EL KYBALION

 

(Extractos)

Los Tres Iniciados

Filosofía Hermética del antiguo Egipto y Grecia

 

 

 

 

 

Indice

 

Introducción

CAPITULO I:    LA FILOSOFIA HERMETICA_

CAPITULO II:       LOS SIETE PRINCIPIOS HERMETICOS_

I. EL PRINCIPIO DEL MENTALISMO_

II. - EL PRINCIPIO DE CORRESPONDENCIA_

III. - EL PRINCIPIO DE VIBRACION_

IV. - EL PRINCIPIO DE LA POLARIDAD_

V. - EL PRINCIPIO DEL RITMO_

VI. - EL PRINCIPIO DE CAUSA Y EFECTO_

VII. - EL PRINCIPIO DE GENERACION_

CAPITULO III:     TRANSMUTACION MENTAL_

CAPITULO IV:      EL TODO_

CAPITULO V:       EL UNIVERSO MENTAL_

CAPITULO VI:      LA PARADOJA DIVINA_

CAPITULO VII:    EL TODO EN TODO_

CAPITULO VIII:    LOS PLANOS DE CORRESPONDENCIA_

CAPITULO IX:      VIBRACION_

CAPITULO X:       POLARIDAD_

CAPITULO XI:      RITMO_

CAPITULO XII:    CAUSACION_

CAPITULO XIII:    GENERO_

CAPITULO XIV:    GENERO MENTAL_

CAPITULO XV:    AXIOMAS HERMETICOS_  

 

 

 

Introducción

 

 

Mucho placer nos causa el poder presentar este trabajo a la atención de los estudiantes e investigadores de las Doctrinas Secretas, obra que está basada en las antiquísimas enseñanzas herméticas. Se ha escrito tan poca cosa sobre este asunto, a pesar de las innumerables referencias que se han hecho de estas enseñanzas en muchos de los trabajos sobre ocultismo, que los investigadores de las verdades arcanas habrán, sin dudas, presentido la aparición de este libro.

 

El propósito de este no es la enunciación de una filosofía o doctrina especial, sino más bien el de dar al estudiante una exégesis de la verdad, que le sirva para conciliar los muchos tópicos de los conocimientos ocultos que puede ya haber adquirido, pero que, aparentemente, son contradictorios y paradojales, lo que a menudo desanima y disgusta al principiante. Nuestro intento no es el de erigir un nuevo templo de sabiduría, sino el de colocar en manos del investigador una clave maestra con la cual pueda abrir las numerosas puertas internas que conducen al Templo del Misterio.

 

Ningún conocimiento oculto ha sido tan celosamente guardado como los fragmentos de las enseñanzas herméticas, los que han llegado hasta nosotros a través de las centurias transcurridas desde los tiempos del Gran Fundador, Hermes Trismegisto, "el elegido de los dioses", quien murió en el antiguo Egipto, cuando la raza actual estaba en su infancia. Contemporáneo de Abraham, y, si la leyenda no miente, instructor de aquel venerable sabio, Hermes fue y es el Gran Sol Central

del Ocultismo, cuyos rayos han iluminado todos los conocimientos que han sido impartidos desde entonces. Todas las bases fundamentales de las enseñanzas esotéricas que en cualquier tiempo han sido impartidas a la raza son originarias, en esencia, de las formuladas por Hermes. Aun las más antiguas doctrinas de la India han tenido su fuente en las enseñanzas herméticas.

 

Desde la tierra del Ganges muchos ocultistas avanzados se dirigieron hacia el Egipto para postrarse a los pies del Maestro. De él obtuvieron la clave maestra, que, al par que explicaba, reconciliaba sus diferentes puntos de vista, estableciéndose así firmemente la Doctrina Secreta. De todas partes del globo

vinieron discípulos y neófitos que miraban a Hermes como el Maestro de los Maestros, y su influencia fue tan grande que, a pesar de las negativas de los centenares de instructores que había en los diferentes países, se puede fácilmente encontrar en las enseñanzas de estos últimos las bases fundamentales en las que se asentaban las doctrinas herméticas. El estudiante de religiones comparadas puede fácilmente percibir la influencia tan grande que las enseñanzas herméticas han ejercido en todas las religiones, sea cual fuere el nombre con que se les conozca ahora, bien en las religiones muertas o bien en las actualmente existentes. La analogía salta a la vista, a pesar de los puntos aparentemente contradictorios, y las enseñanzas herméticas son como un conciliador de ellas.

 

La obra de Hermes parece haberse dirigido en el sentido de sembrar la gran-verdad que se ha desarrollado y germinado en tantas y tan extrañas formas, más bien que en el de establecer una escuela de la filosofía que dominara el pensamiento del mundo. Sin embargo, la verdad original enseñada por él ha sido guardada intacta, en su pureza primitiva, por un reducido número de hombres en cada época, los cuales, rehusando gran número de aficionados y de estudiantes poco desarrollados, siguieron el proceder hermético y reservaron su conocimiento para los pocos que estaban prontos para comprenderlo y dominarlo. De los labios a los oídos fue transmitido este conocimiento entre esos pocos. Siempre han existido en cada generación y en los diversos países de la tierra algunos iniciados que conservaron viva la sagrada llama de las enseñanzas herméticas, y que siempre han deseado emplear sus lámparas para encender las lámparas menores de los del mundo profano, cuando la luz de la verdad languidecía y se anublaba por su negligencia, o cuando su pabilo se ensuciaba con materias extrañas. Han existido siempre los pocos que cuidaron el altar de la verdad, sobre el cual conservaron siempre ardiendo la lámpara perpetua de la Sabiduría. Esos hombresdedicaron su vida a esa labor de amor que el poeta describiera en estas líneas:

 

 

"O, let not the flame die out! Cherished age after age in its dark cavern-- in its holy temples cherished. Fed bypure ministers of love-- let not the flame die out!"

 

"¡Oh, no dejes extinguirse la llama. Sustentada por generación tras generación en su obscura caverna-- en sus templos sagrados sustentada. Nutrida por puros sacerdotes de amor-- no dejes extinguirse la llama!.

 

 

Estos hombres no buscaron nunca ni la aprobación popular ni acaparar gran número de prosélitos. Son indiferentes a esas cosas, pues saben de sobra cuan pocos hay en cada generación, capaces de recibir la verdad, o de reconocerla si se les presentara. Ellos "reservan la carne para los hombres", mientras que los demás "dan leche a los niños", conservan sus perlas de sabiduría para los pocos elegidos capaces de apreciar su valor y de llevarlas en sus coronas, en vez de echárselas a los cerdos que las mancillarían y pisotearían en el cieno de sus chiqueros.

 

Más estos hombres no han olvidado aún los preceptos de Hermes respecto a la transmisión de estas enseñanzas a los que estén preparados para recibirlas, acerca de lo cual dice "El Kybalión": "Dondequiera que estén las huellas del Maestro, allí, los oídos del que está pronto para recibir sus enseñanzas se abren de par en par". Y además: " cuando el oído es capaz de oír, entonces vienen los labios que han de llenarlos con sabiduría". Pero su actitud habitual ha estado siempre estrictamente de acuerdo con otro aforismo, de "El Kybalión" también, que dice que "los labios de la Sabiduría permanecen cerrados, excepto para el oído capaz de comprender".

 

Y esos oídos incapaces de comprender son los que han criticado esta actitud de los hermetistas y los que se han lamentado públicamente de que aquéllos no hayan expresado nunca claramente el verdadero espíritu de sus enseñanzas, sin reservas ni reticencias. Pero una mirada retrospectiva en las páginas de la historia demostrará la sabiduría de los maestros, quienes conocían la locura que era intentar enseñar al mundo lo que éste no deseaba ni estaba preparado para recibir. Los hermetistas nunca han deseado ser mártires, sino que, por el contrario, han permanecido retirados, silenciosos y sonrientes ante los esfuerzos de algunos que se imaginaban, en su ardiente entusiasmo, que podían forzar a una raza de bárbaros a admitir verdades que solo pueden comprender los que han avanzado mucho en el Sendero.

 

El espíritu de persecución no ha muerto aún en la tierra. Hay ciertas enseñanzas herméticas que, si se divulgaran, atraerían sobre sus divulgadores un griterío de odio y el desprecio de las multitudes, las que volverían a gritar de nuevo:

¡Crucificadlo!... ¡Crucificadlo!...

 

En esta obrita hemos tratado de daros una idea de las enseñanzas fundamentales de "El Kybalión", indicando todo cuanto se refiere a los principios actuales, dejándonos el trabajo de estudiarlos, más bien que el de tratarlos nosotros mismos en detalle. Si sois verdaderos estudiantes o discípulos, comprenderéis y podréis aplicar estos principios; si no, debéis desarrollarlos, pues de otra manera las enseñanzas herméticas no serán para vosotros sino "palabras, palabras, palabras".

 

 

El esoterismo es rico en palabras-claves, símbolos y "esencias" conceptuales. Su transmisión, a través de las edades, implicó un esforzado aprendizaje, una memorización de significados "acentos" y una persistente custodia de sus valores originales para que nada de lo preservado perdiera su color, su sabor, su propósito y su intensidad. Al amparo de tales premisas fue creciendo, paulatinamente el árbol de la ciencia hermética que reconoce como sus raíces al Kybalion. Y este último resumen de un conocimiento intemporal, encontró en Hermes Trismegisto a su más consumado mentor y mensajero... En estas páginas redactadas con hondura y exactitud por tres iniciados, es dable-pasar revista a tópicos realmente sapienciales sobre la filosofía oculta. Sus principios rectores (en los que el mentalismo, la correspondencia, la vibración, la polaridad, causa y efecto, y la generación juegan papeles preponderantes); la transmutación mental; la totalidad; el universo mental; la paradoja divina; y los axiomas herméticos son tan sólo algunos de los temas tan bien expuestos aquí. EL KYBALION es, pues, una exposición sincera y rotunda de los esquemas básicos del esoterismo, y como muy bien lo señalan los tres iniciados, no se proponen erigir un nuevo templo de la sabiduría, sino poner manos del investigador la llave que abrirá las numerosas puertas internas que conducen hacia el Templo del Misterio... Y, en rigor de verdad, las muchas reediciones de esta obra, su constante renovación, a través de los distintos círculos herméticos del mundo en sus reflexiones, pláticas, conferencias y clases, son ratificación elocuentísima de las bondades de una doctrina que ilumina a la humanidad desde hace siglos.

 

 

Los Tres iniciados

 

 

 

 


 

CAPITULO I:  

LA FILOSOFIA HERMETICA

 

 

"Los labios de la sabiduría permanecen cerrados, excepto para él oído capaz de comprender".

 

EL KYBALION.

 

 

 

Desde el antiguo Egipto han venido las enseñanzas fundamentales y secretas que tan fuertemente han influido en los sistemas filosóficos de todas las razas y de todos los pueblos, durante centurias enteras. El Egipto, la patria de las pirámides y de la Esfinge, fue la cuna de la Sabiduría Secreta y de las doctrinas místicas. Todas las naciones han sacado las suyas de sus doctrinas esotéricas, La India, Persia, Caldea, Media, China, Japón, Asiria, la antigua Grecia y Roma, y otros no menos importantes países, se aprovecharon libremente de las doctrinas formuladas por los hierofantes y Maestros de la tierra de Isis, conocimientos que solo eran transmitidos a los que estaban preparados para participar de lo oculto.

 

Fue también en el antiguo Egipto donde vivieron los tan grandes adeptos y Maestros que nadie después ha sobrepasado, y que rara vez han sido igualados en

las centurias que han transcurrido desde los tiempos del Gran Hermes. El Egipto

fue la residencia de la Gran Logia de las fraternidades místicas. Por las

puertas de su templo entraron todos los neófitos que, convertidos más tarde en

Adeptos, Hierofantes y Maestros, se repartieron por todas partes, llevando

consigo el precioso conocimiento que poseían y deseando hacer partícipe de él a

todo aquel que estuviera preparado para recibirlo. Ningún estudiante de

ocultismo puede dejar de reconocer la gran deuda que tiene contraída con

aquellos venerables Maestros de Egipto.

 

Pero entre esos grandes adeptos existió uno al que los demás proclamaron " el

Maestro de los Maestros". Este hombre, si es que puede llamarse "hombre" a un

ser semejante, vivió en Egipto en la más remota antigüedad y fue reconocido bajo

el nombre de Hermes Trismegisto.

 

Fue el padre de la sabiduría, el fundador de la astrología, el descubridor de la alquimia. Los detalles de su vida se han perdido para la historia, debido al inmenso espacio de tiempo transcurrido desde entonces. La fecha de su nacimiento en Egipto, en su última encarnación en este planeta, no se conoce ahora, pero se ha dicho que fue contemporáneo de las más antiguas dinastías de Egipto, mucho antes de Moisés. Las autoridades en la materia lo creen contemporáneo de Abraham, y en alguna de las tradiciones judías se llega a afirmar que Abraham obtuvo muchos de los conocimientos que poseía del mismo Hermes.

 

Después de haber transcurrido muchos años desde su muerte (la tradición afirma que vivió trescientos años), los egipcios lo deificaron e hicieron de él uno de sus dioses, bajo el nombre de Tot. Años después los griegos hicieron también de él otro de sus dioses y lo llamaron "Hermes, el dios de la sabiduría". Tanto los griegos como los egipcios reverenciaron su memoria durante centurias enteras, denominándole el "inspirado de los dioses", y añadiéndole su antiguo nombre "Trismegisto", que significa "tres veces grande". Todos estos antiguos países lo adoraron, y su nombre era sinónimo de "fuente de sabiduría".

 

Aun en nuestros días usamos el término "hermético" en el sentido de "secreto", "reservado", etc., y esto es debido a que los hermetistas habían siempre observado rigurosamente el secreto de sus enseñanzas. Si bien entonces no se conocía aquello de "no echar perlas a los cerdos", ellos siguieron su norma de conducta especial que les indicaba " dar leche a los niños y carne a los hombres", cuyas máximas son familiares a todos los lectores de las escrituras bíblicas, máximas que, por otra parte, habían sido ya usadas muchos siglos antes de la Era Cristiana.

