemos como Micawber,
Oliverio Twist, Uriah Heep?..... ¿Es Carlos Dickens o tiene cada uno
de ellos un espíritu personal, independiente de su creador? ¿Tienen la Venus de Médicis, la Madonna Sixtina, el Apolo de Velvedere, espíritus y realidad propios
o representan los poderes mentales y espirituales de sus creadores? La Ley de
la Paradoja explica que ambas proposiciones son ciertas, consideradas desde los
puntos de vista apropiados. Micawber es, a la vez, Micawber y Dickens. Y mientras
puede decirse que Micawber es Dickens, Dickens no es idéntico a Micawber.
El hombre, como Micawber, puede exclamar: "El espíritu de mi creador me
es inherente, y, sin embargo, yo no soy Él". Esto es muy diferente de la chocante
semiverdad que clamorosamente anuncian algunos semisabios, diciendo: "yo
soy Dios". Imaginad al pobre Micawber o al ratero Uriah Heep exclamando: "Yo
soy Dickens", o a cualquier otro personaje de las obras de Shakespeare anunciando:
"Yo soy Shakespeare". El TODO está en la lombriz, pero la lombriz
está muy lejos de ser el TODO. Pero aunque la lombriz exista meramente como una pequeña
cosa, creada y teniendo su ser únicamente en la mente del TODO, el TODO es
inmanente a ella, así como en las partículas que la componen. ¿Puede haber algún
misterio mayor que el encerrado en esa proposición: "Todo está en el
TODO y el TODO está en todo?". El estudiante comprenderá, por supuesto, que las ilustraciones
dadas más arriba son necesariamente imperfectas e inadecuadas, porque representan
la creación de imágenes mentales en mentes finitas, mientras que el Universo
es la creación de una mente infinita, y la diferencia entre los dos polos las
separa. Y, sin embargo, es sólo cuestión de grado - el mismo Principio es
el que opera - el Principio de Correspondencia se manifiesta en cada una: "Como
arriba es abajo, como abajo es arriba". Y en proporción a la realización que obtenga el hombre de la
existencia del Espíritu Subyacente inmanente en su propio ser se elevará en
la escala de la vida. Esto es lo que significa el desarrollo espiritual; el
reconocimiento, la realización y la manifestación del Espíritu interno. Recuérdese
siempre esta definición (la del desenvolvimiento espiritual), porque contiene
la verdad de toda verdadera Religión. Existen muchos Planos del Ser, muchos subplanos de vida, muchos
grados de existencia en el Universo. Y todos dependen del adelanto de
los seres en la escala, cuyo punto más bajo es la materia más densa, estando
el Ser más elevado separado del Espíritu del TODO solo por una sutilísima división,
y por todas partes, a lo largo de esta escala de la vida, todo está en
movimiento. Todos están en el sendero, cuyo fin y meta es el TODO. Todo progreso
es una vuelta al hogar. Todo se mueve hacia arriba, adelante, a pesar de las
aparentes contradicciones. Éste es el mensaje del iluminado. La doctrina hermética concerniente al proceso de la creación
mental del Universo es que, al principio del ciclo creador, el TODO, en su aspecto
de ser, proyecta su voluntad hacia su aspecto de "Devenir" y el proceso
de la creación comienza. Se dice que este proceso se reduce a una disminución gradual
de intensidad vibratoria hasta que se alcanza un grado muy bajo de energía
vibrante, en cuyo punto se manifiesta la forma más densa posible de materia.
Este proceso se llama involución porque el TODO se "envuelve" en su creación.
Y esto tiene su correspondencia en los procesos mentales de un artista, escritor
o inventor, quien se "envuelve" tanto en su creación mental que
olvida casi completamente su propia existencia, pues en esos momentos "vive en su creación".
Si en vez de la palabra "envolverse" empleáramos la de "absorberse",
quizá se diera una idea más clara del significado que trata de sugerir. A este estado involucionario de la creación suele también llamársele
la "Emanación" de la energía divina, así como el estado
evolucionario se denomina "Absorción". Al polo más extremo del proceso creador,
se le considera como el más separado del TODO, en tanto que el principio del estado
evolutivo es mirado como un retorno de la oscilación del péndulo del Ritmo, como
una vuelta al hogar. La enseñanza es que durante la Efusión las vibraciones se van
amortiguando gradualmente hasta que el impulso amortiguador cesa por último,
y entonces se produce el retorno de la oscilación pendular. Pero existe esta
diferencia: que mientras en la efusión se manifiestan las fuerzas creadoras
compactamente, como un todo desde el comienzo mismo del estado evolutivo o de "reabsorción"
se manifiesta la ley de la individualización; esto es, la tendencia
a separarse en unidades de fuerza, de tal manera que lo que dejó al TODO como
no individualizada energía vuelve a su fuente originaria como
innumerables unidades de vida, altamente desarrolladas, que se han ido levantando
cada vez más alto en la escala por medio de la evolución física, mental y espiritual. Los antiguos herméticos empleaban la palabra "meditación"
para describir el proceso de la creación mental del Universo en la mente del
TODO, habiéndose empleado también frecuentemente la palabra "contemplación". Pero la idea que parece sugerir es la del empleo de la Atención
Divina. "Atención" es una palabra derivada de raíz latina,
que significa "alcanzar, llegar", y el acto de atención es realmente un "alcance,
una extensión" de la energía mental; de manera, pues, que comprenderemos perfectamente
el concepto si examinamos el verdadero significado de la atención. La doctrina hermética concerniente a la evolución es que el
TODO, habiendo meditado sobre el principio de la creación, y establecido así
la base material del Cosmos, pensándolo en la existencia, gradualmente va despertándose
de su meditación, y al hacerlo produce la manifestación del proceso
evolutivo, en los planos material, mental y espiritual, sucesivamente en orden.
Así empieza el movimiento ascendente, y todos los seres comienzan a dirigirse
hacia el Espíritu. La materia se va haciendo menos densa, las unidades
vienen a ser, las combinaciones se inician, la vida aparece y va manifestándose
en formas cada vez más elevadas y la mente se va haciendo más evidente, vibrando
todo cada vez más intensamente. En una palabra, el proceso entero de la evolución,
en todas sus fases, comienza y sigue de acuerdo con las leyes del proceso
de "absorción". Todo esto ocupa eones y eones de tiempo, estando compuesto
cada eón por millones de años; pero, según dice el iluminado, toda la creación, incluyendo
la involución y la evolución de un universo, no es más que un
abrir y cerrar de ojos para el TODO. Al final de innúmeros ciclos de eones de
tiempo el TODO retira su atención (contemplación) o meditación del Universo,
porque la Gran Obra ha terminado, y todo queda absorbido en Él de quien otrora
emergiera. Pero el misterio de los misterios es que el Espíritu de cada
alma no queda aniquilado, sino que se expande infinitamente, sumergiéndose
uno en otro el Creador y el Creado. Ésa es la voz de la iluminación. La iluminación expuesta sobre la meditación y el subsiguiente
despertar de ella del TOD no es, por supuesto, más que un intento de descripción
del proceso infinito, mediante un ejemplo finito. Pero, no obstante: "Como
arriba es abajo". La diferencia es solo de grado. Y así, como el TODO se despierta
de su meditación sobre el Universo, así también el hombre (a su debido
tiempo) cesará de manifestarse sobre el plano material y se irá retirando
cada vez más en el espíritu Interno, que, ciertamente, es el "Ego Divino". Hay otra cosa más de la que deseamos hablar en esta lección,
y esto llega muy cerca del campo metafísico de especulación, aunque nuestro
propósito es simplemente el mostrar la frutilidad de tal especulación. Aludimos
a la pregunta que inevitablemente se presenta ante la mente de todos los
pensadores que se han aventurado a buscar la Verdad, la pregunta es: ¿Por qué creó
el TODO al Universo? Esta pregunta podrá ser formulada en diferente forma,
pero su esencia es siempre la misma. Mucho han luchado los hombres para contestársela, pero aún
no se posee respuesta alguna que merezca ese nombre. Algunos se han imaginado que
el TODO ganaría algo con ello, pero eso es absurdo, porque ¿qué es lo que podrá
obtener el TODO que ya no posea? Otros dicen que el TODO desea amar a algo, o que
lo había creado para divertirse, o porque estaba silo, o para manifestar su
poder. Pero todas esas respuestas son pueriles e infantiles y pertenecen a la
primera infancia del pensamiento. Algunos han tratado de explicar el misterio presumiendo que
el TODO se vio "compelido" a crear, en razón de su "naturaleza
interna", o su "instinto creador". Esa idea, si bien representa un adelanto sobre las otras, tiene
un punto débil. Si su "naturaleza interna o instinto creador" lo
impulsara a hacer algo, entonces la naturaleza interna o instinto creador sería el
Absoluto, en vez del TODO, y de ahí que la proposición falle por su misma base.
Sin embargo, el TODO crea y se manifiesta y parece encontrar cierta satisfacción
al hacerlo. Y es muy difícil escapar a la conclusión de que en algún grado infinito
tendría que tener algo que correspondiera a una naturaleza interna o instinto
creador en el hombre, con un deseo y Voluntad correspondientemente infinito.
No podría obrar si no quisiera hacerlo, no podría hacerlo a menos que lo deseara,
y no lo desearía si no obtuviera con ello una satisfacción. Y todas
estas cosas pertenecerían a una Naturaleza interna, y podría postularse
su existencia de acuerdo con la Ley de Correspondencia, tanto interna como externa.
Éste es el problema que yace en la raíz misma de la dificultad y la dificultad
que se encuentra en la misma raíz del problema. Estrictamente hablando, no puede decirse que haya ninguna "razón''
para obrar, porque una razón implica una causa, y el todo está por encima
de la causa y del efecto, salvo cuando su voluntad misma se convierte en una
causa, en cuyo momento el principio se pone en movimiento. De manera, pues,
que no puede pensarse en el mismo asunto, porque como el mismo TODO es incognoscible.