 

Y esta política de diseminar cuidadosamente la verdad ha caracterizado siempre a los hermetistas, aun en nuestros días. Las enseñanzas herméticas se encuentran en todos los países y en todas las religiones, pero nunca identificada con un país en particular ni con secta religiosa alguna. Esto es debido a la prédica que los antiguos instructores hicieron para evitar que la Doctrina Secreta se cristalizara en un credo. La sabiduría de esta medida salta a la vista de todos los estudiantes de historia. El antiguo ocultismo de la India y la Persia degeneró y se perdieron sus conocimientos, debido a que los instructores se habían convertido en sacerdotes y mezclaron la teología con la filosofía, siendo su inmediata consecuencia que perdieron toda su sabiduría, la que acabó por transformarse en una cantidad inmensa de supersticiones religiosas, cultos, credos y dioses. Lo mismo pasó con las enseñanzas herméticas de los gnósticos cristianos, enseñanzas que se perdieron por el tiempo de Constantino, quien mancilló la filosofía mezclándola con la teología, y la iglesia cristiana perdió entonces su verdadera esencia y espíritu, viéndose obligada a andar a ciegas durante varios siglos, sin que hasta ahora haya encontrado su camino, observándose actualmente que la iglesia cristiana está luchando nuevamente por aproximarse a sus antiguas enseñanzas místicas.

 

Pero siempre han existido unas cuantas almas que han conservado viva la llama, alimentándola cuidadosamente y no permitiendo que se extinguiera su luz. Y gracias a esos firmes corazones y a esas mentes de extraordinario desarrollo tenemos aun la verdad con nosotros. Mas no se encuentra en los libros. Ella ha sido transmitida del Maestro al discípulo, del iniciado al neófito, de los labios a los oídos. Si alguna vez se ha escrito algo sobre ella, su significado ha sido cuidadosamente velado con términos de astrología y alquimia, de tal manera que sólo los que poseían la clave podían leerlo correctamente. Esto se hizo necesario a fin de evitar las persecuciones de los teólogos de la Edad Media, quienes luchaban contra la Doctrina Secreta a sangre y fuego. Aun en nuestros días nos es dable encontrar algunos libros valiosos de filosofía Hermética, pero la mayor parte se ha perdido. Sin embargo, la Filosofía Hermética es la única clave maestra que puede abrir las puertas a todas las enseñanzas ocultas.

 

En los primeros tiempos existió una compilación de ciertas doctrinas herméticas que eran las bases fundamentales de toda la Doctrina Secreta, y que habían sido, hasta entonces, transmitidas del instructor al estudiante, compilación que fue conocida bajo el nombre de "El Kybalión", cuyo exacto significado se perdió durante centenares de años. Sin embargo, algunos que han recibido sus máximas de los labios a los oídos las comprenden y las conocen. Sus preceptos no habían sido escritos nunca hasta ahora. Son, simplemente, una serie de máximas y axiomas que luego eran explicados y ampliados por los Iniciados. Estas enseñanzas constituyen realmente los principios básicos de la "alquimia hermética", la que, contrariamente a lo que se cree, está basada en el dominio de las fuerzas mentales, mas bien que en el de los elementos materiales; en la transmutación de una clase de vibraciones mentales en otras, más bien que en el cambio de una clase de metal en otro. La leyenda acerca de la piedra filosofal, que convertía todos los metales en oro, era una alegoría relativa a la Filosofía Hermética, alegoría que era perfectamente comprendida por todos los discípulos del verdadero hermetismo.

 

En esta obrita invitamos a nuestros estudiantes a examinar las enseñanzas herméticas, tal como fueron expuestas en "El Kybalión", explicadas y ampliadas por nosotros, humildes estudiantes de las mismas, que si bien llevamos el título de iniciados somos, sin embargo, simples discípulos a los pies de Hermes, el Maestro. Transcribimos aquí muchas de las máximas y preceptos de "E l Kybalión", acompañadas por explicaciones y comentarios que creemos ayudarán a hacer más fácilmente comprensible esas enseñanzas por los hombres modernos, especialmente teniendo en cuenta que el texto original ha sido velado a propósito con términos obscuros y desconcertantes.

 

Las máximas originales, axiomas y preceptos de "El Kybalión" están impresos con otro tipo de letra. Esperamos que los lectores de esta obra sacarán tanto provecho del estudio de sus páginas como lo han sacado otros que han pasado antes por el mismo sendero que conduce al adepto desde los tiempos de Hermes Trismegisto, el Maestro de los Maestros, el Tres veces Grande, hasta ahora.

 

Dice "El Kybalión":

 

 

"Donde quiera que estén las huellas del Maestro, allí los oídos del que está pronto para recibir sus enseñanzas se abren de par en par.

 

"Cuando el oído es capaz de oír, entonces vienen los labios que han de llenarlos con sabiduría".

 

 

De manera que, de acuerdo con lo indicado, este libro solo atraerá la atención de los que están preparados para recibirlo. Y recíprocamente, cuando el estudiante esté preparado para recibir la verdad, entonces este libro llegará a él. El principio hermético de causa y efecto, en su aspecto de "ley de atracción", llevará los oídos junto a los labios y el libro junto al discípulo.

 

 

 

 

 



 

 

CAPITULO III:

TRANSMUTACION MENTAL

 

 

"La mente así como todos los metales y demás elementos, pueden ser transmutados, de estado en estado, de grado en grado, de condición en condición, de polo a polo, de vibración en vibración. La verdaderatransmutación hermética es una práctica, un método, un arte mental".

 EL KYBALION.

 

 

Como indicamos anteriormente, los hermetistas fueron los verdaderos creadores de la alquimia, de la astrología y la psicología, habiendo sido Hermes el fundador de esas escuelas de pensamiento. De la astrología ha derivado la astronomía moderna; de la alquimia ha surgido la química y de la psicología mística la psicología moderna. Mas no debe suponerse que los antiguos fueron unos ignorantes respecto a lo que las escuelas modernas creen de su exclusiva propiedad. Las inscripciones grabadas en las piedras y monumentos de Egipto prueban concluyentemente que los antiguos poseían el más perfecto conocimiento acerca de la astronomía, mostrando la construcción de las mismas pirámides una relación estrechísima entre sus designios y su conocimiento de la ciencia astronómica. Tampoco debe suponerse que ignoran la química, pues los fragmentos de antiguas escrituras descubiertas muestran que estaban muy familiarizados con las propiedades químicas de los cuerpos. En una palabra, sus teorías respecto a la física han sido posteriormente verificadas y confirmadas por los últimos descubrimientos de la ciencia moderna, sobre todo en lo que se refiere a la constitución de la materia. Lejos de ignorar los llamados modernos descubrimientos psicológicos, los egipcios estaban muy al corriente de todo ello, especialmente en ciertas ramas que ignoran completamente las escuelas modernas, y sobre todo en "ciencia psíquica", la que tanto está confundiendo a los psicólogos de hoy en día, y haciéndoles confesar al fin que, "después de todo, bien puede haber algo de cierto en ello".

 

Lo cierto es que, además de la química, astronomía y psicología (esto es, la psicología en su aspecto de función cerebral), los antiguos poseían un conocimiento trascendental de la astronomía que se llamó alquimia y de lapsicología trascendental titulada psicología mística. Y no solamente poseían este conocimiento interno, sino también el externo, siendo este último el único que conocen los hombres de ciencia modernos. Entre los muchos aspectos y tópicos de conocimientos secretos de los hermetistas se encuentra lo que se conoce como "transmutación mental", de la que vamos a tratar en este capítulo.

 

"Transmutación" es el término generalmente empleado para designar el antiguo arte de transmutar los metales, especialmente los de poco valor, en oro. La palabra "transmutar" significa "cambiar de naturaleza, de substancia y de forma, convirtiéndose en otra; transformarse en otra cosa" (Webster). Y de acuerdo con esa definición, "transmutación menta" significa el arte de transformar o cambiar los estados, cualidades, formas, condiciones mentales etc., en otros. Así que podéis ver que la transmutación mental no es otra cosa que una especie de química mental; y si preferís el término, una forma especial práctica de psicología mística.

 

Mas esto tiene un significado muchísimo mayor de lo que parece a simple vista. La transmutación alquímica en el plano mental es tan importante en sus efectos que de ser conocida sería uno de los estudios más importantes para el hombre. Y esto no es más que el principio. Veamos por qué. El primero de los siete principios herméticos es el de mentalismo, que afirma que "el TODO es mente, que el universo es mental", lo que significa que la única realidad que se oculta tras todo cuanto existe es mente; y el universo en sí mismo es una creación mental, esto es, existe en la mente del TODO. Consideraremos este principio en las sucesivas lecciones, pues ahora vamos a estudiar sus efectos, suponiendo que dicho principio fuera cierto.

 

Si el universo es de naturaleza mental, entonces la transmutación mental debe ser el arte de cambiar o transformar las condiciones del universo, trátese de la materia, de la energía o de la mente. Así que esa transmutación, no es otra cosa que la magia, de la que tanto han hablado los escritores antiguos en sus obras

místicas, pero acerca de la cual daban tan pocas instrucciones prácticas. Si todo es mental, entonces la posesión del medio que permita transmutar las condiciones mentales debe hacer del Maestro el dirigente y controlador de las condiciones materiales, así como de las operaciones llamadas mentales.

 

Es muy cierto que nadie, excepto los alquimistas mentales más avanzados, han alcanzado el grado de poder necesario para dominar las condiciones físicas más densas, tales como los elementos de la naturaleza, la producción y cesación de las tempestades, la producción y cesación de terremotos u otros fenómenos físicos de cualquier clase, pero que tales hombres existieron y que existen es una cosa que no duda ningún ocultista, sea de la escuela que sea. Los mejores instructores aseguran a sus estudiantes que los Maestros existen, habiendo aquellos tenido algunas experiencias personales que justificaban su creencia. Estos Maestros no hacen exhibición pública de sus poderes, sino que, por el contrario, permanecen solitarios para poder así actuar y trabajar mejor en el

sendero de la realización. Mencionamos aquí su existencia, meramente para llamar

vuestra atención acerca de que sus poderes son enteramente mentales y que operan

en el sentido de la más elevada transmutación mental, según el principio del

mentalismo de "El Kybalión ", que dice: "El universo es una creación mental".

 

Mas los estudiantes y hermetistas de los grados inferiores al de Maestro - los

iniciados e instructores- pueden también actuar y obrar libremente en el plano

mental.

 

Todo cuanto llamamos "fenómenos psíquicos", "influencia mental", "mentalismo"

etc., son transmutación mental, pues existe un principio único, y nada importa

el nombre que se dé a los fenómenos que se produzcan.

 

El que practica la transmutación mental trabaja en ese plano, transformando

condiciones y estados mentales en otros, de acuerdo con fórmulas más o menos

eficaces. Los varios "tratamientos", "afirmaciones", "autosugestiones", etc., de

las escuelas mentalistas no son más que esas mismas fórmulas (muy a menudo

imperfectas y empíricas), del arte hermético. La mayoría de los que las

practican son unos ignorantes comparados con los antiguos Maestros, porque no

poseen el conocimiento fundamental sobre la cual está basada esa operación.

 

No solamente los estados mentales de uno mismo pueden ser transmutados según los

métodos herméticos, sino que también puede hacerse esto con la mentalidad de los

demás y, efectivamente, todos sufrimos transformaciones mentales de cualquier

índole, inconscientemente, por lo general, pero a veces conscientemente, cuando

comprendemos algo acerca de las leyes y principios que los rigen, y sobre todo

cuando los demás ignoran los medios de protegerse a si mismos. Muchos

estudiantes de mentalismo saben que las condiciones materiales dependen de las

mentes de los demás, y pueden ser transmutadas y cambiadas de acuerdo con los

deseos de la persona que quiere modificar sus condiciones de vida. Se ha hecho

esto tan público hoy en día, que no creemos necesario mencionarlo en detalle,

siendo nuestro propósito únicamente el de mostrar la acción de este principio

hermético que se oculta tras todas esas varias formas de operar, buenas o malas,

porque la fuerza puede ser empleada en ambas direcciones, de acuerdo con el

principio hermético de polaridad.

 

En esta obrita indicaremos los principios básicos en los que se funda la

transmutación mental, de tal manera que todos los que la estudien puedan

comprender las leyes a que obedecen, y poseyendo así la clave-maestra, sean

capaces de abrir las muchas puertas del principio de polaridad.

 

Ahora procederemos a considerar el primero de los siete principios herméticos,

el del mentalismo, el que se explica y desarrolla el axioma de que el TODO es

mental, de que el universo es una creación mental, según las palabras de "El

Kybalión".

 

Este principio debe estudiarse cuidadosamente, porque él es, en realidad, la

base de toda la Filosofía Hermética y del arte hermético de transmutación

mental.


 

 

 

 

 

 

 

 

CAPITULO IV: EL TODO

 

 

"Más allá del Kosmos, del Tiempo, del Espacio, de todo cuanto se mueve y cambia,

se encuentra la realidad Substancial, la Verdad Fundamental".

 

EL KYBALION.

 

 

"Substancia" significa lo que yace oculto bajo toda manifestación externa, la

realidad esencial, la cosa en sí misma. "Substancial" significa actualmente

existente, el elemento esencial, el ser real. "Realidad" significa el estado del

ser verdadero, real, eterno, permanente, fijo.

 

Más allá de toda apariencia externa o manifestación debe haber siempre una

realidad substancial. Esta es la ley. El hombre al considerar y examinar el

universo, del cual es una unidad, no ve otra cosa que un cambio continuo en la

materia, en las fuerzas en los estados mentales. Ve que nada es realmente, que

todo se transforma y cambia. Nada permanece: todo nace, crece, muere; tan pronto

como una cosa ha adquirido su máximun desarrollo empieza a declinar; la ley del

ritmo está en constante operación; no hay realidades, nada firme, nada duradero,

fijo o substancial, nada permanente, todo es cambio. Todas las cosas surgen y

evolucionan de otras cosas. Hay una acción continua que es seguida siempre de su

reacción correspondiente; todo fluye y refluye, todo se construye y derrumba,

todo es creación y destrucción, vida y muerte. Y si el hombre que tal examen

hace y tales cosas ve fuera un pensador, comprendería que todas esas cosas en

perpetuo cambio no pueden ser sino simples apariencias externas o

manifestaciones de algún poder que se oculta tras ellas, de alguna realidad

substancial encerrada en las mismas.