Así como nos vemos obligados a decir simplemente: EL TODO ES, así
también sólo podemos decir que el TODO OBRA PORQUE OBRA. Y, en último término,
el TODO es la razón en sí misma, y puede decirse en verdad que Él es su propia
razón, su propia ley; su propio acto, mejor aún: Que el TODO, su razón,
su acto y su ley, son uno, siendo las palabras diferentes nombres de la misma
cosa. En opinión de los que esto escriben, la respuesta se halla encerrada en el
íntimo ser del TODO, en su ser secreto. La Ley de correspondencia, en nuestra
opinión, sólo llega al aspecto del TODO que denominamos el aspecto de devenir
o de estado. Tras ese aspecto está el de ser, en el cual todas las leyes
se pierden en la Ley, todos los principios en el Principio y el TODO, el Principio
y el Ser, son idénticos, uno y lo mismo. Por consiguiente, toda especulación metafísica sobre el punto
es fútil. Si nos ocupamos aquí de la cuestión es solo para mostrar que, si bien
reconocemos el hecho, reconocemos también lo absurdo de las respuestas dadas
por metafísicos y teólogos. En conclusión, podrá ser de interés para los estudiantes el
saber que en tanto que algunos de los antiguos y modernos instructores herméticos
se inclinan más bien a aplicar el Principio de Correspondencia a la cuestión,
que da por resultado la "naturaleza interna'', la leyenda dice que
Hermes, el Grande, cuando le fue hecha esa pregunta por algunos de sus más avanzados
estudiantes, contestó apretando los labios fuertemente y no diciendo una
palabra, como si indicara que no había respuesta. Pero también puede ser que
quisiera aplicar el axioma de esta filosofía que dice que "los labios de la
Sabiduría permanecen cerrados, excepto para los oídos del entendimiento'', en la
creencia de que aún sus más aventajados discípulos no poseían la comprensión necesaria
que los calificara para esa enseñanza. De cualquier manera, si Hermes
poseyó el Secreto no lo comunicó, y por lo menos en lo que al mundo concierne
los labios de Hermes están cerrados al respecto. Y si Hermes el Grande vaciló en
hablar, ¿quién sería el osado mortal que tratara de enseñarlo? Pero, recordémoslo, cualquiera que sea la respuesta de este
problema, si es que hay alguna, la verdad es que: "Si bien es cierto que todo
está en el TODO, no lo es menos que el TODO está en todas las cosas''. La proposición
en este punto es enfática. Y, para terminar, repetiremos las palabras de la
cita: "El que comprenda esto debidamente, ha adquirido gran conocimiento''. |
CAPITULO XIII: GENERO "El género está en todo, todo tiene su principio masculino
y femenino; el género se manifiesta en todos los planos". EL KYBALION. EL Séptimo Gran Principio Hermético - el Principio de Género
- encierra la verdad de que el género se manifiesta en todas las cosas, de
que los principios masculinos y femeninos están siempre presentes en plena actividad
en todos los fenómenos y en cada uno de los planos de la vida. En este punto
es bueno llamar la atención sobre el hecho de que el Género, en su sentido
hermético, y el sexo, en la acepción ordinariamente aceptada del término, no son
lo mismos. La palabra "género" deriva de la raíz latina que
significa "concebir, procrear, generar, crear, producir". Un momento de consideración
sobre el asunto demostrará que esa palabra tiene un significado mucho más amplio
y general que el término "sexo", pues este se refiere a las distinciones
físicas entre los seres machos y hembras. El sexo no es más que una mera manifestación
del Género en cierto plano del Gran Plano Físico: el de la vida orgánica.
Es necesario que esta distinción se imprima en la mente, porque ciertos escritores
que han adquirido algunas nociones de filosofía hermética han tratado
de identificar este séptimo principio con estúpidas y a veces reprensibles
teorías y enseñanzas concernientes al sexo. El oficio del género es solamente el de crear, producir, generar,
etc., y sus manifestaciones son visibles en todos los planos fenomenales.
Es un tanto difícil aportar pruebas de esto siguiendo las líneas científicas,
porque la ciencia no ha reconocido todavía a este principio como de aplicación
universal. Pero, así y todo, van produciéndose algunas pruebas provenientes
de fuentes científicas. En primer lugar, encontramos una manifestación
distinta del Principio del Género entre los corpúsculos, iones o electrones,
que constituyen las bases de la materia como la ciencia lo reconoce actualmente,
y que, al constituir determinadas combinaciones, forman el átomo, que
anteriormente se consideraba como el punto final e indivisible. La última palabra de la ciencia es que el átomo está compuesto
por una multitud de corpúsculos, electrones o iones (diversos nombres de la
misma cosa), que giran unos en torno de otros y vibran con un elevado grado
de intensidad. Pero se postula además que la formación del átomo se debe realmente
a que los corpúsculos negativos se pongan a girar en torno de uno positivo.
Los corpúsculos positivos parecen ejercer cierta influencia sobre
los negativos, impulsando a estos a constituir ciertas combinaciones que dan
como resultado la "creación" o "generación" de un átomo.
Y esto está perfectamente de acuerdo con las más antiguas enseñanzas herméticas, que han identificado
siempre al principio masculino del género con lo "positivo"
y al femenino con lo "negativo", como en la electricidad, por ejemplo. Puédese agregar ahora que la mente pública se ha formulado
una impresión completamente errónea sobre las cualidades del llamado "polo
negativo" de la materia electrizada o magnetizada. Los términos positivos y
negativos han sido pésimamente aplicados a este fenómeno. La palabra "positivo"
significa algo real y fuerte en comparación con la irrealidad o debilidad del negativo.
Pero nada está más lejos de los hechos reales de los fenómenos eléctricos.
El polo negativo de la batería es realmente el polo en y por el cual
se manifiesta la generación o producción de formas y energías nuevas. Nada hay
de "negativo" en él. Los hombres de ciencia de mayor autoridad están actualmente
empleando la palabra "cátodo" en vez de "negativo",
derivando cátodo de una raíz griega que significa "desciende, el recorrido o camino de la generación",
etc. Del cátodo emerge el torbellino de electrones o corpúsculos; del mismo
polo surgen esos maravillosos "rayos" que han revolucionado las concepciones
científicas durante la pasada década. El polo catódico es la madre de todos los
extraños fenómenos que han convertido en inútiles a los antiguos libros de texto
y que han hecho que teorías mucho tiempo aceptadas hayan sido relegadas al
montón de los desechos de las especulaciones científicas. El cátodo, o polo
negativo, es el principio madre de los Fenómenos Eléctricos y de las más sutiles
formas de materia que la ciencia conoce actualmente. De manera, pues,
que existen poderosas razones que impulsan a rechazar el término "negativo",
insistiendo en sustituirlo por la palabra "femenino" en vez del
término antiguo. Los hechos nos conducen a esto, sin tener en cuenta para nada la doctrina
hermética, y, por consiguiente, emplearemos la palabra "femenino" en
vez de "negativo" al hablar de dicho polo de actividad. Las últimas enseñanzas científicas dicen que los corpúsculos
o electrones creadores son femeninos. (La ciencia dice que "están compuestos
por electricidad negativa" y nosotros que están compuestos por energía
femenina). Un corpúsculo femenino se destaca, o mejor dicho, deja a un
corpúsculo masculino y comienza una nueva carrera. Activamente busca una unión con
un corpúsculo masculino, animado por el impulso natural a crear nuevas formas
de materia o energía. Cierto autor va aun más lejos y dice que "enseguida
busca, por su propia voluntad, una unión"... este desprendimiento y
unificamiento forman la base de la mayor parte de las actividades en el mundo químico.
Cuando un corpúsculo femenino se une a otro masculino, empieza determinado
proceso. Las partículas femeninas vibran más intensamente bajo la influencia
de la energía masculina y giran rápidamente en torno de esta última. El resultado
es el nacimiento de un nuevo átomo. Este nuevo átomo está compuesto
realmente por una unión de electrones masculinos y femeninos, pero cuando la
unión se efectúa el átomo es una cosa separada, que posee ciertas propiedades,
pero que ya no manifiesta más la propiedad de electricidad en libertad. El
proceso del desprendimiento o separación de los electrones femeninos se
llama "ionización. Estos electrones o corpúsculos son los obreros más activos
en el campo de la Naturaleza. De sus uniones o combinaciones surgen las diversas
manifestaciones de la luz, del calor, de la electricidad, del magnetismo, de
la atracción, de la repulsión, de las afinidades químicas y sus contrarios, así
como otros fenómenos de índole similar. Y todo surge de la operación del principio
de género en el plano de la energía. El papel del principio masculino parece ser el de dirigir a
cierta energía inherente hacia el principio femenino, poniendo así en actividad
el proceso creador. Pero el principio femenino es el único que ejecuta
siempre el trabajo activo creador en todos los planos absolutamente. Pero, sin
embargo, cada principio es incapaz de energía operadora sin la ayuda del
otro. En algunas de las formas de la vida los dos principios se combinan en un
solo organismo. Por esta razón, todo en el mundo orgánico manifiesta ambos géneros:
siempre está el principio masculino presente en la forma femenina. Las enseñanzas
herméticas comprenden en gran parte la operación de los dos principios
del género en la producción y manifestación de las diversas formas de energía,
etc., pero no es necesario entrar en detalles sobre el mismo en este asunto,
pues no es posible endosarlas momentáneamente con pruebas científicas que aun
no existen, debido a que la ciencia no ha progresado todavía suficientemente. Pero
el ejemplo expuesto sobre los fenómenos de los electrones o corpúsculos
demuestra que la ciencia está en el verdadero camino y también da una idea general
sobre los principios subyacentes. Algunos investigadores científicos han anunciado su creencia
de que, en la formación de los cristales, se encuentra algo que corresponde
a una especie de actividad sexual, lo que es una prueba más de la dirección
de donde sopla el viento actualmente sobre el campo de la ciencia. Y cada año que pasa aportará nuevos hechos que corroborarán
la exactitud del Principio Hermético de Género. Se encontrará que el género
está en operación constante, manifestándose en todo el campo de la materia inorgánica,
así como en el campo de la energía o fuerza. La electricidad se considera
actualmente como "algo" en lo que todas las demás formas de energía
se mezclan o disuelven. La Teoría Eléctrica del Universo es la última doctrina científica
emitida, y está adquiriendo rápidamente gran popularidad y aceptación. Y de
esto se deduce que, si hemos podido descubrir en el fenómeno de la electricidad,
en la misma raíz o fuente de sus manifestaciones, una evidencia clara e inequívoca
de la presencia del género y de sus actividades, se puede afirmar sin miedo
que la ciencia llegará, últimamente, a ofrecer pruebas de la existencia, en
todos los fenómenos del universo, de ese gran principio hermético: el Principio
de Género. No es necesario perder el tiempo hablando del conocido fenómeno
de la "atracción y de la repulsión" de los átomos, de la afinidad química,
de los amores y odios de las moléculas, de la atracción o cohesión entre las partículas
de la materia. Esos hechos son harto conocidos como para exigir mayores comentarios.