 

Todos los pensadores, de cualquier país o época, se han visto obligados a

afirmar la existencia de esta realidad substancial. Todas las filosofías,

cualquiera que haya sido su nombre, se han basado en esta idea. Los hombres han

dado a esta realidad substancial muchos nombres: algunos la han denominado

"Dios", otros "Divinidad Infinita" y "Eterna Energía", "Materia", etc., pero

todos han reconocido su existencia. Es evidente por sí misma.

 

No necesita argumentos.

 

En estas lecciones hemos seguido el ejemplo de algunos de los más grandes

pensadores del mundo, antiguos y modernos - los Maestros herméticos - y hemos

denominado a ese poder que se oculta tras todas las manifestaciones, a esa

realidad substancial, por su nombre hermético del TODO, cuyo término nos parece

es el más amplio de los que puede emplear el hombre.

 

Aceptamos y enseñamos las teorías de los grandes pensadores herméticos, como

también las de esas almas iluminadas que han ascendido a planos superiores de

existencia. Unos y otros afirman que la naturaleza íntima del TODO es

incognoscible. Y esto debe ser así efectivamente, pues nadie, excepto el TODO

mismo, puede comprender su propia naturaleza y su propio ser. Los hermetistas

creen y enseñan que el TODO en sí mismo es y debe ser incognoscible. Consideran

las teorías y especulaciones de los teólogos y metafísicos respecto a la

naturaleza íntima del TODO como esfuerzos infantiles de mentes mortales para

sorprender el secreto del Infinito. Todos esos esfuerzos han fracasado siempre,

y seguirán fracasando, debido a la naturaleza misma de la tarea. El que especula

sobre ello se encuentra perdido en un laberinto de pensamientos sin salida, y si

persiste en su intento acaba por perder toda capacidad para razonar sanamente,

hasta llegar a serle imposible la vida. Se encontraría en una situación parecida

a la de la ardilla, que en la jaula se pone a girar en su rueda, sin moverse del

mismo sitio, continuando tan prisionera como antes de haber comenzado.

 

Y aun muchos más presuntuosos son esos que tratan de atribuir al TODO la

personalidad, cualidades, propiedades, características y atributos de ellos

mismos, como si el TODO tuviera las emociones, sentimientos y características de

los humanos. Y llega hasta atribuirle malas cualidades, como los celos, la

susceptibilidad a la alabanza y a la oración, el deseo de que se le ofrende y se

le adore y todas esas otras cosas que nos han legado como herencia de los

primeros días de la infancia de la humanidad. Tales ideas no le sirven para nada

al hombre desarrollado y acaba por dejarlas a un lado.

 

Creemos debe indicar que hacemos una distinción entre la filosofía y la

metafísica. Religión significa para nosotros la realización intuitiva de la

existencia del TODO y de la relación entre uno mismo y ÉL, mientras que la

teología significa para nosotros el esfuerzo o los esfuerzos que hace el hombre

para atribuirle las propias cualidades, personalidad, características, etc., así

como sus teorías proyectos, deseos y designios, asumiendo el papel del

intermediario entre el TODO y el pueblo. La filosofía significa para nosotros la

especulación que tiende a comprender las cosas cognoscibles y pensables

(permítasenos la palabra), en tanto que la metafísica indica la tentativa de

inquirir entre las nebulosidades de las regiones de lo incognoscible y de lo

impensable, la que, al fin y al cabo, tiene la misma tendencia que la teología.

Consecuentemente, la religión y la filosofía significan para nosotros cosas que

tienen realidad por sí mismas, en tanto que la teología y la metafísica son algo

así como senderos tortuosos y laberínticos, por los que circula la ignorancia, y

forman la base más insegura e inestable sobre la que puede apoyarse la mente o

el alma del hombre. No insistiremos para que aceptéis estas definiciones; las

mencionamos con el único objeto de deslindar nuestra posición. De todas maneras,

muy poco hablaremos en estas lecciones de teología y metafísica.

 

Si bien es cierto que la naturaleza esencial del TODO es incognoscible, hay, sin

embargo, ciertas verdades relacionadas con su existencia, que la mente humana se

ve obligada a aceptar. El examen de éstas constituye un asunto apropiado para la

investigación, particularmente por lo que se refiere a lo que el iluminado nos

transmite de sus impresiones en los más elevados planos de existencia.

 

Y a esta investigación os invitamos ahora.

 

 

"Lo que constituye la Verdad fundamental, la Realidad substancial, está más allá

de toda denominación pero el sabio lo llama el TODO".

 

EL KYBALION.

 

 

"En su esencia, el TODO es incognoscible".

 

EL KYBALION.

 

 

"Mas el dictamen de la razón debe ser recibido hospitalariamente, y tratado con respeto".

 

EL KYBALION.

 

 

La razón humana, cuyo dictamen debemos aceptar tanto como lo juzguemos

conveniente, nos dice respeto al TODO, sin pretender desgarrar el velo de lo

incognoscible:

 

I. - TODO debe ser todo lo que realmente es. Nada puede existir fuera del TODO,

o, de lo contrario, el TODO no sería tal.

 

II. - EL TODO debe ser infinito, porque nada puede existir que defina, limite o

ponga restricciones al TODO.

 

Debe ser infinito en tiempo, o Eterno, debe haber existido siempre,

continuamente, pues nada puede haberlo creado jamás, y algo no puede nunca

surgir de nada, y si alguna vez no hubiera sido, aunque solo fuera un instante,

no podría ser. Debe existir por siempre, porque nada hay que pueda destruirlo, y

jamás puede dejar de ser ni aun por un solo momento, porque algo nunca puede

convertirse en nada. Debe ser infinito en el Espacio, debe encontrarse en todas

partes, porque nada existe, ni hay sitio alguno que esté más allá del TODO. No

puede ser de otra manera, sino continuo y omnipresente en el espacio, sin

cesación, separación o interrupción, porque no hay nada en ÉL que pueda

interrumpirse, separarse o cesar en su absoluta continuidad, y nada existe

tampoco que pueda "llenar las grietas". Debe ser infinito en Poder, o Absoluto,

porque nada hay que pueda limitarlo, restringirlo, confinarlo u obstaculizarlo.

No está sujeto a ningún poder, porque no hay otro que el Suyo.

 

III. - EL TODO debe ser inmutable, esto es, no sujeto a cambio en su naturaleza

real, porque nada existe que pueda obligarlo a cambiar, ni nada de lo que pueda

haberse transformado. No puede ser aumentado ni disminuido, ni ser mayor o

menor, bajo ningún aspecto. Debe haber "sido" siempre, y debe seguir "siendo"

siempre también, idéntico a lo que es ahora: el TODO. Nunca ha habido, ni hay,

ni habrá algo en lo que pueda transformarse o cambiar.

 

Siendo el TODO Infinito, Absoluto, Eterno, Inmutable, debe deducirse que todo lo que es finito, mudable, transformable y condicionado, no puede ser el TODO. Y nada existe fuera de Él en realidad, todo lo que sea finito debe ser nada realmente. No os vayáis a sorprender o asustar, porque no tratamos de embarcaros en Ciencia Cristiana, cubriendo estas enseñanzas bajo el título de Filosofía Hermética. Hay una reconciliación entre estos aparentemente contradictorios asuntos. Tened paciencia, que a todo llegaremos a su debido tiempo.

 

Vemos en torno a nosotros eso que se llama "materia", la que constituye las

bases físicas de todas las formas.

 

¿Es el TODO materia simplemente? Absolutamente no.

 

La materia no puede manifestar Vida o Mentalidad, y como la mente está

manifestada en el universo, el TODO no puede ser materia, pues nada asciende más

allá de su propia fuente, nada puede manifestarse en un efecto si no lo está

también en la causa, nada puede evolucionar o emerger como consecuente si no

está involucrado o involucionado como antecedente. Y además la ciencia moderna

nos dice que la materia no existe realmente, sino que es "energía o fuerza

interrumpida", esto es, energía o fuerza en un grado menor de intensidad

vibratoria.

 

Como ha dicho recientemente un escritor, "la materia se sumerge en el Misterio".

Aun la ciencia materialista ha abandonado la teoría de la materia y ahora

descansa sobre la base de la "energía".

 

¿Es pues, el TODO mera fuerza o energía? No. La fuerza, tal como la entiendan

los materialistas, es una cosa ciega, mecánica, carente de vida o mentalidad. La

vida y la mente no pueden nacer de ciega energía, por las razones dadas un

momento ha: "Nada puede subir más alto que su propia fuente, nada evoluciona si

no ha involucionado, nada se manifiesta en un efecto si no está en la causa".

Así que el TODO no puede ser mera fuerza o energía, porque si lo fuera no

existiría eso que se llama mente y vida, y ambas sabemos que existen, porque

nosotros estamos vivos y estamos empleando nuestra mente en considerar esta

cuestión; y en iguales condiciones se encuentran los que afirman que la energía

es todo.

 

¿Que es lo que hay superior a la materia y a la energía, y que sepamos que

existe en el Universo? ¡Vida y mente en todos sus diversos grados de

desenvolvimiento! Entonces preguntaréis: ¿Queréis significar que el TODO es vida

y mente? Si y no, es nuestra respuesta. Si entendéis por vida y mente lo que

nosotros, pobres mortales, conocemos de ellas: ¡No él todo no es eso! Más ¿qué

clase de vida y mentalidad significáis?, preguntaréis.

 

La contestación es mente viviente, tan amplia como nosotros podamos concebirla,

puesto que la vida y la mente son muy superiores a la fuerza puramente mecánica

o a la materia. Mente infinita y viviente, si se compara con la vida y la

mentalidad finitas. Queremos indicar eso que quieren significar las almas

iluminadas, cuando reverentemente pronuncian la palabra: ¡ESPÍRITU!.

 

El TODO es mente viviente e infinita, los iluminados lo llaman Espíritu.

 

 

 

 

 

 

CAPITULO V:  EL UNIVERSO MENTAL

 

 

"El universo es una creación mental sostenida en la mente del TODO".

 

EL KYBALION.

 

 

El TODO es espíritu. Más ¿qué es el espíritu? Esa pregunta no puede ser

contestada, puesto que definirla sería prácticamente definir al TODO, el cual no

puede explicarse. El espíritu es simplemente el nombre que los hombres dan a la

más elevada concepción de la infinita Mente Viviente, significa la esencia real,

tan superior a todo cuanto entendemos por mente y vida, como estas últimas a la

energía y la materia. El espíritu está más allá de nuestra comprensión, y usamos

dicho término en el mismo sentido y queriendo significar lo mismo que cuando

hablamos del TODO. Para nuestro entendimiento podemos pensar del espíritu como

de una Infinita Mente Viviente, teniendo en cuenta, al mismo tiempo, que no

podemos comprenderlo del todo. O hacemos esto, o nos vemos obligados a dejar de

pensar.

 

Procederemos ahora a estudiar la Naturaleza del Universo, como un todo, y

también en sus partes. ¿Qué es el Universo? Hemos visto ya que nada puede

existir fuera del TODO; entonces ¿El Universo es el TODO? No, no puede serlo,

porque el Universo parece estar hecho de muchas, de múltiples unidades, y está

en continuo cambio; Y de todas maneras, no está de acuerdo con las ideas que nos

hemos visto obligados a aceptar respecto al TODO, según ya indicamos en nuestra

lección anterior. Entonces, si el Universo no es el TODO debe ser nada; tal es

la inevitable consecuencia que se presenta en la mente aparentemente. Pero esto

no satisface la pregunta, porque nosotros somos sensibles y sentimos la

existencia del Universo. Y si el universo es algo y no es el TODO, ¿Qué puede

ser? Examinemos la cuestión.

 

Si el Universo existe absolutamente, o por lo menos parece que existe, debe

proceder en alguna forma del TODO, ser su creación. Pero como algo no puede

venir de nada, ¿de qué pudo crearlo el TODO? Algunos filósofos han contestado a

esta pregunta diciendo que el TODO creó el Universo del sí mismo, esto es,

sacándolo de su propia substancia. mas esta respuesta no sirve, puesto que el

TODO no puede ser aumentado, ni disminuido, ni dividido, según hemos ya visto, y

aunque así fuera no podría cada partícula del Universo estar segura de ser el

TODO, puesto que éste no puede perder el conocimiento de sí mismo, ni

convertirse en un átomo o fuerza ciega o un ser viviente inferior. Algunos,

habiendo realizado que el TODO es todo, y reconociendo que ellos existían, han

llegado a la extraordinaria conclusión de que ellos y el TODO eran idénticos, y

han llenado el aire con sus gritos de " yo soy Dios", sirviendo de solaz a las

multitudes y de motivo de pena para los sabios.

 

Si el átomo gritara "yo soy hombre", todavía sería modesto en comparación.

 

Pero ¿qué es, en realidad, el Universo, si no es el TODO ni ha sido creado por

Él separándolo de su propia substancia? ¿Que otra cosa debe ser? O, mejor

preguntado. ¿De qué otra cosa puede haberlo hecho? Esta es la gran cuestión. Nos

encontramos con que el principio de correspondencia (véase el capítulo I) viene

en nuestra ayuda. El antiguo axioma hermético "como arriba es abajo" puede ser

empleado ahora para iluminar este punto. Tratemos, pues, de comprender algo de

lo que pasa en los planos superiores, examinando lo que pasa en el nuestro

propio. El principio de correspondencia puede aplicarse a esto lo mismo que a

cualquier otro problema. Veamos. En su propio plano de existencia, ¿cómo crea el

hombre? Primero, puede crear haciendo o construyendo algo con los materiales que

el mundo externo le brinda. Mas esto no nos sirve, porque fuera del TODO no

existen materiales de ninguna clase con los que Él pueda crear. En segundo

lugar, el hombre puede crear por medio de la fecundación, que no es más que su

multiplicación, acompañada por la transferencia de una parte de su propia

substancia a la matriz de la madre. Mas esto tampoco nos sirve, porque el TODO

no puede transferir o substraerse a sí mismo una porción, ni puede reproducirse

o multiplicarse a sí mismo. En el primer caso habrá una substracción de su

substancia o adición al TODO, lo que es un absurdo.

 

¿No existe otro medio por el cual crea el hombre? Sí, hay otro: la creación

mental. Al crear en esta forma, él no emplea materiales que le aporte el mundo

externo, ni se reproduce a sí mismo, y, sin embargo, su espíritu compenetra su

creación mental.