Pero, ¿ se ha pensado alguna vez en que todas esas cosas no son más que
manifestaciones del principio de Género? ¿No se ve claramente que el fenómeno es
general, trátese de corpúsculos, moléculas o electrones? Y todavía más: ¿no es
enteramente razonable y lógica la enseñanza hermética que afirma que la misma ley
de la gravitación - esa extraña atracción por la cual todas las partículas y cuerpos
en el universo tienden unos hacia otros - no es sino otra manera de manifestarse
del principio del género, que opera en la dirección de atraer las energías
masculinas hacia las femeninas y viceversa? No es posible ofrecer pruebas científicas
por el momento, pero si se examinan los fenómenos a la luz de las
doctrinas herméticas sobre el asunto se verá que no existe hipótesis alguna mejor
que la actual, que explique los problemas. Sométanse todos los fenómenos físicos
a la prueba, y se verá que el principio del género se hace evidente. Pasemos ahora a considerar la operación de este principio en
el plano mental. Muchos hechos interesantes están esperando nuestro examen. |
CAPITULO XIV: GÉNERO
MENTAL
Los estudiantes
de psicología que han seguido atentamente el tren del pensamiento moderno
en lo que respecta a los fenómenos mentales habrán quedado extrañados de
la rara insistencia de la idea o concepto de la dualidad mental que se ha manifestado
tan fuertemente durante los diez o quince años últimos, y que ha dado origen
a gran número de plausibles teorías concernientes a la naturaleza y constitución
de esa "doble mente". El difunto Thomson J. Hudson alcanzó gran popularidad
en 1983 al enunciar su conocida teoría sobre las "mentes objetiva
y subjetiva", que, según sostenía, existían en cada individuo. Otros autores
han llamado igualmente la atención con sus teorías referentes a las mentes "consciente
y subconsciente", mentes voluntaria e involuntaria, mente activa y pasiva,
etc. Esas teorías podrán diferir según cada autor, pero siempre queda el principio
básico que es el de la dualidad mental. El estudiante
de la filosofía hermética se siente tentado por la sonrisa cuando lee y oye hablar
de esas numerosas teorías nuevas, respecto a la dualidad d3e la mente, adhiriéndose
cada escuela tenazmente a su propia doctrina, proclamando cada una con empeño
que ha sido ella la que ha descubierto la verdad. El estudiante que
hojee el libro de la historia oculta encontrará en su mismo principio referencias
a las antiguas enseñanzas herméticas sobre el principio del género. Y
si prosigue su examen, encontrará que esa antigua filosofía conoció el fenómeno
de la dualidad mental y la explicó mediante la teoría del género en la mente.
Este concepto del género mental puede ser explicado en pocas palabras a los
estudiantes que ya se han familiarizado con las teorías modernas que aluden al
mismo. El principio masculino de la mente corresponde a la llamada mente objetiva,
mente consciente, mente voluntaria o activa, etc., en tanto que el principio femenino
corresponde a la llamada mente subjetiva, subconsciente, involuntaria,
pasiva, etc. Por supuesto,
la enseñanza hermética no concuerda con las muchas teorías modernas concernientes
a las dos fases de la mente, ni admite muchos de los hechos proclamados
por esas escuelas en apoyo de ese doble aspecto. Si indicamos la base de la
concordancia es para facilitar al estudiante la asimilación de los conocimientos
adquiridos con anterioridad sobre la filosofía hermética. Los estudiantes de
Hudson conocerán la proposición que se hace en el principio del segundo capítulo
de su obra "The Law of Psychic Phenomena" (la Ley de los Fenómenos Psíquicos),
que dice: "la jerigonza mística de los filósofos herméticos expresa
la misma idea general"... o sea la dualidad de la mente. Si el doctor Hudson
se hubiera tomado el trabajo de descifrar algo más "la jerigonza mística
de la Filosofía Hermética" hubiera recibido mucha luz sobre el punto de la dualidad
de la mente; pero entonces, quizás, su obra más interesante no hubiera sido
escrita. Consideremos ahora las enseñanzas herméticas concernientes
al género mental. Los instructores
herméticos imparten enseñanzas concernientes a este punto, pidiendo a sus
discípulos que se atengan al proceso de su propia conciencia, a su propio yo.