 

 

Siguiendo el principio de correspondencia, se puede pensar justificadamente que

el TODO crea el Universo mentalmente, de una manera parecida al proceso mediante

el cual el hombre crea sus imágenes mentales. Y he aquí que en esta descripción

coinciden tanto el dictamen dado por la razón como el de las almas iluminadas,

según se puede encontrar en sus escritos o en sus enseñanzas. Tales son las

doctrinas de los sabios. Tales las que enseñó Hermes.

 

El TODO no puede crear de ninguna manera, excepto mentalmente, sin emplear ni

materiales (pues no hay ninguno), ni reproduciéndose (lo que también es

imposible). No hay escapatoria para esta conclusión de la razón, la que, como

hemos ya visto, concuerda perfectamente con lo que dicen los iluminados. De

igual manera que podéis vosotros crear un universo en vuestra propia mente, así

el TODO crea los kosmos en la suya propia.

 

Mas vuestro universo sería la creación de una mente finita, en tanto que la del

TODO sería la creación de un infinito. Las dos son iguales en clase, pero

difieren infinitamente en grado. Examinaremos mas estrictamente el proceso de la

creación y manifestación conforme vayamos avanzando en nuestro estudio. Mas este

es el punto que debéis fijar por ahora en vuestras mentes: El Universo y todo lo

que él contiene es una creación mental del TODO; todo es mente.

 

 

"El TODO crea en su mente infinita, innumerables universos, los que existen durante

 

eones de tiempo, y así y todo, para Él, la creación, desarrollo, decadencia y muerte de un

 

millón de universos no significa más que el tiempo que se emplea

 

en un abrir y cerrar de ojos.

 

EL KYBALION.

 

 

"La mente infinita del TODO es la matriz del Kosmos".

 

EL KYBALION.

 

 

El principio de género o generación (véase el capítulo I y otros que seguirán)

se manifiesta en todos los planos de la vida: material, mental y espiritual.

Pero, según ya hemos indicado anteriormente, el "género" no significa "sexo",

pues este último no es más que a manifestación material del género. "Género"

significa "lo relativo" a la generación o creación. Y dondequiera que algo se

genera o se crea, sea en el plano que sea, es principio de género se está allí

manifestando. Y esto es verdad, aun en lo que se refiere a la creación de los

universos.

 

Ahora no vayáis a suponer que estamos enseñando que hay un dios creador macho y

otro hembra. Esto no sería más que una mistificación de las antiguas enseñanzas

al respecto. La verdad es que el TODO, en sí mismo, está más allá del género,

así como también está más allá de toda otra ley, incluyendo las del tiempo y del

espacio. Él es la ley de la cual todas las leyes proceden, y, por lo tanto no

puede estar sujeto a estas últimas. Mas cuando el TODO se manifiesta en el plano

de la generación o creación, entonces actúa de acuerdo con la ley y con el

Principio, pues se está moviendo en un plano inferior de existencia. y

consecuentemente, Él manifiesta el principio de género, en sus aspectos

masculino y femenino, en el plano mental, por supuesto.

 

Esta idea podría parecer un tanto chocante, si la oís por primera vez, más otras

veces la habéis aceptado pasivamente en vuestras concepciones diarias. Habláis

de la paternidad de Dios y de la maternidad de la Naturaleza, de Dios como padre

divino y de la Naturaleza como madre Universal, y así habréis conocido

instintivamente el principio del Género en el Universo. ¿No es así?

 

Más las enseñanzas herméticas no implican una dualidad real - el TODO es UNO -

siendo los dos aspectos simples fases de manifestación. La doctrina es que el

principio masculino manifestado por el TODO permanece, en cierta manera, aparte

de la creación mental del Universo. Proyecta su voluntad sobre el principio

femenino (que puede ser llamado naturaleza), siendo en ésta que comienza la obra

evolutiva de un Universo, desde simples "centros de actividad" hasta el hombre,

y aun a más elevados planos de existencia que el humano, todo ello de acuerdo

con bien establecidas leyes de la Naturaleza. Si preferís las antiguas imágenes

mentales, podéis concebir el principio masculino como Dios, el padre, y el

principio femenino como Naturaleza, la madre universal, de cuya matriz todas las

cosas nacen. Esto es algo más que una simple figura poética de lenguaje, es una

idea del proceso de la creación de un Universo. Pero recordad siempre que el

TODO es UNO, y que en su mente infinita es donde crean y generan y existen los

Kosmos.

 

Podría ayudaros a concebir esto propiamente el aplicarle la ley de

correspondencia en vuestra propia mente. Sabéis que esa parte de vosotros que

llamáis "yo", en cierto sentido, permanece aparte de la creación y de vuestras

imágenes mentales en el intelecto. La parte de la mente en la que se efectúa la

generación de imágenes puede ser llamada el "mí", en distinción con el "yo", que

permanece aparte y que examina los pensamientos, ideas e imágenes del "mí". Como

"arriba es abajo", acordaos, y los fenómenos de un plano pueden emplearse para

resolver los enigmas de los planos superiores e inferiores.

 

¿Es acaso maravilloso que vosotros, los hijos, sintáis una reverencia instintiva

hacia Padre-Madre? Es maravilloso que cuando consideráis las obras y maravillas

de la Naturaleza os sintáis conmovidos hasta lo más profundo de vuestro ser? Es

a vuestra madre-mente a quien os estáis estrechando, como un niño se estrecha al

seno de su madre.

 

No vayáis a suponer que el pequeñísimo mundo que os circunda - la Tierra - que

no es más que un grano de arena en el Universo, es el universo mismo. Hay

millones y millones de tales mundos, y aun muchos mayores que él. Y aun hay

millones de millones de tales universos que existen en la Mente del Unico. Y aun

en nuestro sistema solar hay regiones y planos de vida muy superiores a los

nuestros, y seres comparados con los que nosotros somos lo que las amebas

respecto al hombre. Hay seres cuyos poderes y atributos son mucho más elevados

que los del hombre, y éste jamás ha soñado que pudieran existir. Más, a pesar de

esto, esos seres fueron en poco tiempo lo que nosotros ahora, y seremos un

tiempo como ellos son y aun superiores, porque tal es el destino del hombre, a

juzgar por lo que nos dicen los iluminados.

 

La muerte no es real, ni aun en sentido relativo: no es sino nacer en una vida

nueva, y ascendemos y seguiremos ascendiendo a planos de vida cada vez más

elevados, durante eones y eones de tiempo. El universo es nuestra casa, nuestro

hogar y podemos explorarlo hasta sus más lejanos confines, antes de la

consumación de los tiempos. Estamos en la mente del TODO y nuestras

posibilidades y oportunidades son infinitas, lo mismo en el tiempo que en el

espacio. Y al fin del gran ciclo de eones, cuando el TODO reabsorba sus

creaciones en sí mismo, marcharemos alegremente porque entonces serremos capaces

de comprender la verdad toda de ser UNO con el TODO. Esto es lo que nos afirman

los iluminados, esos que han avanzado tanto en el sendero de la realización.

 

Y, en el entretanto, estemos tranquilos y serenos; estamos seguros y protegidos

por el Poder Infinito del Padre - Madre - Mente.

 

 

"En la Mente del Padre - Madre, los hijos están en su hogar".

 

El KYBALION.

 

"No hay nadie que no tenga padre y madre en el Universo".

 

EL KYBALION.

 

 

 

 

 

 

CAPITULO VII: 

       EL TODO EN TODO

 

"Si bien es cierto que todo está en el TODO, no lo es menos que el TODO está en

todas las cosas. El que comprende esto debidamente, ha adquirido gran

conocimiento".

 

EL KYBALION.

 

 

¡Cuan a menudo se ha oído a la mayoría repetir la afirmación de que su Deidad era "todo en todo", y cuán poco ha sospechado el íntimo significado oculto encerrado en esas palabras emitidas tan sin ton ni son! La presión comúnmente empleada es lo que ha quedado de la máxima hermética del epígrafe. Como dice el "Kybalión": "El que comprende esto debidamente, ha adquirido gran conocimiento". Y si esto es así, tratemos de comprender lo que significa, dada su gran importancia. En esa máxima está encerrada una de las más grandes verdades filosóficas, científicas y religiosas.

 

Ya hemos dado la enseñanza hermética concerniente a la naturaleza mental del

Universo - la verdad de que "el Universo es Mental, sostenido en la mente del

TODO". Como dice el "Kybalión en el pasaje citado: "todas las cosas están en el

TODO". Pero nótese también la siguiente afirmación correlacionada: "Es

igualmente cierto que el TODO está en todas las cosas". Esta contradicción

aparente es conciliable según la ley de la Paradoja. Es, además, una afirmación

hermética exacta sobre las relaciones que existen en el TODO y su Universo

mental. Ya hemos visto como es que todo está en el TODO; examinemos ahora el

segundo aspecto del asunto.

 

La doctrina hermética indica que el TODO es inminente e inherente al Universo,

así como en toda parte, partícula, unidad o combinación, dentro del universo.

 

Los maestros suelen ilustrar este postulado, refiriéndose al Principio de

Correspondencia. El instructor pide al estudiante que forme una imagen mental de

algo, de una persona, una idea o alguna cosa que tenga forma mental, siendo el

ejemplo preferido el de un autor que se esté formando una idea de los

personajes, el de un pintor o escultor que esté creando la imagen mental de lo

que trata de expresar con su arte. En cada caso el estudiante verá que, aunque

la imagen tiene existencia y ser únicamente dentro de su propia mente, sin

embargo, el estudiante mismo, autor, pintor, o escultor es, en cierto sentido,

inmanente en dicha imagen. En otras palabras, toda la virtud, vida, espíritu o

realidad de la imagen mental se deriva de la "inmanente mente" del pensador.

Medítese esto un instante hasta que se comprenda bien la idea.

 

Empleando otro ejemplo, podríamos decir que Otelo, Yago, Hamlet, Lear, Ricardo

III, etc., existieron en la mente de Sheakespeare en el momento de su concepción

o creación. Y, sin embargo, Shakespeare existió también dentro de cada uno de

esos personajes, dándoles su vitalidad, su espíritu y su acción.

 

¿Cuál es el espíritu de los personajes que conocemos como Micawber, Oliverio

Twist, Uriah Heep?..... ¿Es Carlos Dickens o tiene cada uno de ellos un espíritu

personal, independiente de su creador? ¿Tienen la Venus de Médicis, la Madonna

Sixtina, el Apolo de Velvedere, espíritus y realidad propios o representan los

poderes mentales y espirituales de sus creadores? La Ley de la Paradoja explica

que ambas proposiciones son ciertas, consideradas desde los puntos de vista

apropiados. Micawber es, a la vez, Micawber y Dickens. Y mientras puede decirse

que Micawber es Dickens, Dickens no es idéntico a Micawber. El hombre, como

Micawber, puede exclamar: "El espíritu de mi creador me es inherente, y, sin

embargo, yo no soy Él". Esto es muy diferente de la chocante semiverdad que

clamorosamente anuncian algunos semisabios, diciendo: "yo soy Dios". Imaginad al

pobre Micawber o al ratero Uriah Heep exclamando: "Yo soy Dickens", o a

cualquier otro personaje de las obras de Shakespeare anunciando: "Yo soy

Shakespeare". El TODO está en la lombriz, pero la lombriz está muy lejos de ser

el TODO. Pero aunque la lombriz exista meramente como una pequeña cosa, creada y

teniendo su ser únicamente en la mente del TODO, el TODO es inmanente a ella,

así como en las partículas que la componen. ¿Puede haber algún misterio mayor

que el encerrado en esa proposición: "Todo está en el TODO y el TODO está en

todo?".

 

El estudiante comprenderá, por supuesto, que las ilustraciones dadas más arriba

son necesariamente imperfectas e inadecuadas, porque representan la creación de

imágenes mentales en mentes finitas, mientras que el Universo es la creación de

una mente infinita, y la diferencia entre los dos polos las separa. Y, sin

embargo, es sólo cuestión de grado - el mismo Principio es el que opera - el

Principio de Correspondencia se manifiesta en cada una: "Como arriba es abajo,

como abajo es arriba".

 

Y en proporción a la realización que obtenga el hombre de la existencia del

Espíritu Subyacente inmanente en su propio ser se elevará en la escala de la

vida. Esto es lo que significa el desarrollo espiritual; el reconocimiento, la

realización y la manifestación del Espíritu interno. Recuérdese siempre esta

definición (la del desenvolvimiento espiritual), porque contiene la verdad de

toda verdadera Religión.

 

Existen muchos Planos del Ser, muchos subplanos de vida, muchos grados de

existencia en el Universo. Y todos dependen del adelanto de los seres en la

escala, cuyo punto más bajo es la materia más densa, estando el Ser más elevado

separado del Espíritu del TODO solo por una sutilísima división, y por todas

partes, a lo largo de esta escala de la vida, todo está en movimiento. Todos

están en el sendero, cuyo fin y meta es el TODO. Todo progreso es una vuelta al

hogar. Todo se mueve hacia arriba, adelante, a pesar de las aparentes

contradicciones. Éste es el mensaje del iluminado.

 

La doctrina hermética concerniente al proceso de la creación mental del Universo

es que, al principio del ciclo creador, el TODO, en su aspecto de ser, proyecta

su voluntad hacia su aspecto de "Devenir" y el proceso de la creación comienza.

Se dice que este proceso se reduce a una disminución gradual de intensidad

vibratoria hasta que se alcanza un grado muy bajo de energía vibrante, en cuyo

punto se manifiesta la forma más densa posible de materia. Este proceso se llama

involución porque el TODO se "envuelve" en su creación. Y esto tiene su

correspondencia en los procesos mentales de un artista, escritor o inventor,

quien se "envuelve" tanto en su creación mental que olvida casi completamente su

propia existencia, pues en esos momentos "vive en su creación". Si en vez de la

palabra "envolverse" empleáramos la de "absorberse", quizá se diera una idea más

clara del significado que trata de sugerir.

 

A este estado involucionario de la creación suele también llamársele la

"Emanación" de la energía divina, así como el estado evolucionario se denomina

"Absorción". Al polo más extremo del proceso creador, se le considera como el

más separado del TODO, en tanto que el principio del estado evolutivo es mirado

como un retorno de la oscilación del péndulo del Ritmo, como una vuelta al

hogar.

 

La enseñanza es que durante la Efusión las vibraciones se van amortiguando

gradualmente hasta que el impulso amortiguador cesa por último, y entonces se

produce el retorno de la oscilación pendular. Pero existe esta diferencia: que

mientras en la efusión se manifiestan las fuerzas creadoras compactamente, como

un todo desde el comienzo mismo del estado evolutivo o de "reabsorción" se

manifiesta la ley de la individualización; esto es, la tendencia a separarse en

unidades de fuerza, de tal manera que lo que dejó al TODO como no

individualizada energía vuelve a su fuente originaria como innumerables unidades

de vida, altamente desarrolladas, que se han ido levantando cada vez más alto en

la escala por medio de la evolución física, mental y espiritual.

 

Los antiguos herméticos empleaban la palabra "meditación" para describir el

proceso de la creación mental del Universo en la mente del TODO, habiéndose

empleado también frecuentemente la palabra "contemplación".

 

Pero la idea que parece sugerir es la del empleo de la Atención Divina.

"Atención" es una palabra derivada de raíz latina, que significa "alcanzar,

llegar", y el acto de atención es realmente un "alcance, una extensión" de la

energía mental; de manera, pues, que comprenderemos perfectamente el concepto si

examinamos el verdadero significado de la atención.

 

La doctrina hermética concerniente a la evolución es que el TODO, habiendo

meditado sobre el principio de la creación, y establecido así la base material

del Cosmos, pensándolo en la existencia, gradualmente va despertándose de su

meditación, y al hacerlo produce la manifestación del proceso evolutivo, en los

planos material, mental y espiritual, sucesivamente en orden. Así empieza el

movimiento ascendente, y todos los seres comienzan a dirigirse hacia el

Espíritu. La materia se va haciendo menos densa, las unidades vienen a ser, las

combinaciones se inician, la vida aparece y va manifestándose en formas cada vez

más elevadas y la mente se va haciendo más evidente, vibrando todo cada vez más

intensamente. En una palabra, el proceso entero de la evolución, en todas sus

fases, comienza y sigue de acuerdo con las leyes del proceso de "absorción".

Todo esto ocupa eones y eones de tiempo, estando compuesto cada eón por millones

de años; pero, según dice el iluminado, toda la creación, incluyendo la

involución y la evolución de un universo, no es más que un abrir y cerrar de

ojos para el TODO. Al final de innúmeros ciclos de eones de tiempo el TODO

retira su atención (contemplación) o meditación del Universo, porque la Gran

Obra ha terminado, y todo queda absorbido en Él de quien otrora emergiera.

 

Pero el misterio de los misterios es que el Espíritu de cada alma no queda

aniquilado, sino que se expande infinitamente, sumergiéndose uno en otro el

Creador y el Creado. Ésa es la voz de la iluminación.

 

La iluminación expuesta sobre la meditación y el subsiguiente despertar de ella

del TOD no es, por supuesto, más que un intento de descripción del proceso

infinito, mediante un ejemplo finito. Pero, no obstante: "Como arriba es abajo".

La diferencia es solo de grado. Y así, como el TODO se despierta de su

meditación sobre el Universo, así también el hombre (a su debido tiempo) cesará

de manifestarse sobre el plano material y se irá retirando cada vez más en el

espíritu Interno, que, ciertamente, es el "Ego Divino".

 

Hay otra cosa más de la que deseamos hablar en esta lección, y esto llega muy

cerca del campo metafísico de especulación, aunque nuestro propósito es

simplemente el mostrar la frutilidad de tal especulación. Aludimos a la pregunta

que inevitablemente se presenta ante la mente de todos los pensadores que se han

aventurado a buscar la Verdad, la pregunta es: ¿Por qué creó el TODO al

Universo? Esta pregunta podrá ser formulada en diferente forma, pero su esencia

es siempre la misma.

 

Mucho han luchado los hombres para contestársela, pero aún no se posee respuesta

alguna que merezca ese nombre. Algunos se han imaginado que el TODO ganaría algo

con ello, pero eso es absurdo, porque ¿qué es lo que podrá obtener el TODO que

ya no posea? Otros dicen que el TODO desea amar a algo, o que lo había creado

para divertirse, o porque estaba silo, o para manifestar su poder. Pero todas

esas respuestas son pueriles e infantiles y pertenecen a la primera infancia del

pensamiento.

 

Algunos han tratado de explicar el misterio presumiendo que el TODO se vio

"compelido" a crear, en razón de su "naturaleza interna", o su "instinto

creador".

 

Esa idea, si bien representa un adelanto sobre las otras, tiene un punto débil.

Si su "naturaleza interna o instinto creador" lo impulsara a hacer algo,

entonces la naturaleza interna o instinto creador sería el Absoluto, en vez del

TODO, y de ahí que la proposición falle por su misma base. Sin embargo, el TODO

crea y se manifiesta y parece encontrar cierta satisfacción al hacerlo. Y es muy

difícil escapar a la conclusión de que en algún grado infinito tendría que tener

algo que correspondiera a una naturaleza interna o instinto creador en el

hombre, con un deseo y Voluntad correspondientemente infinito. No podría obrar

si no quisiera hacerlo, no podría hacerlo a menos que lo deseara, y no lo

desearía si no obtuviera con ello una satisfacción. Y todas estas cosas

pertenecerían a una Naturaleza interna, y podría postularse su existencia de

acuerdo con la Ley de Correspondencia, tanto interna como externa. Éste es el

problema que yace en la raíz misma de la dificultad y la dificultad que se

encuentra en la misma raíz del problema.

 

Estrictamente hablando, no puede decirse que haya ninguna "razón'' para obrar,

porque una razón implica una causa, y el todo está por encima de la causa y del

efecto, salvo cuando su voluntad misma se convierte en una causa, en cuyo

momento el principio se pone en movimiento. De manera, pues, que no puede

pensarse en el mismo asunto, porque como el mismo TODO es incognoscible. Así

como nos vemos obligados a decir simplemente: EL TODO ES, así también sólo

podemos decir que el TODO OBRA PORQUE OBRA. Y, en último término, el TODO es la

razón en sí misma, y puede decirse en verdad que Él es su propia razón, su

propia ley; su propio acto, mejor aún: Que el TODO, su razón, su acto y su ley,

son uno, siendo las palabras diferentes nombres de la misma cosa. En opinión de

los que esto escriben, la respuesta se halla encerrada en el íntimo ser del

TODO, en su ser secreto. La Ley de correspondencia, en nuestra opinión, sólo

llega al aspecto del TODO que denominamos el aspecto de devenir o de estado.

Tras ese aspecto está el de ser, en el cual todas las leyes se pierden en la

Ley, todos los principios en el Principio y el TODO, el Principio y el Ser, son

idénticos, uno y lo mismo.

 

Por consiguiente, toda especulación metafísica sobre el punto es fútil. Si nos

ocupamos aquí de la cuestión es solo para mostrar que, si bien reconocemos el

hecho, reconocemos también lo absurdo de las respuestas dadas por metafísicos y

teólogos.

 

En conclusión, podrá ser de interés para los estudiantes el saber que en tanto

que algunos de los antiguos y modernos instructores herméticos se inclinan más

bien a aplicar el Principio de Correspondencia a la cuestión, que da por

resultado la "naturaleza interna'', la leyenda dice que Hermes, el Grande,

cuando le fue hecha esa pregunta por algunos de sus más avanzados estudiantes,

contestó apretando los labios fuertemente y no diciendo una palabra, como si

indicara que no había respuesta. Pero también puede ser que quisiera aplicar el

axioma de esta filosofía que dice que "los labios de la Sabiduría permanecen

cerrados, excepto para los oídos del entendimiento'', en la creencia de que aún

sus más aventajados discípulos no poseían la comprensión necesaria que los

calificara para esa enseñanza. De cualquier manera, si Hermes poseyó el Secreto

no lo comunicó, y por lo menos en lo que al mundo concierne los labios de Hermes

están cerrados al respecto. Y si Hermes el Grande vaciló en hablar, ¿quién sería

el osado mortal que tratara de enseñarlo?

 

Pero, recordémoslo, cualquiera que sea la respuesta de este problema, si es que

hay alguna, la verdad es que: "Si bien es cierto que todo está en el TODO, no lo

es menos que el TODO está en todas las cosas''. La proposición en este punto es

enfática. Y, para terminar, repetiremos las palabras de la cita: "El que

comprenda esto debidamente, ha adquirido gran conocimiento''.

 


 

 

 

 

 

 

 

 

CAPITULO VIII:    

   LOS PLANOS DE CORRESPONDENCIA

 

 

"Como arriba es abajo; como abajo es arriba''.

 

EL KYBALIÓN.

 

El segundo gran principio hermético encierra la verdad de que existe entre los

diversos planos de manifestación de la vida y del ser una armonía, concordancia

y correspondencia. Esta verdad lo es porque todo cuanto hay en el Universo emanó

de la misma fuente, y las mismas leyes, principios y características se aplican

a cada unidad o combinación de unidades de actividad, conforme cada una

manifiesta su propio fenómeno en su propio plano.

 

Para facilitar la meditación y el estudio, la Filosofía hermética considera que

el Universo puede dividirse en tres grandes clases de fenómenos, conocidas como

los tres Grandes Planos:

 

I. - EL PLANO FISICO.

 

II. - EL PLANO MENTAL.

 

III. - EL PLANO ESPIRITUAL.

 

Estas divisiones son más o menos artificiales y arbitrarias, porque la verdad es

que las tres divisiones no son más que grados ascendentes en la gran escala de

la vida, siendo el punto más bajo la materia indiferenciada, y el más elevado el

del Espíritu. Y, además, los diferentes planos se esfuman unos en otros, de

manera que no puede establecerse una división firme y nítida entre la parte

superior del Plano Físico y la inferior del Mental.

 

En una palabra, los tres grandes planos pueden ser considerados como tres

grandes grupos de grados de vida en manifestación. Y aunque el propósito de este

libro no nos permite entrar en una explicación extensa de los mismos, daremos

una descripción general de ellos.

 

Para principiar podemos considerar la pregunta tan a menudo formulada por el

neófito, que desea saber lo que significa realmente la palabra "Plano", término

que se usa libremente, y que apenas ha sido explicado, en muchas obras de

ocultismo. La pregunta se formula generalmente así: "¿Un Plano es un lugar que

tiene dimensiones, o no es más que una condición o estado?" Y podemos contestar

"No, no es un lugar ni una dimensión ordinaria del espacio; pero, sin embargo,

es más que un estado o condición". Puede ser considerado como un estado o

condición; pero, no obstante, el estado o condición es un grado dimensional, es

una escala, y está sujeto a medida. Parecerá esto quizá una paradoja, pero

examinemos el punto. Una "dimensión" es una medida en líneas recta, relacionada

con una medida base, etc. Las dimensiones ordinarias del espacio es longitud o

largo, latitud o ancho, y grosor o altura. Pero existe otra dimensión de las

cosas creadas, o medida en línea recta, conocida por los ocultistas y también

por los hombres de ciencia, aunque estos últimos no le hayan dado todavía el

nombre de dimensión. Esta nueva dimensión, que por el momento es la base de

muchas especulaciones bajo el nombre de Cuarta Dimensión, es el tipo usado para

determinar los "grados" o planos.

 

Esta cuarta dimensión puede ser denominada la de la "Vibración". Es un hecho

bien conocido por la ciencia moderna, así como por los hermetistas, quienes han

encerrado esa verdad en su tercer principio, que "todo está en movimiento, todo

vibra, nada está en reposo". Desde la más elevada manifestación hasta la más

baja, todas las cosas vibran. Y no solamente vibran con diferente intensidad,

sino en diferentes dimensiones y de diferente manera. Los grados de "intensidad"

vibratoria constituyen los grados para medir en la escala de vibraciones, o sean

los grados de la Cuarta Dimensión. Todos estos grados forman lo que los

ocultistas llaman "planos".

 

Cuanto más elevado es el grado de vibración, tanto más elevado es el plano. De

manera, pues, que aunque un plano no es u8n lugar, ni estado o condición, posee,

sin embargo, cualidades comunes a ambos. Algo más tendremos que decir sobre las

vibraciones en los próximos capítulos, en los que estudiaremos el principio

hermético de Vibración.

 

Se recordará, no obstante, que los tres grandes planos no son divisiones

actuales y reales de los fenómenos del Universo, sino simples medios arbitrarios

empleados por los herméticos para ayudar al pensamiento y al estudio de los

diversos grados y formas de la actividad y de la vida universales. El átomo de

la materia, la unidad de fuerza, la mente del hombre y el ser del arcángel, no

son más que grados de una sola y misma escala, y todos son fundamentalmente los

mismos, siendo la diferencia solo cuestión de grado y de intensidad vibratoria:

todos son creaciones del TODO, y tienen su existencia dentro de su mente

infinita.

 

Los herméticos subdividen cada uno de esos tres grandes planos en siete planos

menores, y cada uno de éstos en siete subplanos, siendo estas divisiones más o

menos arbitrarias, esfumándose unas en otras, pero han sido adoptadas por

conveniencias del estudio científico.

 

El Gran Plano Físico, y sus siete planos menores, es la división que comprende todos los fenómenos del universo que se refieren a las cosas, fuerzas y manifestaciones físicas. Incluye todas las formas de lo que conocemos como materia, y toas las formas de lo que llamamos energía o fuerza. Pero se debe recordar que la Filosofía Hermética no reconoce la materia como una cosa en sí misma, o como si tuviera una existencia separada de la mente del TODO. La proposición es que la materia no es más que una forma de energía, esto es, energía de una intensidad vibratoria inferior de cierta clase. Y de acuerdo con ello, los herméticos clasifican la materia bajo el título de energía, y le adjudican tres de los siete planos menores del Gran Plano Físico.