El discípulo fija entonces su atención internamente sobre el ego que está en cada
uno de nosotros. Cada estudiante ve que su propia conciencia le da como primer
resultante de la existencia de su yo: "Yo Soy". Esto, al principio, parece
ser la palabra final de la conciencia, pero un examen ulterior desprende el hecho
de que esto "yo soy" puede separarse en dos partes distintas o aspectos que,
si bien trabajan al unísono y en conjunción, sin embargo puede ser separadas
en la conciencia. Si bien al principio
parece que solo existe un único Yo, un examen más cuidadoso revela que existe
un "yo" y un "mí". Este par mental difiere en características y naturaleza,
y el examen de esta, así como de los fenómenos que surgen de la misma, arrojan
gran luz sobre muchos de los problemas de la influencia mental. Comencemos considerando
el "mí", que generalmente se confunde con el "yo",
si no se profundiza
mucho en los recesos de la conciencia. El hombre piensa de sí mismo (en su aspecto
de "mí" o "me") como si estuvieran compuesto por
ciertos sentimientos,
agrados, gustos, y disgustos, hábitos, lazos especiales, características,
etc., todo lo cual forma su personalidad, o el ser que conoce él mismo y los
demás. El hombre sabe que estas emociones y sentimientos cambian, que nacen y mueren,
que están sujetos al principio del Ritmo y al de la Polaridad, cuyos
principios lo llevan de un extremo a otro. También piensa de sí mismo como cierta
suma de conocimientos agrupados en su mente, que forman así una parte de él. Éste es el "mí"
o "me" del hombre. Pero quizás hemos
precedido demasiado aprisa. El "mí" de muchos hombres está compuesto en gran
parte de la conciencia que tiene de su propio cuerpo y de sus apetitos físicos,
etc. Y, estando su conciencia limitadas en alto grado a su naturaleza corporal,
prácticamente "viven allí2. Algunos hombres van tan allá en esto que consideran
su apariencia personal como parte de su "mí", y realmente
la consideran parte
de sí mismo. Un escritor dijo con mucho humorismo en una oportunidad que
el hombre se compone de tres partes: "Alma, cuerpo y vestidos". Y esto haría que
muchos perdieran su personalidad si se les despojara de sus vestidos. Pero,
aun aquellos que no están tan estrechamente esclavizados con la idea de su apariencia
personal, lo están por la conciencia de sus cuerpos. No pueden concebirse
sin él. Su mente les parece que es algo "que pertenece" a
su cuerpo, lo que,
en muchos casos, es realmente cierto. Pero conforme
el hombre adelanta en la escala de la conciencia, va adquiriendo el poder de desprender
a su "mí" de esa idea corporal, y puede pensar de su cuerpo que es
algo "que pertenece" a su propia parte mental. Pero aun entonces es muy capaz de
identificar el "mí" completamente con sus estados mentales, sensaciones, etc.,
que siente existen dentro de él. E identificará esos estados consigo mismo,
en vez de estimarlos como simples "cosas" producidas por su mentalidad, existentes
en él, dentro de él y proviniendo de él, pero que, sin embargo, no son
él mismo. Puede comprobar también que esos estados cambian mediante un esfuerzo
volitivo, y que es capaz de producir una sensación o estado de naturaleza
completamente opuesta de la misma manera, y, sin embargo, sigue existiendo siempre
el mismo "mí". Después de un tiempo, podrá así dejar a un lado esos diversos
estados mentales, emociones, sentimientos, hábitos, cualidades, características
y otras posesiones personales, considerándolas como una colección
de cualidades, curiosidades o valiosas posesiones del "no mí". Esto exige mucha
concentración mental y poder de análisis de parte del estudiante. Pero
ese trabajo es posible, y hasta los que no están muy adelantados pueden
ver, en su imaginación, como se realiza el proceso descripto. Después de realizado
ese ejercicio el discípulo se encontrará en posesión consciente de
un "Ser" que puede ser considerado bajo su doble aspecto del
"yo" y de "mí".
El "mí" se sentirá como algo mental en lo que pueden producirse
los pensamientos,
ideas, emociones, sentimientos y otros estados mentales. Puede ser considerado como
si fuera la "matriz mental", según decían los antiguos, capaz de generar mentalmente.