 

Dichas siete divisiones menores son las siguientes:

 

I. - EL PLANO DE MATERIA (A)

 

II. - EL PLANO DE MATERIA (B)

 

III. - EL PLANO DE MATERIA (C)

 

IV. - EL PLANO DE SUBSTANCIA ETERICA

 

V. - EL PLANO DE ENERGIA (A)

 

VI. - EL PLANO DE ENERGIA (B)

 

VII. - EL PLANO DE ENERGIA (C)

 

 

El Plano de Materia A comprende las formas materiales sólidas, líquidas y gases,

tal como lo reconocen generalmente las obras de texto físicas. El Plano de

Materia B comprende ciertas formas más elevadas y sutiles de la existencia que

la ciencia recién comienza a conocer: los fenómenos de la materia radiante, bajo

sus fases de radium, etc., que pertenecen a la subdivisión más inferior de este

plano menor. El Plano de la Materia C comprende formas de la materia más sutil y

tenue, cuya existencia ni siquiera sospechan los hombres de ciencia actuales. El

Plano de la Substancia Etérea comprende lo que la ciencia denomina "éter",

substancia de tenuidad extrema y de prodigiosa elasticidad, que compenetra todo

el Espacio Universal y que obra como médium para la transmisión de ondas de

energía tales como la luz, el calor, la electricidad, etc. Esta substancia

etérica es el eslabón de unión entre la llamada materia y la energía,

participando de la naturaleza de ambas. La doctrina hermética dice que ese plano

tiene siete subdivisiones (como las tienen los demás planos menores), y que, en

realidad, hay siete éteres en vez de uno.

 

Inmediatamente después viene el Plano de la Energía A, que comprende las formas

de energía que la ciencia conoce corrientemente, siendo sus siete subdivisiones

respectivamente: Calor, Luz, Magnetismo, Electricidad, Atracción (gravitación,

cohesión, afinidad química, etc.) y otras varias formas de fuerza que revelan

los experimentos científicos, pero que aún no han sido denominadas o

clasificadas. El Plano de la Energía B comprende siete subdivisiones de las más

elevadas modalidades de energía, que aun no ha descubierto la ciencia, pero que

han sido llamadas "Las Fuerzas Sutiles de la Naturaleza", cuya manifestación se

provoca mediante ciertos fenómenos mentales, cuyos fenómenos son posibles merced

a ellas. El Plano de la Energía C comprende siete subdivisiones de energía tan

elevadamente organizada que tiene muchas de las características de la vida, pero

no son reconocidas por el hombre en el actual estado de desarrollo, siendo

utilizables solamente para los seres del Planeta Espiritual. Esa energía es

inconcebible y puede ser considerada casi como "poder divino". Los seres que la

emplean son como dioses, aun comparándolos con el tipo humano más elevado que

conozcamos.

 

El Gran Plano Mental comprende esas formas de cosas vivientes que conocemos en

la vida ordinaria, así como otras formas no tan bien conocidas, salvo por los

ocultistas.

 

La clasificación de los siete planos mentales menores no es muy satisfactoria

sino más bien arbitraria (salvo que se acompañara por complicadas explicaciones

que son ajenas al propósito de este libro), pero la mencionaremos.

 

 

I. - EL PLANO DE LA MENTE MINERAL

 

II. - EL PLANO DE LA MENTE ELEMENTAL A

 

III. - EL PLANO DE LA MENTE VEGETAL

 

IV. - EL PLANO DE LA MENTE ELEMENTAL B

 

V. - EL PLANO DE LA MENTE ANIMAL

 

VI. - EL PLANO DE LA MENTE ELEMENTAL C

 

VII. - EL PLANO DE LA MENTE HUMANA.

 

El Plano de la Mente Mineral comprende los estados o condiciones de las unidades

o entidades, o grupos y combinaciones de las mismas, que animan las formas

conocidas bajo el nombre de minerales, substancias químicas, etc. Estas

entidades no deben ser confundidas con las moléculas, átomos y corpúsculos

siendo estos últimos solo el cuerpo material de dichas entidades, así como el

cuerpo del hombre no es más que su forma material y no él mismo. A esas

entidades se las puede llamar "almas" en cierto sentido, y son seres vivientes

de escaso grado de desarrollo, vida y mentalidad, apenas un poco más que las

unidades de "energía viviente" que comprenden las subdivisiones superiores del

más elevado plano físico. El hombre corriente no suele atribuir mente, alma o

vida al reino mineral, pero todos los ocultistas reconocen la existencia del

mismo, y la ciencia moderna se está encaminando rápidamente hacia este punto de

vista. Las moléculas, átomos y corpúsculos tienen sus "odios y amores", gustos y

desagrados, atracciones y repulsiones, afinidades y desafinidades, etc., y

algunos hombres de ciencia han expresado la opinión de que el deseo y la

voluntad, las emociones y sentimientos de los átomos solo difieren en grado de

los del hombre. No tenemos espacio para discutir el asunto aquí. Todos los

ocultistas saben que es un hecho, y otros se refieren a los descubrimientos

científicos más recientes para que se vea su corroboración. Este plano tiene las

siete subdivisiones habituales.

 

El Plano de la Mente Elemental A comprende el estado o condición y grado de

desarrollo mental y vital de una clase de entidades desconocidas para el hombre

corriente, pero que el ocultista conoce. Son invisibles para los sentidos

ordinarios del hombre, pero, no obstante, existen y desempeñan su papel en el

Drama del Universo. Su grado de inteligencia es intermedio entre las entidades

minerales y químicas por una parte y las entidades del reino animal por la otra.

Hay siete subdivisiones en este plano también.

 

El Plano de la Mente Vegetal y sus siete subdivisiones comprende los estados o

condiciones de las entidades que encierra el mundo vegetal, los fenómenos

mentales y vitales que se conocen corrientemente. Muchas e interesantes obras

científicas se han escrito últimamente sobre la mente y la vida en las plantas.

Los vegetales tienen vida, mente y alma, tanto como los animales, el hombre y el

superhombre.

 

El Plano de la Mente Elemental B y sus siete subdivisiones comprende los estados

y condiciones de una forma de elementales o entidades invisibles, que hacen su

obra en el Universo, cuya mente y vitalidad forma parte de la escala entre el

Plano de la Mente Vegetal y el Plano de la mente Animal, participando dichas

entidades de la naturaleza de ambos.

 

El Plano de la Mente Animal y sus siete subdivisiones comprende los estados y

condiciones de las entidades, seres o almas, que animan los cuerpos vivientes de

los animales y que son familiares a todos. No es necesario entrar en detalles

concernientes a este reino o plano de vida, porque el mundo animal nos es tan

familiar como el nuestro propio.

 

El Plano de la Mente Elemental C y sus siete subdivisiones comprende las

entidades o seres invisibles, que participan de la naturaleza de la vida animal

y humana, en determinado grado y combinación. Los elementos pertenecientes a

este plano y que están en el grado más elevado del mismo, son semihumanos en

inteligencia.

 

El Plano de la mente Humana y sus siete subdivisiones comprende las

manifestaciones de la vida y mentalidad que son comunes al hombre en sus varios

grados y divisiones. En este punto debemos indicar el hecho de que el hombre

corriente actual ocupa la cuarta subdivisión del Plano de la mente Humana, y

solo los más inteligentes han cruzado los límites de la quinta subdivisión.

Millones de años ha empleado la raza para alcanzar este estadio, y tardará

muchos años más en llegar a las subdivisiones sexta y séptima. Pero debemos

recordar que ha habido razas anteriores a las nuestras que han pasado por esos

grados y después más allá de ellos. Nuestra propia raza es la quinta (con más

los rezagados de la cuarta) que huella el Sendero. En ella ha habido unas

cuantas almas avanzadas que han sobrepasado a la masa y han llegado a la sexta y

hasta la séptima subdivisión, y algunos un poco más allá todavía. El hombre de

la sexta subdivisión será el superhombre, y el de la séptima el ultra hombre.

 

Al considerar los siete planos mentales menores nos hemos referido a los tres

planos elementales en un sentido general. No deseamos entrar en mayores detalles

en esta obra, porque el asunto no pertenece a este plano de la filosofía y

enseñanzas generales. Pero hemos dicho esto para dar una idea un poco más clara

de las relaciones de estos planos con los que nos más familiares. Los Planos

Elementales guardan la misma relación en mentalidad y vitalidad con los Planos

Mineral, Vegetal, Animal y Humano, que las teclas negras de un piano con las

blancas. Las teclas blancas bastan para producir música, pero hay ciertas

escalas, melodías y armonías en las que las teclas negras desempeñan su parte,

siendo necesaria su presencia. Son también necesarias como eslabones de unión en

las condiciones anímicas, o estados de ser diversos, entre los demás planos,

alcanzándose así ciertas formas de desenvolvimiento. Y este hecho dará al lector

que pueda leer entre líneas una luz nueva sobre el proceso de la evolución, una

nueva clave para la secreta puerta de la vida que se oculta entre reino y reino.

Todos los ocultistas conocen perfectamente esos grandes reinos de Elementales, y

las obras esotéricas están llenas de alusiones a los mismos.

 

Los que hayan leído "Zanoni", de Bulwer Lytton, y otras leyendas similares,

reconocerán a esas entidades pertenecientes a los mencionados planos de la vida.

 

Pasando del gran Plano Mental al Gran Plano Espiritual, ¿qué es lo que podríamos

decir?, ¿Cómo podríamos explicar esos elevados estados del ser, de la vida y de

la mentalidad a mentes que son todavía incapaces de comprender las subdivisiones

más elevadas del Plano de la Mente Humana? Esa tarea es imposible. Solo podemos

hablar en los términos más generales. ¿Cómo podría describirse la luz a un

hombre que haya nacido ciego?, ¿Cómo explicar el azúcar a quien nunca ha probado

algo dulce, ¿cómo hablar de armonía a un sordo?.

 

Todo lo que podemos decir es que los siete planos menores del Gran Plano

Espiritual (cada uno de los cuales tiene las usuales siete subdivisiones,

comprenden seres tan superiores al hombre actual como este último es superior al

gusano o quizás a formas aun inferiores. La vida de esos seres trasciende tanto

a la nuestra que ni siquiera podemos pensar en los detalles de las mismas. Su

mente es tan elevada que, por ellos, nosotros apenas si pensamos, y nuestros

procesos mentales les parecen puros procesos materiales. La materia que forma

sus cuerpos es del plano más elevado, y algunos se dicen que están envueltos por

pura energía. ¿Qué es lo que podría decirse sobre tales seres?

 

En los siete planos menores del Gran Plano Espiritual existen seres de quienes

hablamos como Angeles, Arcángeles o semidioses. En los planos menores inferiores

viven aquellos a quienes damos el nombre de Maestros y Adeptos. Sobre ellos

están las grandes jerarquías de huestes angélicas, inconcebibles para el hombre,

y sobre ellas están los que sin irreverencia alguna podrían llamarse dioses,

pues su grado de elevación en la escala es tan alto, tan grande su poder e

inteligencia, que sobrepasan a todas las concepciones que el hombre se ha

formado sobre la Deidad. Esos hombres están de todo cuanto se pueda imaginar,

siendo la palabra "Divino" la única que se les podría aplicar, muchos de esos

seres, incluso las huestes angelicales, tienen sumo interés por las cosas del

Universo y desempeñan un papel importantísimo en sus procesos. Esas invisibles

divinidades y auxiliares angélicas ejercen su influencia libremente y

poderosamente en la obra de la evolución y del progreso cósmico. Su intervención

ocasional y auxilio directo en los asuntos humanos han dado origen a muchas

leyendas, creencias, religiones y tradiciones de las razas pasadas y actuales.

Han superpuesto su conocimiento y poder sobre el mundo una y otra vez, todo bajo

la ley del TODO, por supuesto.

 

Pero sin embargo, aún esos elevadísimos seres existen meramente como creaciones

de la mente del TODO y están sujetos a los procesos cósmicos y a las leyes

universales. Son todavía mortales, podemos llamarlos "dioses" si nos agrada,

pero no son más que nuestros hermanos mayores: las almas avanzadas que han

sobrepasado a sus compañeras y que han renunciado temporalmente al éxtasis de la

absorción en el TODO, para poder ayudar a la raza en su ascendente jornada en el

Sendero. Pero pertenecen al Universo y están sujetos a sus condiciones - son

mortales y su plano es inferior al del Espíritu Absoluto.

 

Solo los herméticos más avanzados son capaces de comprender las enseñanzas

secretas concernientes al estado de existencia y a los poderes manifestados en

los planos espirituales. El fenómeno es tan superior al que se produce en los

Planos Mentales que cualquier intento de descripción sólo serviría para producir

una gran confusión de ideas. Unicamente aquellos cuya mentalidad ha sido

cuidadosamente educada en la Filosofía Hermética durante años enteros, y los que

han traído consigo, de encarnaciones anteriores, el conocimiento adquirido

previamente, pueden comprender adecuadamente lo que significan las enseñanzas

referentes a los planos espirituales. Y muchas de ellas las guardan celosamente

los herméticos por considerarlas demasiado sagradas, importantes y hasta

peligrosas, como para divulgarlas públicamente. El estudiante inteligente

comprenderá lo que esto significa si dijéramos que el significado de la palabra

"Espíritu", tal como lo usan los herméticos, es sinónimo de "poder viviente", de

fuerza animada, de esencia interna o vital, etc., significación que no debe

confundirse con lo que generalmente se atribuye al término en cuestión:

"religioso, eclesiástico, espiritual, etéreo, santo, etc." El ocultista emplea

la palabra Espíritu en el sentido de "principio animador", lo que lleva consigo

la idea de poder, de energía viviente, de fuerza mística, etc. El ocultista sabe

muy bien que lo que él conoce como poder espiritual puede ser empleado con fines

buenos o malos (de acuerdo con el principio de polaridad), hecho que ha sido

reconocido por la mayoría de las religiones en sus concepciones de Satanás,

Belcebú, el Diablo, Lucifer, Ángeles caídos, etc. por esta razón el conocimiento

referente a esos planos ha sido mantenido en el secreto, en el Santuario de los

Santuarios de todas las fraternidades esotéricas y órdenes ocultas. Ha sido

guardado en la más secreta cámara del Templo. Pero, y esto si podemos decirlo,

los que han alcanzado grandes poderes espirituales y los han empleado mal se han

creado un Destino terrible, y la oscilación del péndulo del Ritmo

inevitablemente los llevará al otro extremo de la existencia material, desde

cuyo punto tendrán que volver nuevamente a hacer el mismo camino a lo largo de

las múltiples espirales del Sendero, pero siempre tendrán como castigo el

recuerdo vibrante de las cumbres donde cayeron debido a su mal obrar. Las

leyendas sobre los ángeles caídos tienen una base real, como saben todos los

ocultistas. La lucha interesada por el poder en los planos espirituales

inevitablemente produce que el alma egoísta pierda su equilibrio espiritual y

caiga tan abajo como había ascendido. Pero, aun a estas almas, se les presenta

la oportunidad de volver sobre sus pasos, y hacen la jornada de vuelta pagando

la tremenda penalidad, de acuerdo con la invariable ley.

 

Para concluir, recordamos que, de acuerdo con el principio de Correspondencia

que encierra la verdad de que "como arriba es abajo, como abajo es arriba",

todos los siete principios herméticos están en plena operación en los diversos

planos, físico, mental y espiritual. El Principio de la Substancia Mental se

aplica, por supuesto, a todos los planos, porque todos están en la mente del

TODO. El Principio de Correspondencia se manifiesta en todos, porque existe

analogía, acuerdo, correspondencia y concordancia entre los varios planos. El

Principio de Vibración se manifiesta también en todos los planos, pues las

diferenciales que los dividen son consecuencia de la vibración, como ya hemos

explicado. El Principio de Polaridad se manifiesta en cada plano, siendo los

extremos o polos aparentemente opuestos y contradictorios. El Principio del

ritmo se manifiesta en cada plano, con flujo y reflujo, ascenso y descenso,

ingreso y egreso. El Principio de Causa y Efecto se manifiesta en cada plano,

teniendo todo efecto su causa y toda causa su efecto. El Principio de Género se

manifiesta en cada plano, estando siempre expresada la energía creadora y

operando mediante los aspectos masculino y femenino.

 

"Como arriba es abajo, como abajo es arriba". Los milenarios axiomas herméticos

encierran los grandes principios de los fenómenos universales. Conforme vayamos

considerando los restantes principios, veremos cada vez más clara la verdad de

la naturaleza universal de este gran Principio de Correspondencia.

 


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CAPITULO XIII: GENERO

 

 

"El género está en todo, todo tiene su principio masculino y femenino; el género

se manifiesta en todos los planos".

 

EL KYBALION.

 

 

EL Séptimo Gran Principio Hermético - el Principio de Género - encierra la

verdad de que el género se manifiesta en todas las cosas, de que los principios

masculinos y femeninos están siempre presentes en plena actividad en todos los

fenómenos y en cada uno de los planos de la vida. En este punto es bueno llamar

la atención sobre el hecho de que el Género, en su sentido hermético, y el sexo,

en la acepción ordinariamente aceptada del término, no son lo mismos.

 

La palabra "género" deriva de la raíz latina que significa "concebir, procrear,

generar, crear, producir". Un momento de consideración sobre el asunto

demostrará que esa palabra tiene un significado mucho más amplio y general que

el término "sexo", pues este se refiere a las distinciones físicas entre los

seres machos y hembras. El sexo no es más que una mera manifestación del Género

en cierto plano del Gran Plano Físico: el de la vida orgánica. Es necesario que

esta distinción se imprima en la mente, porque ciertos escritores que han

adquirido algunas nociones de filosofía hermética han tratado de identificar

este séptimo principio con estúpidas y a veces reprensibles teorías y enseñanzas

concernientes al sexo.

 

El oficio del género es solamente el de crear, producir, generar, etc., y sus

manifestaciones son visibles en todos los planos fenomenales. Es un tanto

difícil aportar pruebas de esto siguiendo las líneas científicas, porque la

ciencia no ha reconocido todavía a este principio como de aplicación universal.

Pero, así y todo, van produciéndose algunas pruebas provenientes de fuentes

científicas. En primer lugar, encontramos una manifestación distinta del

Principio del Género entre los corpúsculos, iones o electrones, que constituyen

las bases de la materia como la ciencia lo reconoce actualmente, y que, al

constituir determinadas combinaciones, forman el átomo, que anteriormente se

consideraba como el punto final e indivisible.

 

La última palabra de la ciencia es que el átomo está compuesto por una multitud

de corpúsculos, electrones o iones (diversos nombres de la misma cosa), que

giran unos en torno de otros y vibran con un elevado grado de intensidad. Pero

se postula además que la formación del átomo se debe realmente a que los

corpúsculos negativos se pongan a girar en torno de uno positivo. Los

corpúsculos positivos parecen ejercer cierta influencia sobre los negativos,

impulsando a estos a constituir ciertas combinaciones que dan como resultado la

"creación" o "generación" de un átomo. Y esto está perfectamente de acuerdo con

las más antiguas enseñanzas herméticas, que han identificado siempre al

principio masculino del género con lo "positivo" y al femenino con lo

"negativo", como en la electricidad, por ejemplo.

 

Puédese agregar ahora que la mente pública se ha formulado una impresión

completamente errónea sobre las cualidades del llamado "polo negativo" de la

materia electrizada o magnetizada. Los términos positivos y negativos han sido

pésimamente aplicados a este fenómeno. La palabra "positivo" significa algo real

y fuerte en comparación con la irrealidad o debilidad del negativo. Pero nada

está más lejos de los hechos reales de los fenómenos eléctricos. El polo

negativo de la batería es realmente el polo en y por el cual se manifiesta la

generación o producción de formas y energías nuevas. Nada hay de "negativo" en

él. Los hombres de ciencia de mayor autoridad están actualmente empleando la

palabra "cátodo" en vez de "negativo", derivando cátodo de una raíz griega que

significa "desciende, el recorrido o camino de la generación", etc. Del cátodo

emerge el torbellino de electrones o corpúsculos; del mismo polo surgen esos

maravillosos "rayos" que han revolucionado las concepciones científicas durante

la pasada década. El polo catódico es la madre de todos los extraños fenómenos

que han convertido en inútiles a los antiguos libros de texto y que han hecho

que teorías mucho tiempo aceptadas hayan sido relegadas al montón de los

desechos de las especulaciones científicas. El cátodo, o polo negativo, es el

principio madre de los Fenómenos Eléctricos y de las más sutiles formas de

materia que la ciencia conoce actualmente. De manera, pues, que existen

poderosas razones que impulsan a rechazar el término "negativo", insistiendo en

sustituirlo por la palabra "femenino" en vez del término antiguo. Los hechos nos

conducen a esto, sin tener en cuenta para nada la doctrina hermética, y, por

consiguiente, emplearemos la palabra "femenino" en vez de "negativo" al hablar

de dicho polo de actividad.

 

Las últimas enseñanzas científicas dicen que los corpúsculos o electrones

creadores son femeninos. (La ciencia dice que "están compuestos por electricidad

negativa" y nosotros que están compuestos por energía femenina).

 

Un corpúsculo femenino se destaca, o mejor dicho, deja a un corpúsculo masculino

y comienza una nueva carrera. Activamente busca una unión con un corpúsculo

masculino, animado por el impulso natural a crear nuevas formas de materia o

energía. Cierto autor va aun más lejos y dice que "enseguida busca, por su

propia voluntad, una unión"... este desprendimiento y unificamiento forman la

base de la mayor parte de las actividades en el mundo químico. Cuando un

corpúsculo femenino se une a otro masculino, empieza determinado proceso. Las

partículas femeninas vibran más intensamente bajo la influencia de la energía

masculina y giran rápidamente en torno de esta última. El resultado es el

nacimiento de un nuevo átomo. Este nuevo átomo está compuesto realmente por una

unión de electrones masculinos y femeninos, pero cuando la unión se efectúa el

átomo es una cosa separada, que posee ciertas propiedades, pero que ya no

manifiesta más la propiedad de electricidad en libertad. El proceso del

desprendimiento o separación de los electrones femeninos se llama "ionización.

Estos electrones o corpúsculos son los obreros más activos en el campo de la

Naturaleza. De sus uniones o combinaciones surgen las diversas manifestaciones

de la luz, del calor, de la electricidad, del magnetismo, de la atracción, de la

repulsión, de las afinidades químicas y sus contrarios, así como otros fenómenos

de índole similar. Y todo surge de la operación del principio de género en el

plano de la energía.

 

El papel del principio masculino parece ser el de dirigir a cierta energía

inherente hacia el principio femenino, poniendo así en actividad el proceso

creador. Pero el principio femenino es el único que ejecuta siempre el trabajo

activo creador en todos los planos absolutamente. Pero, sin embargo, cada

principio es incapaz de energía operadora sin la ayuda del otro. En algunas de

las formas de la vida los dos principios se combinan en un solo organismo. Por

esta razón, todo en el mundo orgánico manifiesta ambos géneros: siempre está el

principio masculino presente en la forma femenina. Las enseñanzas herméticas

comprenden en gran parte la operación de los dos principios del género en la

producción y manifestación de las diversas formas de energía, etc., pero no es

necesario entrar en detalles sobre el mismo en este asunto, pues no es posible

endosarlas momentáneamente con pruebas científicas que aun no existen, debido a

que la ciencia no ha progresado todavía suficientemente. Pero el ejemplo

expuesto sobre los fenómenos de los electrones o corpúsculos demuestra que la

ciencia está en el verdadero camino y también da una idea general sobre los

principios subyacentes.

 

Algunos investigadores científicos han anunciado su creencia de que, en la

formación de los cristales, se encuentra algo que corresponde a una especie de

actividad sexual, lo que es una prueba más de la dirección de donde sopla el

viento actualmente sobre el campo de la ciencia.

 

Y cada año que pasa aportará nuevos hechos que corroborarán la exactitud del

Principio Hermético de Género. Se encontrará que el género está en operación

constante, manifestándose en todo el campo de la materia inorgánica, así como en

el campo de la energía o fuerza. La electricidad se considera actualmente como

"algo" en lo que todas las demás formas de energía se mezclan o disuelven. La

Teoría Eléctrica del Universo es la última doctrina científica emitida, y está

adquiriendo rápidamente gran popularidad y aceptación. Y de esto se deduce que,

si hemos podido descubrir en el fenómeno de la electricidad, en la misma raíz o

fuente de sus manifestaciones, una evidencia clara e inequívoca de la presencia

del género y de sus actividades, se puede afirmar sin miedo que la ciencia

llegará, últimamente, a ofrecer pruebas de la existencia, en todos los fenómenos

del universo, de ese gran principio hermético: el Principio de Género.

 

No es necesario perder el tiempo hablando del conocido fenómeno de la "atracción

y de la repulsión" de los átomos, de la afinidad química, de los amores y odios

de las moléculas, de la atracción o cohesión entre las partículas de la materia.

Esos hechos son harto conocidos como para exigir mayores comentarios. Pero, ¿ se

ha pensado alguna vez en que todas esas cosas no son más que manifestaciones del

principio de Género? ¿No se ve claramente que el fenómeno es general, trátese de

corpúsculos, moléculas o electrones? Y todavía más: ¿no es enteramente razonable

y lógica la enseñanza hermética que afirma que la misma ley de la gravitación -

esa extraña atracción por la cual todas las partículas y cuerpos en el universo

tienden unos hacia otros - no es sino otra manera de manifestarse del principio

del género, que opera en la dirección de atraer las energías masculinas hacia

las femeninas y viceversa? No es posible ofrecer pruebas científicas por el

momento, pero si se examinan los fenómenos a la luz de las doctrinas herméticas

sobre el asunto se verá que no existe hipótesis alguna mejor que la actual, que

explique los problemas. Sométanse todos los fenómenos físicos a la prueba, y se

verá que el principio del género se hace evidente.

 

Pasemos ahora a considerar la operación de este principio en el plano mental.

Muchos hechos interesantes están esperando nuestro examen.

 

 


 

 

 

CAPITULO XIV:  

    GÉNERO MENTAL

 

 

Los estudiantes de psicología que han seguido atentamente el tren del

pensamiento moderno en lo que respecta a los fenómenos mentales habrán quedado

extrañados de la rara insistencia de la idea o concepto de la dualidad mental

que se ha manifestado tan fuertemente durante los diez o quince años últimos, y

que ha dado origen a gran número de plausibles teorías concernientes a la

naturaleza y constitución de esa "doble mente". El difunto Thomson J. Hudson

alcanzó gran popularidad en 1983 al enunciar su conocida teoría sobre las

"mentes objetiva y subjetiva", que, según sostenía, existían en cada individuo.

Otros autores han llamado igualmente la atención con sus teorías referentes a

las mentes "consciente y subconsciente", mentes voluntaria e involuntaria, mente

activa y pasiva, etc. Esas teorías podrán diferir según cada autor, pero siempre

queda el principio básico que es el de la dualidad mental.

 

El estudiante de la filosofía hermética se siente tentado por la sonrisa cuando

lee y oye hablar de esas numerosas teorías nuevas, respecto a la dualidad d3e la

mente, adhiriéndose cada escuela tenazmente a su propia doctrina, proclamando

cada una con empeño que ha sido ella la que ha descubierto la verdad. El

estudiante que hojee el libro de la historia oculta encontrará en su mismo

principio referencias a las antiguas enseñanzas herméticas sobre el principio

del género. Y si prosigue su examen, encontrará que esa antigua filosofía

conoció el fenómeno de la dualidad mental y la explicó mediante la teoría del

género en la mente. Este concepto del género mental puede ser explicado en pocas

palabras a los estudiantes que ya se han familiarizado con las teorías modernas

que aluden al mismo. El principio masculino de la mente corresponde a la llamada

mente objetiva, mente consciente, mente voluntaria o activa, etc., en tanto que

el principio femenino corresponde a la llamada mente subjetiva, subconsciente,

involuntaria, pasiva, etc.

 

Por supuesto, la enseñanza hermética no concuerda con las muchas teorías

modernas concernientes a las dos fases de la mente, ni admite muchos de los

hechos proclamados por esas escuelas en apoyo de ese doble aspecto. Si indicamos

la base de la concordancia es para facilitar al estudiante la asimilación de los

conocimientos adquiridos con anterioridad sobre la filosofía hermética. Los

estudiantes de Hudson conocerán la proposición que se hace en el principio del

segundo capítulo de su obra "The Law of Psychic Phenomena" (la Ley de los

Fenómenos Psíquicos), que dice: "la jerigonza mística de los filósofos

herméticos expresa la misma idea general"... o sea la dualidad de la mente. Si

el doctor Hudson se hubiera tomado el trabajo de descifrar algo más "la

jerigonza mística de la Filosofía Hermética" hubiera recibido mucha luz sobre el

punto de la dualidad de la mente; pero entonces, quizás, su obra más interesante

no hubiera sido escrita. Consideremos ahora las enseñanzas herméticas

concernientes al género mental.