Este "mí" se denuncia a la conciencia poseyendo poderes de creación y
generación latentes, de todas clases. Su poder de energía creadora es enorme, según
puede sentirlo uno mismo. Pero, a pesar de todo, se tiene la conciencia de
que debe recibir alguna forma de energía, bien del mismo "yo", inseparable compañero,
o bien de algún otro "yo", a fin de que así pueda producir sus creaciones
mentales. Esta conciencia aporta consigo una realización de la enorme capacidad
de trabajo mental y de poder creador que encierra. El estudiante
encuentra pronto que no es todo lo que hay en conciencia íntima, pues ve que existe
un algo mental que puede "querer" que el "mí" obre
de acuerdo con cierta línea
creadora y que, sin embargo, permanece aparte, como testigo de esa creación mental.
A esta parte de sí mismo se le da el nombre del "yo". Y puede reposar
en su conciencia a voluntad. Allí se encuentra, no una conciencia de una capacidad
de generar y crear activamente en el sentido del proceso gradual común
a las operaciones mentales, sino más bien de la conciencia de una capacidad de proyectar
una energía del "yo" al "mí": "Querer"
que la creación mental comience
y proceda. También se experimenta
que el "yo" puede permanecer aparte, testigo de las operaciones o
creaciones mentales del "mí". Este doble aspecto existe en
la mente de toda
persona, el "yo" representa al Principio Masculino del género mental, y el "mí"
al Principio Femenino. El "yo" representa el aspecto de Ser; el "mí"
el aspecto de "devenir". Se notará que el principio de correspondencia opera en este
plano lo mismo que en el que se realiza la creación del Universo. Los dos son parecidos,
si bien difieren enormemente de grado. "Como arriba es abajo, como abajo
es arriba". Estos aspectos
de la mente - los principios masculinos y femeninos - el "yo"
y el "mí"
- considerados en relación con los fenómenos psíquicos y mentales ya conocidos, dan
la clave maestra para dilucidar la operación y manifestación de esas nebulosas
regiones de la mente. El principio del género mental aporta la verdad que se
encierra en todo el campo de los fenómenos de influencia mental. La tendencia del
principio femenino es siempre la de recibir impresiones, mientras que la
tendencia del masculino es a darlas o a expresarlas. El principio femenino
tiene un campo de acción mucho más variado que el masculino. El principio femenino
conduce el trabajo de generar nuevos pensamientos, conceptos, ideas,
incluso la obra de la imaginación. El masculino se contenta con el acto de
"querer" en sus varias fases. Sin embargo, sin la ayuda activa
de la voluntad del
principio masculino, el femenino puede contentarse con generar imágenes mentales
que son el resultado de impresiones recibidas del exterior, en vez de producir
creaciones mentales originales. Las personas que
pueden prestar continuada atención a un sujeto emplean activamente ambos
principios mentales: el femenino, en el trabajo activo de la generación mental,
y el masculino en estimular y dar energía a la porción creadora de la
mente. La mayoría apenas hace uso del principio masculino, y se contenta con vivir
de acuerdo con los pensamientos e ideas que se filtran en su "mí"
y provienen del "yo" de otras mentalidades. Pero no es nuestro
propósito detenernos en
esta faz del asunto, cosa que puede estudiarse en cualquier tratado bueno
de psicología, con la clave ya indicada sobre el género mental. El estudiante
de los fenómenos psíquicos conoce la realidad de los maravillosos fenómenos clasificados
como telepatía, influencia mental, sugestión, hipnotismo, etc. Muchos han
buscado explicación a estas diversas fases de los fenómenos, siguiendo las
teorías de dualidad mental promulgadas por los diferentes instructores.
Y, hasta cierto punto, están en lo cierto, porque, realmente existe una manifestación
clara y definida de dos fases distintas de actividad mental. Pero si
esos estudiantes consideran esa dualidad a la luz de las enseñanzas herméticas
concernientes a la vibración y al género mental, verían que la clave tan
buscada la tienen al alcance de la mano. En los fenómenos
telepáticos se ve que la energía vibratoria del principio masculino se proyecta
hacia el principio femenino de otra persona, y que esta última absorbe
ese pensamiento y le permite desarrollarlo y madurarlo. En la misma forma obra
la sugestión y el hipnotismo. El principio masculino de una persona da la
sugestión dirigiendo una corriente de energía o poder vibratorio hacia el principio
femenino de otra, y ésta, al aceptarla, la hace suya y piensa en consecuencia.
Una idea así alojada en la mente de otra persona crece y se desenvuelve, y
a su tiempo es considerada como una verdadera creación mental del individuo, mientras
que en realidad no es más que el huevo de un cuco puesto en el nido del gorrión,
pues aquel pájaro pone sus huevos en un nido ajeno. El proceso normal
es que el principio masculino y el femenino de una persona obren coordinada y armoniosamente
conjuntamente. Pero, desgraciadamente, el principio masculino del
hombre corriente es demasiado inerte y perezoso para obrar y el y el despliegue
de poder volitivo es muy ligero, y, en consecuencia, la mayoría está dirigida
por las mentes y voluntades de los demás a quienes se permite querer y pensar
por uno mismo. ¿Cuántos pensamientos u obras originales hace el hombre corriente?