 

Los instructores herméticos imparten enseñanzas concernientes a este punto,

pidiendo a sus discípulos que se atengan al proceso de su propia conciencia, a

su propio yo. El discípulo fija entonces su atención internamente sobre el ego

que está en cada uno de nosotros. Cada estudiante ve que su propia conciencia le

da como primer resultante de la existencia de su yo: "Yo Soy". Esto, al

principio, parece ser la palabra final de la conciencia, pero un examen ulterior

desprende el hecho de que esto "yo soy" puede separarse en dos partes distintas

o aspectos que, si bien trabajan al unísono y en conjunción, sin embargo puede

ser separadas en la conciencia.

 

Si bien al principio parece que solo existe un único Yo, un examen más cuidadoso

revela que existe un "yo" y un "mí". Este par mental difiere en características

y naturaleza, y el examen de esta, así como de los fenómenos que surgen de la

misma, arrojan gran luz sobre muchos de los problemas de la influencia mental.

 

Comencemos considerando el "mí", que generalmente se confunde con el "yo", si no

se profundiza mucho en los recesos de la conciencia. El hombre piensa de sí

mismo (en su aspecto de "mí" o "me") como si estuvieran compuesto por ciertos

sentimientos, agrados, gustos, y disgustos, hábitos, lazos especiales,

características, etc., todo lo cual forma su personalidad, o el ser que conoce

él mismo y los demás. El hombre sabe que estas emociones y sentimientos cambian,

que nacen y mueren, que están sujetos al principio del Ritmo y al de la

Polaridad, cuyos principios lo llevan de un extremo a otro. También piensa de sí

mismo como cierta suma de conocimientos agrupados en su mente, que forman así

una parte de él.

 

Éste es el "mí" o "me" del hombre.

 

Pero quizás hemos precedido demasiado aprisa. El "mí" de muchos hombres está

compuesto en gran parte de la conciencia que tiene de su propio cuerpo y de sus

apetitos físicos, etc. Y, estando su conciencia limitadas en alto grado a su

naturaleza corporal, prácticamente "viven allí2. Algunos hombres van tan allá en

esto que consideran su apariencia personal como parte de su "mí", y realmente la

consideran parte de sí mismo. Un escritor dijo con mucho humorismo en una

oportunidad que el hombre se compone de tres partes: "Alma, cuerpo y vestidos".

Y esto haría que muchos perdieran su personalidad si se les despojara de sus

vestidos. Pero, aun aquellos que no están tan estrechamente esclavizados con la

idea de su apariencia personal, lo están por la conciencia de sus cuerpos. No

pueden concebirse sin él. Su mente les parece que es algo "que pertenece" a su

cuerpo, lo que, en muchos casos, es realmente cierto.

 

Pero conforme el hombre adelanta en la escala de la conciencia, va adquiriendo

el poder de desprender a su "mí" de esa idea corporal, y puede pensar de su

cuerpo que es algo "que pertenece" a su propia parte mental. Pero aun entonces

es muy capaz de identificar el "mí" completamente con sus estados mentales,

sensaciones, etc., que siente existen dentro de él. E identificará esos estados

consigo mismo, en vez de estimarlos como simples "cosas" producidas por su

mentalidad, existentes en él, dentro de él y proviniendo de él, pero que, sin

embargo, no son él mismo. Puede comprobar también que esos estados cambian

mediante un esfuerzo volitivo, y que es capaz de producir una sensación o estado

de naturaleza completamente opuesta de la misma manera, y, sin embargo, sigue

existiendo siempre el mismo "mí". Después de un tiempo, podrá así dejar a un

lado esos diversos estados mentales, emociones, sentimientos, hábitos,

cualidades, características y otras posesiones personales, considerándolas como

una colección de cualidades, curiosidades o valiosas posesiones del "no mí".

Esto exige mucha concentración mental y poder de análisis de parte del

estudiante. Pero ese trabajo es posible, y hasta los que no están muy

adelantados pueden ver, en su imaginación, como se realiza el proceso descripto.

 

Después de realizado ese ejercicio el discípulo se encontrará en posesión

consciente de un "Ser" que puede ser considerado bajo su doble aspecto del "yo"

y de "mí". El "mí" se sentirá como algo mental en lo que pueden producirse los

pensamientos, ideas, emociones, sentimientos y otros estados mentales. Puede ser

considerado como si fuera la "matriz mental", según decían los antiguos, capaz

de generar mentalmente. Este "mí" se denuncia a la conciencia poseyendo poderes

de creación y generación latentes, de todas clases. Su poder de energía creadora

es enorme, según puede sentirlo uno mismo. Pero, a pesar de todo, se tiene la

conciencia de que debe recibir alguna forma de energía, bien del mismo "yo",

inseparable compañero, o bien de algún otro "yo", a fin de que así pueda

producir sus creaciones mentales. Esta conciencia aporta consigo una realización

de la enorme capacidad de trabajo mental y de poder creador que encierra.

 

El estudiante encuentra pronto que no es todo lo que hay en conciencia íntima,

pues ve que existe un algo mental que puede "querer" que el "mí" obre de acuerdo

con cierta línea creadora y que, sin embargo, permanece aparte, como testigo de

esa creación mental. A esta parte de sí mismo se le da el nombre del "yo". Y

puede reposar en su conciencia a voluntad. Allí se encuentra, no una conciencia

de una capacidad de generar y crear activamente en el sentido del proceso

gradual común a las operaciones mentales, sino más bien de la conciencia de una

capacidad de proyectar una energía del "yo" al "mí": "Querer" que la creación

mental comience y proceda.

 

También se experimenta que el "yo" puede permanecer aparte, testigo de las

operaciones o creaciones mentales del "mí". Este doble aspecto existe en la

mente de toda persona, el "yo" representa al Principio Masculino del género

mental, y el "mí" al Principio Femenino. El "yo" representa el aspecto de Ser;

el "mí" el aspecto de "devenir". Se notará que el principio de correspondencia

opera en este plano lo mismo que en el que se realiza la creación del Universo.

Los dos son parecidos, si bien difieren enormemente de grado. "Como arriba es

abajo, como abajo es arriba".

 

Estos aspectos de la mente - los principios masculinos y femeninos - el "yo" y

el "mí" - considerados en relación con los fenómenos psíquicos y mentales ya

conocidos, dan la clave maestra para dilucidar la operación y manifestación de

esas nebulosas regiones de la mente. El principio del género mental aporta la

verdad que se encierra en todo el campo de los fenómenos de influencia mental.

 

La tendencia del principio femenino es siempre la de recibir impresiones,

mientras que la tendencia del masculino es a darlas o a expresarlas. El

principio femenino tiene un campo de acción mucho más variado que el masculino.

El principio femenino conduce el trabajo de generar nuevos pensamientos,

conceptos, ideas, incluso la obra de la imaginación. El masculino se contenta

con el acto de "querer" en sus varias fases. Sin embargo, sin la ayuda activa de

la voluntad del principio masculino, el femenino puede contentarse con generar

imágenes mentales que son el resultado de impresiones recibidas del exterior, en

vez de producir creaciones mentales originales.

 

Las personas que pueden prestar continuada atención a un sujeto emplean

activamente ambos principios mentales: el femenino, en el trabajo activo de la

generación mental, y el masculino en estimular y dar energía a la porción

creadora de la mente. La mayoría apenas hace uso del principio masculino, y se

contenta con vivir de acuerdo con los pensamientos e ideas que se filtran en su

"mí" y provienen del "yo" de otras mentalidades. Pero no es nuestro propósito

detenernos en esta faz del asunto, cosa que puede estudiarse en cualquier

tratado bueno de psicología, con la clave ya indicada sobre el género mental.

 

El estudiante de los fenómenos psíquicos conoce la realidad de los maravillosos

fenómenos clasificados como telepatía, influencia mental, sugestión, hipnotismo,

etc. Muchos han buscado explicación a estas diversas fases de los fenómenos,

siguiendo las teorías de dualidad mental promulgadas por los diferentes

instructores. Y, hasta cierto punto, están en lo cierto, porque, realmente

existe una manifestación clara y definida de dos fases distintas de actividad

mental. Pero si esos estudiantes consideran esa dualidad a la luz de las

enseñanzas herméticas concernientes a la vibración y al género mental, verían

que la clave tan buscada la tienen al alcance de la mano.

 

En los fenómenos telepáticos se ve que la energía vibratoria del principio

masculino se proyecta hacia el principio femenino de otra persona, y que esta

última absorbe ese pensamiento y le permite desarrollarlo y madurarlo. En la

misma forma obra la sugestión y el hipnotismo. El principio masculino de una

persona da la sugestión dirigiendo una corriente de energía o poder vibratorio

hacia el principio femenino de otra, y ésta, al aceptarla, la hace suya y piensa

en consecuencia. Una idea así alojada en la mente de otra persona crece y se

desenvuelve, y a su tiempo es considerada como una verdadera creación mental del

individuo, mientras que en realidad no es más que el huevo de un cuco puesto en

el nido del gorrión, pues aquel pájaro pone sus huevos en un nido ajeno. El

proceso normal es que el principio masculino y el femenino de una persona obren

coordinada y armoniosamente conjuntamente. Pero, desgraciadamente, el principio

masculino del hombre corriente es demasiado inerte y perezoso para obrar y el y

el despliegue de poder volitivo es muy ligero, y, en consecuencia, la mayoría

está dirigida por las mentes y voluntades de los demás a quienes se permite

querer y pensar por uno mismo. ¿Cuántos pensamientos u obras originales hace el

hombre corriente? ¿No es la mayoría de los hombres simple sombra o eco de los

que tienen una mente o voluntad más fuerte que la suya? La perturbación proviene

de que el hombre corriente descansa casi completamente en su conciencia del "mí"

y no comprende que, realmente tiene un "yo". Está polarizado en su principio

femenino mental, y su principio masculino, en el que reside la voluntad, está

inactivo e inerte.

 

El hombre fuerte del mundo manifiesta invariablemente el principio masculino de

voluntad, y su fuerza depende materialmente de este hecho. Y en vez de vivir en

las impresiones que le producen otras mentalidades, domina su propia mente,

mediante su voluntad, obteniendo así la clase de imágenes mentales que quiere y

domina y dominando así también las mentes ajenas de la misma manera.

 

Contémplese un hombre fuerte y véase como se las arregla para implantar sus

gérmenes mentales en la mente de las masas, obligándolas así a pensar de acuerdo

con sus deseos. Este es el porqué las masas son como rebaños de carneros, que

nunca originan una idea propia ni emplean sus propios poderes y actividades

mentales.

 

La manifestación del género mental puede notarse en todas partes diariamente.

Las personas magnéticas son las que pueden emplear su principio masculino para

imprimir sus ideas sobre los demás. El actor que hace reír o llorar a la

concurrencia está haciendo uso de este principio. Igualmente sucede con el

orador, político, predicador o cualquier o cualquier otro que atraiga la

atención pública. La influencia peculiar que ejerce un hombre sobre otro es

debido a la manifestación del género mental según las líneas vibratorias ya

indicadas. En este principio está el secreto del magnetismo personal, de la

fascinación, etc., así como también de los fenómenos agrupados bajo el nombre de

hipnotismo.

 

El estudiante que se ha familiarizado con los fenómenos generalmente denominados

psíquicos habrá descubierto la importante parte que desempeña en los citados

fenómenos esa fuerza que la ciencia llama "sugestión", por cuyo término se

indica el proceso o método por el cual se transfiere una idea o se imprime sobre

la mente de otro, obligando así a la segunda mentalidad a obrar

concordantemente. Una verdadera comprensión de la sugestión es necesaria para

comprender inteligentemente los varios fenómenos psíquicos a que la sugestión da

origen. Pero aun es más necesario el conocimiento de la vibración y del género

mental, porque todo el principio sugestivo depende de estos.

 

Los escritores sobre la materia de sugestión dicen que la mente objetiva o

voluntaria es la que hace la impresión mental, o sugestión, sobre la mente

subjetiva o involuntaria. Pero no describen el proceso ni indican alguna

analogía mediante la cual sea más fácil comprender la idea. Si se contempla el

asunto a la luz de las enseñanzas herméticas, se verá que la energización del

principio femenino por la energía vibratoria del masculino está de acuerdo con

las leyes universales de la naturaleza, y el mundo natural ofrece innumerables

analogías que facilitan la comprensión del principio. En realidad, la doctrina

hermética afirma que la misma creación del universo obedece a dicha ley y que en

todas las manifestaciones creadoras sobre los planos espiritual, mental, y

físico, siempre está en operación el principio de género: la expresión de los

principios masculino y femenino. "Como es arriba es abajo, como es abajo es

arriba". Y aun más que esto: cuando se comprende este principio se es capaz de

clasificar inteligentemente de inmediato los variados fenómenos psicológicos, en

vez de quedarse confuso ante ellos. El principio realmente trabaja en la

práctica, porque está basado sobre las leyes universales e inmutables de la

vida.

 

No entraremos ahora en una dilucidación detallada de los diversos fenómenos

concernientes a la influencia mental o a la actividad psíquica. Hay muchos

libros, en su mayor parte muy buenos, que se han escrito últimamente sobre el

asunto. Los hechos principales señalados en esas obras son exactos, aunque los

diversos autores tratan de explicarlos por las diferentes teorías de su propia

cosecha. El estudiante puede familiarizarse con estas materias, y utilizando la

doctrina del género mental podrá coordinar convenientemente la masa caótica de

teorías y enseñanzas en conflicto, y podrá, además, adueñarse completamente del

asunto si a ello se sintiera inclinado. El objeto de esta obra no es el de dar

una explicación extensa de los fenómenos psíquicos, sino más bien el de indicar

sencillamente la clave maestra que abre las muchas puertas que conducen al

Templo del Saber, si se desea explorar su interior. Creemos que al examinar las

enseñanzas encerradas en el "Kybalion" es fácil encontrar la explicación de

muchas dificultades que confunden. De nada sirve entrar en detalles referentes a

las muchas características de los fenómenos psíquicos y mentales si al

estudiante le son dados los medios para comprender el asunto que atrae su

atención. Con la ayuda del "Kibalion" se puede entrar en cualquier biblioteca,

pues la antigua luz de Egipto iluminará las páginas confusas y los problemas

obscuros. Éste es el verdadero objeto de esta obra. No venimos a exponer una

filosofía nueva, sino a suministrar las bases fundamentales de la antigua

enseñanza universal que esclarece todas las doctrinas, y que servirá para

conciliar todas las teorías, por diferentes u opuestas que parezcan.

 

 


 

 

 

 

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