¿No es la mayoría de los hombres simple sombra o eco de los que tienen una
mente o voluntad más fuerte que la suya? La perturbación proviene de que el hombre
corriente descansa casi completamente en su conciencia del "mí" y no comprende
que, realmente tiene un "yo". Está polarizado en su principio femenino mental,
y su principio masculino, en el que reside la voluntad, está inactivo e inerte. El hombre fuerte
del mundo manifiesta invariablemente el principio masculino de voluntad, y su
fuerza depende materialmente de este hecho. Y en vez de vivir en las impresiones
que le producen otras mentalidades, domina su propia mente, mediante su voluntad,
obteniendo así la clase de imágenes mentales que quiere y domina y dominando
así también las mentes ajenas de la misma manera. Contémplese un
hombre fuerte y véase como se las arregla para implantar sus gérmenes mentales
en la mente de las masas, obligándolas así a pensar de acuerdo con sus deseos.
Este es el porqué las masas son como rebaños de carneros, que nunca originan
una idea propia ni emplean sus propios poderes y actividades mentales. La manifestación
del género mental puede notarse en todas partes diariamente. Las personas magnéticas
son las que pueden emplear su principio masculino para imprimir sus ideas
sobre los demás. El actor que hace reír o llorar a la concurrencia está
haciendo uso de este principio. Igualmente sucede con el orador, político,
predicador o cualquier o cualquier otro que atraiga la atención pública.
La influencia peculiar que ejerce un hombre sobre otro es debido a la manifestación
del género mental según las líneas vibratorias ya indicadas. En
este principio está el secreto del magnetismo personal, de la fascinación, etc.,
así como también de los fenómenos agrupados bajo el nombre de hipnotismo. El estudiante
que se ha familiarizado con los fenómenos generalmente denominados psíquicos habrá
descubierto la importante parte que desempeña en los citados fenómenos esa
fuerza que la ciencia llama "sugestión", por cuyo término
se indica el proceso
o método por el cual se transfiere una idea o se imprime sobre la mente de otro,
obligando así a la segunda mentalidad a obrar concordantemente.
Una verdadera comprensión de la sugestión es necesaria para comprender inteligentemente
los varios fenómenos psíquicos a que la sugestión da origen. Pero aun
es más necesario el conocimiento de la vibración y del género mental, porque
todo el principio sugestivo depende de estos. Los escritores
sobre la materia de sugestión dicen que la mente objetiva o voluntaria es
la que hace la impresión mental, o sugestión, sobre la mente subjetiva o involuntaria.
Pero no describen el proceso ni indican alguna analogía mediante
la cual sea más fácil comprender la idea. Si se contempla el asunto a la luz
de las enseñanzas herméticas, se verá que la energización del principio femenino
por la energía vibratoria del masculino está de acuerdo con las leyes universales
de la naturaleza, y el mundo natural ofrece innumerables analogías que
facilitan la comprensión del principio. En realidad, la doctrina hermética afirma
que la misma creación del universo obedece a dicha ley y que en todas las manifestaciones
creadoras sobre los planos espiritual, mental, y físico, siempre
está en operación el principio de género: la expresión de los principios masculino
y femenino. "Como es arriba es abajo, como es abajo es arriba".
Y aun más que esto: cuando se comprende este principio se es capaz de clasificar inteligentemente
de inmediato los variados fenómenos psicológicos, en vez de quedarse
confuso ante ellos. El principio realmente trabaja en la práctica, porque
está basado sobre las leyes universales e inmutables de la vida. No entraremos
ahora en una dilucidación detallada de los diversos fenómenos concernientes
a la influencia mental o a la actividad psíquica. Hay muchos libros, en su
mayor parte muy buenos, que se han escrito últimamente sobre el asunto. Los hechos
principales señalados en esas obras son exactos, aunque los diversos autores
tratan de explicarlos por las diferentes teorías de su propia cosecha. El estudiante
puede familiarizarse con estas materias, y utilizando la doctrina del género
mental podrá coordinar convenientemente la masa caótica de teorías y enseñanzas
en conflicto, y podrá, además, adueñarse completamente del asunto si a ello
se sintiera inclinado. El objeto de esta obra no es el de dar una explicación
extensa de los fenómenos psíquicos, sino más bien el de indicar sencillamente
la clave maestra que abre las muchas puertas que conducen al Templo del Saber,
si se desea explorar su interior. Creemos que al examinar las enseñanzas encerradas
en el "Kybalion" es fácil encontrar la explicación de muchas dificultades
que confunden. De nada sirve entrar en detalles referentes a las muchas características
de los fenómenos psíquicos y mentales si al estudiante le
son dados los medios para comprender el asunto que atrae su atención. Con
la ayuda del "Kibalion" se puede entrar en cualquier biblioteca, pues la antigua
luz de Egipto iluminará las páginas confusas y los problemas obscuros. Éste
es el verdadero objeto de esta obra. No venimos a exponer una filosofía nueva,
sino a suministrar las bases fundamentales de la antigua enseñanza universal
que esclarece todas las doctrinas, y que servirá para conciliar todas
las teorías, por diferentes u opuestas que parezcan. |
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